...Estaba muy animada,
a pesar de que era patente
que había pasado por un horrible trance.
Se la veía mucho más blanca que las sábanas del hospital,
y sus ojos, sin maquillaje, parecían amoratados e hinchados,
como los de un niño lloroso. Se estaba recuperando de una neumonía.
"Tenía el pecho y los pulmones llenos de una especie de espeso fuego negro.
Tuvieron que hacerme un agujero en la garganta para drenarme el fuego.
Fíjate", dijo, señalándose una herida en la garganta obturada con un
pequeño tapón de goma.
"Si me quito esto, me quedo sin voz", y se lo quitó y, efectivamente,
se quedó sin voz,
cosa que me alteró de una manera que la divirtió.
Se estaba riendo, pero yo no oí su risa hasta que se reinsertó el tapón.
"Ha sido la segunda vez en mi vida que he sentido que me moría,
que he tenido la certeza. O tal vez la tercera. Pero ésta ha sido la más real.
Era como cabalgar sobre un mar encrespado.
Y deslizarse después tras la línea del horizonte.
Con el rugido del mar metido en la cabeza.
Supongo que en realidad era el ruido de mi dificultosa respiración.
"No", dijo, respondiendo a una pregunta, "no estaba asustada.
No tuve tiempo para estarlo. Estaba demasiado ocupada luchando.
No quería traspasar ese horizonte. Y no lo haré. Eso no me va".
...
Todo el mundo quiere vivir.
Incluso cuando no quieren,
cuando creen que no quieren...
...
Acerca de su relación con Richard Burton:
Gradualmente uno iba tomando conciencia
de la excesiva tensión entre ellos dos,
con constantes confrontaciones verbales,
una réplica reminiscente del marido y la mujer
de ¿Quién teme a Virginia Woolf?
A pesar de todo, era la tensión
de una aventura amorosa de dos personas
que han contraído un mutuo compromiso físico y psíquico.
Jane Austen afirmó en cierta ocasión
que toda la literatura giraba
en torno a dos temas: el amor y el dinero.
Richard Burton, un conversador excepcional,
abarcó el primer tema ("Amo a esta mujer.
Es la mujer más interesante y excitante que he conocido jamás")
y el segundo ("Me interesa el dinero. Nunca he tenido un centavo y
ahora lo tengo,
y quiero..., bueno, no sé que consideras ser rico, pero eso es lo que
quiero ser").
Estos dos asuntos, y la literatura; no actuar, sino escribir:
"Nunca quise ser actor. Siempre soñé con convertirme en escritor.
Y eso es lo que seré si se detiene todo este circo. Escritor".
Cuando dijo esto, los ojos de Elizabeth Taylor brillaron llenos de orgullo.
Su entusiasmo por aquel hombre iluminó la habitación
con la intensidad de un montón de farolillos japoneses.
Él salió del cuarto para descorchar otra botella de champán.
-Oh, nos peleamos -dijo ella-. Pero al menos vale la pena pelearse con él.
Es realmente brillante. Lo ha leído todo y puedo hablar con él;
no hay nada sobre lo que no pueda hablar con él.
Todos sus amigos..., Emlyn Williams le dijo
que era una locura casarse conmigo.
Él era un gran actor; podía convertirse en un gran actor.
Y yo no era nada. Una simple estrella de cine.
Pero lo más importante es lo que sucede
entre un hombre y una mujer que se aman.
O entre cualquier pareja que se ama.
-La lluvia me provoca somnolencia. No me apetece beber más champán.
No. No te vayas. Beberemos de todos modos. Y entonces,
o bien todo será maravilloso, o nos enzarzaremos en una gran pelea.
Él opina que bebo demasiado. Y yo sé que él lo hace.
Trato de seguir amándolo. Seguir adelante. Siempre quiero estar donde está él.
¿Te acuerdas cuando, hace mucho tiempo, te dije que había algo por lo
que quería vivir?
Cerro las cortinas y dirigió la mirada hacia mí, sin distinguirme;
Galatea escrutando algún remoto horizonte.
-Bueno, ¿que opinas?
- Pero era una pregunta que ya llevaba implícita la respuesta-.
¿Qué crees que será de nosotros?
Supongo que cuando encuentras lo que siempre has deseado,
eso no es el principio de un comienzo, es el principio del fin...
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