El campo de hielo que Santiago se está perdiendo

Por Sebastián Montalva W. y Daniela Elster
Diario El Mercurio, Revista del Domingo, 20 de marzo de 2011http://diario.elmercurio.com/2011/03/20/revista_del_domingo/_portada/noticias/6292C6B1-4E15-47B2-B50E-7B7F2B1F142E.htm?id={6292C6B1-4E15-47B2-B50E-7B7F2B1F142E}
 
 Como pocas ciudades, Santiago tiene al alcance de la mano un circuito
de glaciares que perfectamente podría convertirse en un destino de
interés mundial. Un par de esas masas -los glaciares Olivares y Juncal
Sur- están justo tras las montañas que uno ve desde la capital: un
gigantesco campo de hielo que prácticamente nadie conoce. ¿Por qué?
Por los portones que entorpecen los accesos.
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Corría julio de 2008. Elías Lira y Sven Gleisner estaban a punto de
conseguir lo que hace meses venían buscando: cruzar -por primera vez
en invierno- el imponente glaciar Olivares Gamma, en el llamado "Campo
de Hielo de Santiago". Sí. De Santiago de Chile. Un hito apenas
conocido, justo detrás de las montañas que flanquean a la ciudad, y
que está formado por enormes masas de hielo que, en conjunto, tienen
una superficie aproximada equivalente a un tercio del tamaño de la
capital.
 
Lira y Gleisner habían sido tenaces. No sólo llevaban siete días
acarreando un trineo lleno de equipos entre las montañas. No sólo
habían tenido que soportar fuertes nevazones, dormir en improvisadas
cuevas de hielo y escalar empinadas paredes de roca para llegar al
punto donde se encontraban. Además, habían tenido que sortear otro
obstáculo que resultó completamente fuera de su control: necesitaban
permiso.
 
Necesitaban permiso para poder entrar y poner sus pies en este
solitario rincón de los Andes.
 
Nunca lo consiguieron. Pero llegaron igual.
 
"Lo que más nos marcó y aún recordamos fue la experiencia de
adentrarse en lo inexplorado, y la soledad que nos rodeaba", dice hoy
Elías Lira, más interesado en contar el logro que en recordar los
inconvenientes que tuvieron.
 
"El glaciar es gigante. Dentro de los años que llevo haciendo
montañismo, es el sitio que más me ha marcado en términos de
aprendizaje. Es impresionante que a pesar de estar muy cerca de
Santiago se trate de un lugar súper aislado. Estando allí entiendes
que ya no es necesario ir a sitios como Campos de Hielo Sur para hacer
cosas de nivel".
 
El diario de la travesía de Lira y Gleisner es elocuente sobre las
dificultades para alcanzar este logro. "A poco andar de la mañana (del
12 de julio de 2008) las nubes comenzaron a disiparse y mostrarnos el
increíble lugar donde estábamos", escribe Elías. El montañista cuenta:
"Poco a poco comenzamos al fin a divisar el glaciar Olivares Gamma y
su rampla de hielo que separa la parte inferior del glaciar, con un
plateau superior rodeado de los cerros que veníamos a subir. El
paisaje era sencillamente cautivamente".
 
Los montañistas describen la escena que se encontraron. "La neblina
que surgía del glaciar se fusionaba con las nubes del horizonte y,
mientras tanto, los débiles rayos del sol iluminaban cada punto clave
de nuestro entorno y así nos mostraba la hermosura de un invierno en
el hielo".
 
Dos días después, tras soportar una intensa nevada y fuertes vientos,
los montañistas pudieron subir la rampla de hielo del glaciar y
establecer al fin campamento a los pies del cerro Bahamonde, a unos
4.400 metros de altitud. Al regreso los azotó una fuerte tormenta y se
vieron obligados a cavar una amplia cueva para dormir. Debían salir a
palear cada veinte minutos para evitar quedar atrapados. Finalmente
lograron salir. "Al final del día logramos llegar al plateau superior
del glaciar (4.500 metros) y establecer nuestro último campamento en
una isla de rocas en la cabecera norte del glaciar". Las anotaciones
en su cuaderno son elocuentes. "¡Habíamos logrado la primera travesía
longitudinal al glaciar Olivares Gamma, y aún estamos aquí!"
 
