Chile - Un país inusual

 
El mapa que representa a Sudamérica
muestra a un continente ancho,
pero cuyo borde occidental parece corrugado.
 
Es la Cordillera de los Andes,
el cordón montañoso más largo del planeta.
 
Justo entre las cumbres más altas
y el Océano Pacífico,
que a su vez es el más extenso del mundo,
se ubica Chile, una cinta de tierras montañosas.
 
En su porción más austral
estas montañas parecen hundidas en el mar;
únicamente las cumbres sobresalen como islas,
mientras que los valles se han convertido en fiordos.
 
No sólo la forma de este país es especial,
una serie de características lo diferencian.
 
Así, por ejemplo,
Chile es el país de los dos mil volcanes,
de los cuales cincuenta son activos
o lo han sido en épocas históricas.
 
En Chile hay más lagos y más glaciares
que en cualquier otro país de Sudamérica.
 
En Chile hay también tantas islas
que muchas aún no tienen nombre.
 
Incluso hay islas que contienen lagos
y en estos lagos hay a su vez otras islas.
 
Ningún país sudamericano
-y del mundo-
tiene un desierto tan seco
como el Desierto de Atacama,
ni una zona es más fría
que la que alberga
nuestros hielos continentales patagónicos.
 
No hay otra fosa marina en Sudamérica
tan profunda como la fosa de Taltal,
de más de 7.800 metros
de profundidad bajo el nivel del mar
y a sólo 350 kilómetros de este punto tan bajo,
está la cumbre más alta.
 
El volcán Ojos del Salado
que se encuentra a casi 14.700 metros
más alto que el fondo de la fosa.
 
En ningún lugar del mundo
existe un desnivel tan grande
en un espacio tan reducido.
 
A pesar de esta geografía tan diversa y variada,
la flora y la fauna no presentan la misma diversidad.
 
Son menos ricas que las de los países vecinos.
 
Aquí hay menos especies de plantas,
de animales terrestres
y de fauna de ríos y de lagos.
 
Este aparente contrasentido
aún no está bien aclarado.
 
La explicación más simple
sería el hecho de que en Chile
no existen bosques tropicales,
los que a su vez constituyen
la zona más rica en especies;
y, por el contrario,
las zonas áridas o frías,
que sí abundan en Chile,
contribuyen a la baja diversidad.
 
A estas razones climáticas,
los geólogos agregan
otros argumentos fascinantes.
 
Ellos han descubierto que gran parte
de la actual superficie de Chile
durante largos períodos geológicos
estuvo sumergida bajo el mar
y que, por otro lado, el levantamiento
de la Cordillera de los Andes
y la abundante actividad volcánica
han dificultado el establecimiento de fauna y flora.
 
Los volcanes han borrado la vida
de extensas zonas por más de una vez,
y los lugares barridos por la actividad volcánica
demoran muchos años en recuperarse.
 
Algunas plantas tardan siglos
en colonizar nuevamente
antiguas lenguas de lava.
 
Pero no sólo los geólogos
han tenido que sudar recorriendo el país,
tratando de encontrar una explicación
para los fenómenos que suceden
en este fascinante lugar.
 
Los ecólogos encuentran en Chile
igualmente un espectacular laboratorio
al aire libre, Chile es un libro abierto.
 
Por cierto, muy difícil de leer.
 
Al "leerlo" y tratar de interpretarlo,
no todos llegan a las mismas conclusiones.
 
Entre las afirmaciones más atrevidas de algunos
está la que dice que Chile es una "isla ecológica".
 
Una isla que está rodeada por agua en el oeste,
mientras en el norte limita con un árido desierto,
en el este con altas montañas
y en el sur con hielo y frío.
 
Por el hecho de estar aislada se explicaría
que se diferencie tanto de los países vecinos,
que tenga plantas y fauna propias.
 
Muchas especies comunes en países limítrofes
no han podido migrar hacia la "isla"
y por eso aquí la variedad
y el número de seres vivos
es aún muy inferior al de aquéllos.
 
Así se comprende, por ejemplo,
que de 400 especies de picaflores
que existen en América
sólo siete se encuentren en Chile;
o que de 300 especies de murciélagos
sólo once existan aquí.
 
Y a Chile no han podido llegar
ni tortugas terrestres, ni víboras
(aunque tenemos una que otra pequeña culebra),
ni ardillas ni jaguares.
 
Sin embargo, y aunque se puede afirmar
que Chile es una "isla", ésta es extensa
y está ubicada "cerca" del continente americano.
 
Por lo tanto, se debiera encontrar
cierta flora y fauna parecidas
a las de los países vecinos,
y de hecho las hay, como por ejemplo
las aves rapaces o las aves acuáticas.
 
Pero lo sorprendente es que
tanto zoólogos como botánicos
han descubierto que la mayoría de las plantas
y muchos animales no tienen parentesco
ni parecido alguno con los de los paises colindantes.
 
