La fórmula cruzada


por Sergio Gilbert
Diario El Mercurio, Deportes,
viernes 29 de abril de 2011http://diario.elmercurio.com/2011/04/29/deportes/columna/noticias/0C8883E7-FB6A-402B-A9F0-C70727CF7562.htm?id={0C8883E7-FB6A-402B-A9F0-C70727CF7562}
 
Juan Antonio Pizzi y su equipo técnico se la jugaron,
al integrarse el año pasado a Universidad Católica,
por una serie de principios que hoy demuestran
haber sido acertados. Los resultados así lo indican.
 
El rosarino, ajeno a las directrices
impuestas por su antecesor -Marco Antonio Figueroa-,
fijó una ruta donde las sensaciones de peso ofensivo
dieron paso a la búsqueda de un fondo futbolístico
que le permitiera al equipo cruzado
desenvolverse con un fuerte equilibrio,
aún a costa de forjarse un estigma desabrido
al paladar de los seguidores más dogmáticos de la UC.
 
El primer mérito de Pizzi fue, entonces,
imponer su visión futbolística a aquellos que contrataron.
 
Y el segundo que sus jugadores asumieran como atractivo
un plan que no parecía serlo. O, al menos, eficaz para lograr sus objetivos.
 
No es poco. Gran parte de los jugadores de la Católica
venían de haber asimilado un esquema,
una forma de jugar que no sólo les permitía
erigirse como paladines del juego ofensivo (sin serlo, en realidad),
sino que también provocaba lucimientos personales
que obviamente reforzaban la autoestima.
 
Pizzi en cambio los viró.
 
Impuso como idea central el esfuerzo compartido,
la búsqueda de la gloria común y, lo más relevante,
la renuncia a toda forma de egocentrismo
(lo que no ha significado, por cierto,
que jugadores como Lucas Pratto hayan brillado).
 
Por eso es que no tuvo empacho
en cambiar jugadores de posición
(Rodrigo Valenzuela ha sido el paradigma),
descartó de plano la lista de "inamovibles",
aunque con ello algunos se sintieran disconformes
(Silva lo tuvo que entender), puso como mandamiento
que todo tiene que ver con las metas trazadas partido a partido
(de ahí los cambios permanentes de oncenas)
y, quizás lo más llamativo,
que el equilibrio termina dando más réditos
que algunas neuróticas -y caricaturescas- filosofías de ataque.
 
Es cierto. La elección de esta fórmula tiene algunos costos.
 
El principal, el de, como ya le ha pasado
en algunos partidos a la UC
(contra Vélez en San Carlos,
con Colo Colo en el Monumental),
parecer que se trata de un fútbol frío, calculador
y derechamente cicatero de acuerdo a su potencial.
 
Puede que sea así y que sea una tarea por resolver.
 
Pero en ningún modo aquello
se erige como un problema mayor,
o como la excusa para cambiar de rumbo.
 
Apenas como un antecedente para tener en cuenta por Pizzi
en el siguiente escalón de la evolución de su eficiente proceso.

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