DEDICADO SIN DESCANSO A DARSE TIEMPO...(por UU.GG.)

Es muy bello y profundo
eso que expresara
el poeta Diego Maquieira
de que la poesía habla al oído:
hablar al oído es
el idioma más universal
de todas las lenguas...
 
La unidad entre sonido y sentido,
la armonía en la forma y fondo;
en lo qué se dice y cómo se dice,
imbricados de manera que sean capaces
de transmitir una tremenda energía
y algo de verdad, también.
 
--
 
El único consejo que me dio mi padre
al casarme, fue que hasta el tono
lo que se dice, importa.
 
No basta con tener la razón,
hay que convencer a otros
para que te den la razón.
 
---
 
También hay una sabiduría en eso
que sintetiza Maquieira como un programa:
eso de dedicarse 'sin descanso a darse tiempo'.
 
En esa aparente frescura expresada
en el 'luchar por no esforzarse'
hay un especie de proceso budista-tao-zen
que hace tanta falta en Occidente,
no para justificar una flojera "care' raja"
que pretenda vivir a costa de los demás,
sino más bien esa capacidad
de mantener una actitud equilibrada
que se contraponga
a la moledora de carne y cerebro,
máquina de movimiento perpetuo
sin sentido, sin ton ni son,
aunque muy bullanguera,
autodestructiva y depredadora
dedicada a perpetrar
cada barbaridad sin nombre,
a un ritmo demencial
y que no da respiro
e impide, no sólo
el restablecimiento
de los ritmos naturales
de regeneración,
o al menos
una remota posibilidad
de revertir el proceso,
sino que incluso hace que colapse
la unidad de control de daños.
 
Por lo demás, a la naturaleza no se le puede engañar.
 
A la larga, y no tanto, que lo digan los adictos,
el cuerpo y la mente nos pasan la cuenta.
 
Además, no hay que confundir
movimiento con acción.
 
Creemos que la rapidez
es un valor en sí.
 
No siempre lo es,
en especial cuando
no se tiene claro a dónde se va.
 
La velocidad puede ser más
bien un problema que una virtud.
En el mejor de los casos, no cuenta.
 
El moverse todo el día
de acá para allá,
no necesariamente
conduce a alguna parte.
 
La verdad es que en este mundo
hay muy pocas cosas realmente importantes.
 
Es un gran error ir detrás
de cosas que no son importantes
a costa de las pocas cosas que sí lo son.
 
El problema es que
lo que la mayoría de la gente
considera importante
no es tan significativo
y aquello que la mayoría
considera insignificante
es muchísimo más importante
de lo que la mayoría de la gente
imaginaría jamás.
 
Miramos los resultados
pero no el proceso,
es por ello que no nos percatamos
que aquello que en su momento
pasamos por alto, o no lo consideramos
digno de atención, ahora que vemos
en lo que se ha convertido la idea,
no la podemos creer.
 
Thoreau:
No basta con estar ocupado...
la cuestión es:
¿en qué estamos ocupados?
 
Tres alternativas:
Trabajar moderadamente y producir mucho.
Ser adicto al trabajo y producir poco.
Hacerle el quite de frentón y no producir nada.
 
El ocio creativo
no tiene por qué ser improductivo,
todo lo contrario.
 
Hay que perseguir el logro
y olvidarse del éxito.
 
Ha alcanzado el éxito
quien ha vivido bien,
reído a menudo y amado mucho;
quien ha gozado de la confianza
de mujeres valiosas,
del respeto de hombres inteligentes
y del amor de los niños;
quien ha llenado su lugar
y cumplido con su tarea;
quien ha dejado el mundo
mejor de cómo lo encontró.
 
No importa lo nueva que es un idea:
lo que importa es lo nueva que se vuelve.
 
Ah, y un buen descanso es la mitad del trabajo.
 
Si conviertes al dinero en tu dios,
te atormentará como un diablo.
 
El viejo Aristóteles:
Tu vocación reside ahí donde se cruza
tu talento y las necesidades del mundo.
 