Por lo tanto, no pueden haber llegado
en migraciones recientes
desde el otro lado de la cordillera
o del otro lado del desierto.
 
Hay que buscar otra explicación.
 
Esta vez son los geólogos
quienes tratan de darla.
 
Ellos han encontrado fósiles de animales marinos
a gran altura en la Cordillera de los Andes,
pero, sin embargo, en la Cordillera de la Costa
no ha sucedido lo mismo.
 
Pareciera que, a diferencia
de lo que ocurre en la Cordillera de los Andes,
ciertas cumbres de la costa
son geológicamente mucho más antiguas
y jamás estuvieron sumergidas bajo el agua del mar.
 
Durante millones de años existieron
como una cadena de islas pequeñas
cubiertas de frondosa vegetación,
que a su vez albergaba insectos,
anfibios y otras especies de fauna,
las que sobrevivieron allí desde muy antiguo.
 
Una vez que desde el fondo del mar
emergieron las tierras que hoy forman Chile,
estas islas paulatinamente dejaron de ser tales,
transformándose en las cumbres
de la Cordillera de la Costa actual.
 
Como estos procesos
se produjeron en forma paulatina,
hubo tiempo para que parte de dicha flora y fauna
pudiera diseminarse, crecer y arraigarse en el Valle Central
y en la naciente Cordillera de los Andes.
 
Este sería posiblemente el origen de la mayoría
de la flora endemica que crece en el país
[más de 1.300 especies según National Geographic,
la que se encuentra vulnerable
-uno de los 50 hot spots del mundo-
ya que se ha perdido el 70% de aquel territorio
poblado por vegetación nativa endémica,
y del 30% restante, el 10% se encuentra
protegido en Reservas y Parques Nacionales].
 
Pero la colonización de esta "isla ecológica" aún continúa.
 
En 1968 se detectó por primera vez en el país,
un ejemplar de garza boyera,
una garza blanca oriunda de África
que en 1930 apareció en el Caribe,
donde se reprodujo y colonizó luego
todo el continente americano.
 
Recientemente se han encontrado
ejemplares hasta en la Antártica.
 
Los primeros nidos se hallaron recién
en 1980 en el norte de Santiago.
 
Hoy día es una especie común
que se integró a la avifauna chilena.
 
Si queremos ver abundancia de fauna en Chile,
sólo la encontraremos en la costa y el mar,
ya que nuestras orillas son bañadas
por el océano más extenso
y rico en especies del mundo.
 
Cerca del litoral continental
hay especies de aguas frías,
alrededor del Archipiélago de Juan Fernández
hay aguas subtropicales más cálidas
con especies diferentes, mientras que
en el mar de Isla de Pascua
las especies son francamente tropicales.
 
La Cordillera de los Andes
también alberga mucha fauna y vegetación.
 
Tratándose de un larguísimo cordón montañoso,
y a pesar de ser accidentado y volcánico,
ha podido servir, desde su aparición,
de puente para migraciones
de algunas especies y año tras año
sigue siendo usado como ruta
de muchas aves que en invierno
vuelan en busca de calor y alimento
hacia el norte y en primavera retornan al sur.
 
La región en que se encuentra
menor diversidad de vida
es el desierto de Atacama.
 
Se trata de un desierto de pequeña extensión
si lo comparamos con los demás desiertos del mundo,
pero es también el más seco, razón por la cual
seguramente es tan pobre de especies.
(Aunque la gaviota garuma,
en singular comportamiento evolutivo,
anida con éxito en pleno desierto,
en lugares alejados de la costa).
 
Las otras regiones ecológicas
relativamente pobres en especies
son la Zona Central y en especial
los bosques del sur de Chile.
 
Allí encontramos un excelente clima
en que podría prosperar
abundante flora y fauna,
pero es allí donde más se hace notar
el aislamiento de Chile,
donde mas se aprecia
el fenómeno "isla".
 
En las selvas siempre verdes
del sur la flora es exuberante,
sin embargo, se trata más bien
de pocas especies
que crecen en abundancia.
[Este es un fenómeno generalizado:
a mayor latitud, menor
la diversidad de especies].
 
La fauna de estos bosques
tampoco es muy variada.
 
A modo de ejemplo,
se puede mencionar que en ellos
vive sólo una especie de picaflor,
dos especies de loros,
y una especie de paloma silvestre.
 
Bosques con fisonomía parecida,
en otras latitudes, albergan
decenas de diversas especies.
 
Esto es precisamente
lo más interesante
de la naturaleza de Chile:
que es diferente,
con su cordillera de los Andes,
altiplano, estepa patagónica,
desierto de Atacama, zona central,
bosques, océano y costa marina,
aguas continentales, Antártica
e islas oceánicas,
es diferente del resto de América
y diferente al resto del mundo.
 
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Introducción a la Naturaleza de Chile
Jürgen Rottmann & Nicolás Piwonka
[Unisys, Santiago de Chile, 1987]
 
Nicolás Piwonka es un ex Georgean de la Class '72 (o por ahí)

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