por Roberto Merino
Diario Las Últimas Noticias,
Lunes 28 de marzo de 2011
Circulaba hace años un chiste
sobre un presentador de lucha libre
que por ser gangoso generaba
una confusión al anunciar:
"¡En este rincón El Demonio Rojo,
en el otro rincón El de Moño Rojo!".
Parece que el luchador
llamado El de Moño Rojo
realmente existió en Costa Rica.
Cuando uno indaga
sobre los antiguos protagonistas
del catch as catch can se da cuenta
de que las identidades, las historias
y los mitos se repiten
en varios países americanos.
De hecho, en 1971, cuando comenzó
'Titanes del Ring' en la televisión chilena,
no estaba claro si los representantes
de países extranjeros eran
efectivamente extranjeros.
Había gente que decía que eran
todos cargadores de La Vega Central.
Los niños teníamos la gran ilusión
de que los combates
y los conflictos reglamentarios
que en ellos se producían
fueran de verdad, pero poco a poco
la realidad se nos fue aclarando
a través de una palabra
que sonaba terrible: tongo.
No podíamos entender
que señores tan serios
como Octavio Sufán,
y el "árbitro general"
Ernesto Morales
se prestaran para un engaño.
Eran dos los programas
que esperábamos con ansiedad
todas las semanas:
'Guantes de oro' el viernes
y 'Titanes del ring' los domingos.
Entre los titanes
yo me acuerdo particularmente
de Inca Toro, supuesto peruano,
que pulverizaba rivales
con el famoso 'clavado':
los daba vueltas en el aire
para lanzarlos de cabeza a la lona,
y de El Duende de México,
un guatón de bigotes
que sacaba una manopla
de un escondite bajo el cuadrilátero.
El público del Caupolicán
se volvía loco denunciando a gritos
la trastada mientras se escuchaba
la indignada voz en off de Sufán:
"¡Solicito la intervención del árbitro general!".
Otros héroes y villanos de todos los domingos
eran Black Demon -si no recuerdo mal,
"salido de las aguas del lago Michigan"-,
El Verdugo, Pepe Santos, Mister Chile,
El Estudiante.
Rómulo Jerez, oriundo de Quilpué
que oficiaba de venezolano,
usaba un resquicio muy gracioso
para evitar que contrincantes
más corpulentos lo agarraran:
se paseaba por el ring
con un dedo puesto sobre las cuerdas.
Ya sabemos la regla:
no se puede agredir a un luchador
que está en contacto con las cuerdas.
En Argentina quien armó
el tinglado de la lucha libre televisiva
fue Martín Karadajián, productor
y actor de cine de padre armenio,
que trabajó hasta viejo
en el rubro de las llaves de abandono
y los costalazos.
Los Twist los mencionan
en una canción absurda:
"Tito, qué bonito /
destapaste una botella de champán /
en la casa de Martín Karadajián, /
le manchaste el sofá-cama y el diván".
En una página de internet
encuentro datos sobre los destinos
de algunos luchadores chilenos:
El Mohicano es cuidador de autos en Matucana;
Black Demon, guardia de seguridad;
Mister Chile, ex portero del antiguo
Club Valparaíso; Isidro Rojas, La Momia,
murió acuchillado en 1989.
Algo más sobre Mister Chile:
era fisicoculturista,
se apedillaba Bermúdez
y alguna vez la prensa amarilla
le adjudicó un compromiso matrimonial
con la Coccinelle, el famoso transexual.
Otro tongo.
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