Lin Yutang:
A veces es más importante descubrir
lo que uno no puede hacer
que lo que uno puede hacer.
 
No hay que desertar del propio talento.
 
El pesimista ve la dificultad en todas las oportunidades.
El optimista ve la oportunidad en todas las dificultades.
 
Thoreau:
Un hombre es rico en proporción directa
a la cantidad de cosas de la que es capaz de prescindir.
 
Si tienes la posibilidad de gastar mucho dinero
es fácil caer en la trampa de pensar
que lo estás pasando muy re bien
cuando en realidad y lo único
que verdaderamente está ocurriendo
es que se está gastando mucho dinero.
 
Quien compra lo que no necesita se roba a sí mismo.
 
Bertrand Russell:
No tener algunas de las cosas que se desean
es indispensable para la felicidad.
 
Nos hemos convertido
en herramientas de las herramientas.
 
Y como decía Aldous Huxley:
Nos intoxicamos con trabajo
para no ver cómo es la vida en realidad.
 
El tiempo es lo que más deseamos
y lo que peor usamos.
 
Lo que nos impide conseguir
lo que en verdad queremos
es no saber exactamente
qué es lo que queremos.
 
Las grandes expectativas
constituyen una de las principales
causas de descontento en el mundo.
 
Sin duda, la vida será una gran decepción
si lo que se espera es conseguir
todo lo que uno quiere.
 
Aprender a sentirnos satisfechos
sin algunas de las cosas que deseamos
es esencial para alcanzar la felicidad.
 
La obsesión por la seguridad, también conspira.
 
Si todo ocurriera siempre
como está planificado en detalle,
la vida no tendría sorpresa alguna;
en cierto sentido sería una estafa.
La felicidad está ligada
a cierto grado de incertidumbre.
 
La esperanza en sí misma
es una especie de felicidad,
aunque hay que tener cuidado
con las expectativas exageradas,
que se pagan caro
y son expiadas con dolor.
 
Haga lo que uno haga,
hay que hacerlo con ganas.
 
La actitud, en cierto sentido,
termina creando la situación
que se imaginó.
 
Como decía Churchill,
de fracaso en fracaso
y sin perder el entusiasmo
se llega al éxito...
con ayuda de otros, por supuesto.
 
Los pagados de sí mismos,
que no le deben nada a nadie
tampoco tienen a nadie
a quien echarle la culpa
por su falta de verdadero éxito.
Y aunque digan que lo han conseguido,
es cosa de ver con la cara que andan
para saber que, al menos, no son felices.
 
Fracasar es parte del aprendizaje.
Fracasar no necesariamente es pecado.
No se trata de no aprender de los errores.
El undécimo mandamiento consiste en no rendirse.
 
Por último, junto con las lecciones aprendidas
está la posibilidad de recurrir al humor:
Inspector Clouseau:
'He fracasado donde otros han triunfado'.
 
El éxito no es la clave de la felicidad
sino, más bien, la felicidad es la clave del éxito.
 
No es tan importante hacer lo que uno quiere,
sino querer lo que uno hace.
 
La mayoría de las gente realiza trabajos
esencialmente sin sentido.
Cuando se jubilan, esa verdad les cae encima.
 
La Madre Teresa de Calcuta,
que aparte de santa era muy sabia decía:
El milagro no es que hagamos el trabajo,
sino que estemos contentos de hacerlo.
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Esta ensalada de 'quotations',
no siempre propiamente citadas,
son tomadas de diversas fuentes,
principalmente del libro
de Ernie J. Zelinski
El Éxito de los Perezosos
(The Lazy Person's Guide to Success),
según algunos un autodestructivo
libro de autoayuda
del autor del (supongo) bestseller:
El placer de no trabajar.
Javier Vergara Editor (Barcelona, 2002)
 
Las citas de Diego Maquieira
aparecen en la extensa entrevista
publicada como libro
por Editorial Universitaria,
titulada Give me a Break,
Conversaciones con Diego Maquieira
(Georgian Class '71)
por Patricio Hidalo y Daniel Hopenhayn
(Santiago de Chile, 2008)

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