Para llegar al sistema de glaciares Olivares-Juncal Sur hay tres rutas
que parecen evidentes al observar los mapas. La primera es vía Los
Andes, por el camino Los Libertadores hacia el sector de Saladillo,
donde está el Yacimiento Río Blanco de Codelco Andina. Desde allí,
sólo 590 metros separan al glaciar Olivares Alpha de los caminos
vehiculares que tiene Codelco en el área del yacimiento. Pero un
control de acceso en Saladillo impide el paso.
 
La segunda ruta, también cercana, parte en Santiago, sigue por el
camino que bordea el río San Francisco, paralelo al Santuario de la
Naturaleza Yerba Loca. Por aquí se llega a la mina Los Bronces, de la
compañía Anglo American, donde otro portón restringe el acceso.
Algo más larga -al menos dos días de caminata hasta una pared muy
difícil de escalar; cinco días de excursión en total-, la tercera vía
parte en el Cajón del Maipo, siguiendo de sur a norte el curso del río
Olivares, donde también existe otra barrera. Esta vez, de la central
hidroeléctrica El Alfalfal, de AES Gener.
 
Lira y Gleisner no siguieron ninguna de estas rutas. Porfiados,
optaron por una diferente, más complicada: subieron hasta La Parva,
cruzaron el Paso del Cepo, remontaron los 15 kilómetros de la Vega
Honda (donde confluyen los ríos Cepo y Olivares), escalaron una
imponente pared de roca llamada Loma Rabona y, sólo entonces, se
montaron en el glaciar Olivares Gamma, su gran objetivo.
 
En esa ruta no había portones ni guardias. Allí no necesitaban permisos.
El valor del hielo
 
Cristián Donoso es uno de los exploradores más destacados de Chile, y
un apasionado por los sitios desconocidos. Como el campo de hielo de
Santiago.
 
"Son impresionantes las semejanzas entre los campos de hielo de
Santiago y de British Columbia, en Canadá, por dar un ejemplo de lo
que puede aportar al turismo la existencia de estos glaciares cerca de
una gran ciudad", dice y agrega: "Ambos están a 180 kilómetros de una
gran ciudad, siguiendo una carretera: Santiago en un caso; Calgari en
el otro".
 
Pero las diferencias también son notables. El de Columbia -"que tiene
una superficie similar al de Santiago (352 kilómetros cuadrados)",
según Donoso- es parte del Parque Nacional Banff y, según cifras
oficiales del sistema de parques canadienses, recibe más de cinco
millones de turistas por año. Así, el Banff se ha convertido en uno de
los parques más visitados de Norteamérica y genera ingresos por más de
6 billones de dólares a la economía local. "El de Santiago recibe cero
visitas", dice Donoso.
 
Por cierto, el campo de hielo metropolitano no sólo tiene potencial
turístico y económico. También científico. "Son la principal zona
englaciada en la cordillera del centro del país", comenta el
glaciólogo Cedomir Marangunic, del centro de investigaciones
Geoestudios. Junto con el sistema de glaciares
Universidad-Palomo-Cipreses-Cortaderas -en la Región de O'Higgins-, el
Olivares y Juncal Sur son los más grandes de la Zona Central.
Marangunic lleva años estudiándolos en terreno. A ellos ha llegado a
pie, en mula o -en la mayoría de sus últimas subidas- en helicóptero.
"Es un lugar diferente", cuenta. "Llama la atención encontrarse en un
anfiteatro natural muy amplio en la cordillera, rodeado de cumbres de
pendiente relativamente suave, donde desembocan estos glaciares".
El glaciólogo dice que él no ha tenido problemas para llegar hasta
estos hitos. "Debido a mi continuo trabajo en glaciares, yo y mi grupo
contamos siempre con los permisos y autorizaciones que requerimos".
Aún así, cree que no debiera haber restricciones en el acceso. "Lo de
'prohibido' me parece mal, pero también me parece mal la gran cantidad
de basura que suele quedar en los senderos de montaña y que veo
habitualmente", dice a modo de advertencia sobre la posible apertura
de los accesos a sitios como éste.
 
Opinión similar tiene el glaciólogo Gino Cassasa, del Centro de
Estudios Científicos de Valdivia. "Desde hace ya varias décadas que
existe este problema de acceso a zonas cordilleranas. En particular,
el nodo Olivares-Juncal Sur es un espectacular conjunto de glaciares
que está rodeado por el oeste y por el sur por propiedades
pertenecientes a grandes empresas mineras e hidroeléctricas. Aunque
existen conductos regulares para ingresar, claramente sería ideal
contar con sistemas de acceso más expeditos".
 
El muro de Santiago
 
Hace unos meses, el explorador Cristián Donoso publicó una columna en
los blogs de La Segunda donde, justamente, apuntaba a la existencia de
un "verdadero Muro de Berlín" en la zona del Cajón del Maipo, impuesto
por varias empresas instaladas en esta zona. Hoy, el tema está en el
centro de la polémica sobre todo por el caso del volcán Maipo, cuyo
acceso ha sido prohibido por la empresa Gasco, dueña de un fundo
privado aledaño de más de 97 mil hectáreas (ver recuadro). Lo mismo
ocurre con decenas de montañas situadas entre el cerro Juncal y el
mismo volcán Maipo. Algunas de las empresas involucradas permiten el
acceso, previa solicitud de permiso. Otras simplemente lo niegan,
aduciendo razones estratégicas o de seguridad.
 
En el caso de los glaciares Olivares-Juncal Sur, Codelco informó, a
través de su Gerente de Comunicaciones, Pablo Orozco, que era "muy
difícil o casi imposible compatibilizar en un mismo territorio la
operación minera con el turismo o el deporte aventura sin poner en
riesgo la seguridad de todos quienes participen en ellas y de los
propios trabajadores e instalaciones de Codelco"; pero que "en casos
excepcionales" se pueden coordinar visitas o excursiones tomando
contacto con División Andina de Codelco.
 
Elías Lira, quien hace unos años intentó seguir esta ruta, cuenta que
la empresa le exigió un seguro de vida con cobertura por 700 UF, lo
que finalmente lo llevó a desechar esta vía.
 
En la mina Los Bronces -otra de las posibles entradas al glaciar-
informaron que la empresa no otorgaba permisos.
 
Distinta es la situación en el acceso por el río Olivares. Aunque hay
un portón controlado por la empresa AES Gener, los terrenos del valle
corresponden a una reserva de Bienes Nacionales. En el ministerio y en
la empresa se informó que basta pedir el permiso con anticipación y
presentarlo en la puerta de la central para poder ingresar (contacto:
Patricia Muñoz, tel. 937 5325; pmunozv@bienes.cl).
 
Las soluciones
 
Varios montañistas, como el director del Club Alemán Andino Álvaro
Vivanco, lamentan el vacío legal en esta materia. La ley en Chile no
garantiza el libre acceso a las montañas, como si lo hace, por
ejemplo, con las playas. "En esta zona, la mitad de los cerros no
tiene nombre", dice Vivanco. "Es un sitio ideal para quienes quieren
abrir rutas, conquistar nuevas cimas. Lo mismo pasa en los glaciares
Olivares: tiene un gran potencial turístico".
 
Al respecto, en marzo del año pasado, el ahora ex senador Andrés
Allamand presentó un proyecto de ley que buscaba una garantía legal
para el acceso a valles de cordillera. La propuesta duerme en el
Congreso: no tiene urgencia y se encuentra desde el mismo día que
ingresó en la Comisión de Medio Ambiente y Bienes Nacionales. En
síntesis, el texto plantea que los dueños de terrenos colindantes con
tierras fiscales en la cuenca de la Cordillera de los Andes, que sean
superiores a 10 mil hectáreas y desde los cuales se pueda acceder a
altas cumbres principales, otorguen acceso gratuito a éstos para fines
turísticos, deportivos y científicos. Sin embargo, la iniciativa no
aborda los casos en que las montañas están dentro de predios privados.
"Considero que el cierre de grandes espacios para el desarrollo de
estas actividades resulta un freno a la posibilidad de esparcimiento,
al crecimiento del turismo de intereses especiales y a la actividad
científica", dice Allamand sobre las razones que tuvo para presentar
el proyecto. "Chile es naturalmente un país de montaña. Y por lo
mismo, son cada vez más las personas que practican actividades ligadas
a los Andes. Es también, crecientemente, el destino elegido por
montañistas del extranjero, quienes usualmente conforman un segmento
de alto poder adquisitivo y alto nivel de gasto en el país", agrega.
Cristián Donoso plantea otras soluciones para el caso del "campo de
hielo de Santiago": hacer caminos alternativos para no pasar por estos
yacimientos.
 
Una posibilidad de acceso sería el valle del estero Yerba Loca.
Subiendo hacia Farellones, en la curva 15, hay un desvío que conduce a
la zona de picnic de Villa Paulina: desde ahí, siguiendo hacia el
interior del valle, el campo de hielo quedaría a sólo 15 kilómetros.
"Si se construyera un teleférico, como los que existen en los Alpes, a
lo largo de esos 15 kilómetros -explica Donoso-, sería factible
conectar a Santiago con esos glaciares. Con este teleférico, más el
nuevo camino que se proyecta construir a Farellones, se podría acceder
a estos campos de hielo desde la Plaza San Enrique, por una ruta que
tendría sólo 40 kilómetros".
 
Pero hay otra opción, que evitaría intervenir el paisaje de Yerba
Loca: la del valle del estero Barriga, al que se llega desde Los Andes
por la ruta internacional Los Libertadores. En el fondo de ese valle,
cruzando el portezuelo Barriga, hay acceso al glaciar Olivares Gamma.
¿El problema? La barrera que Codelco Andina tiene instalada en
Saladillo para controlar el paso al Yacimiento Río Blanco. ¿La
solución? Donoso propone que Codelco mueva esa barrera y la ponga más
cerca del yacimiento. "Así podría liberarse el paso a la entrada del
valle del estero Barriga, abriendo la posibilidad de llegar a los
colosales campos de hielo de Santiago". Pero en Codelco no lo ven
posible: dicen que ese punto "marca el inicio del sector que Codelco
necesita resguardar como área industrial".
 
Según Donoso, existe allí un camino vehicular que permite llegar a tan
sólo 640 metros del glaciar Olivares Gamma. Esta ruta hoy está
intransitable por falta de mantención, pero el explorador sostiene que
bastaría habilitar 5 a 10 kilómetros de vía por el valle del estero
Barriga para dejar a Santiago comunicado con sus campos de hielo: en
auto "y a través de su impecable Camino Internacional".
 
Mientras eso no ocurra, a los capitalinos que no son montañistas ni
senderistas con permiso, sólo les quedará imaginarse estas formidables
masas de hielo que se esconden ahí no más: detrás de la cordillera.
A diferencia de lo que ocurre con las playas, la ley en Chile no
garantiza el libre acceso a las montañas.
 
El campo de hielo de Columbia, en Canadá, recibe cinco millones de
visitas al año. El de Santiago, cero.
 
 Las otras barreras
 
El volcán Maipo se ha convertido en un símbolo de este tema. Su acceso
principal está controlado por el portón del fundo Cruz de Piedra,
propiedad de Gasco. Según la empresa, la prohibición para pasar se
debe a razones estratégicas (como resguardar el gasoducto Gasandes),
de seguridad y de protección ambiental. De todos modos, Gasco anunció
que está elaborando un procedimiento especial para montañistas que
debería comenzar a regir a fines de este año.
 
Otro lugar emblemático es el sector de Laguna Negra, vecina al Embalse
El Yeso, que está en un terreno de Aguas Andinas. Desde aquí sale un
sendero que conduce al cerro Peladeros, considerado el santuario más
austral del imperio inca. El acceso está prohibido porque "son
recintos privados y una fuente de captación y reserva de agua cruda
para los habitantes de Santiago", dicen en la empresa

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