Una intimidad rica y compleja
por Camilo Marks
[Diario El Mercurio, Revista de Libros, viernes 29 de julio de 2005]
"Aun en una crónica como ésta,
las dudas pueden llegar a ser torturantes,
sobre todo por los problemas de pertinencia:
¿molestaré al lector esta semana otra vez con mis asuntos personales,
con mis odiosidades, con mi humor acre, con mis anécdotas de dudosa catadura?
¿Repetiré una vez más la sobreexpuesta palabra 'yo'?
Hay que fijarse en lo invariablemente espinudo que resulta, por lo demás,
incluir episodios autobiográficos en estas columnas:
se tiene la posibilidad de figurar como el héroe de su propia historia,
lo que crea un efecto antipático, o bien, por evitar ese efecto,
quedar como un imbécil que trata de exhibir sus debilidades
para ganar unas cuantas risas en el auditorio".
Por fortuna, ninguna de las aprensiones anteriores se justifica.
Roberto Merino no es un fatuo enamorado de sí mismo
ni tampoco hace alardes acerca de sus rasgos propios,
se deleita en sus descubrimientos individuales
o cae en egocentrismos que puedan molestar
a quienes prefieren las narraciones objetivas, neutras, desapasionadas.
Demasiado inteligente para mostrarse en exceso,
posee, sin embargo, la suficiente cuota de audacia,
la porción adecuada de atrevimiento
que nos permite ver una intimidad compleja y rica
en diversas formas de iluminación emotiva e intelectual.
Todo esto queda de manifiesto al leer En busca del loro atrofiado,
su más reciente colección de crónicas literarias.
En ellas, Merino se aleja de la profesión de "santiagólogo"
adoptada en los notables libros Santiago de memoria
y Horas perdidas en las calles de Santiago,
donde nuestra capital era la protagonista
y, tal como lo sugieren las palabras del párrafo transcrito,
los temas tienen que ver con el entorno biográfico del prosista.
Pero, insistimos, se trata de aproximaciones veladas y discretas,
en las que toda estridencia, todo ruido inútil están absolutamente descartados.
Los tópicos de estas noventa piezas,
compuestas semana a semana para un matutino nacional,
son tan multifacéticos que resulta imposible resumirlos.
Vivir en el centro de la ciudad,
comentar las peculiaridades gastronómicas de los poetas,
detenerse en la gente que llora en la calle,
analizar el insomnio, la maldad de niños y adultos
("el insulto es una de las excepciones que nos brinda la civilización"),
asombrarse ante la risa, las letras de las canciones,
la manía por opinar, la paranoia de la escolaridad,
reflexionar sobre la posteridad,
lo relativa que es la libertad de expresión
y, claro, el arte de escribir,
son sólo algunas de las materias
que Merino aborda con observaciones
extravagantemente originales, certeras,
de tanto en tanto curiosas y paradójicas.
En busca... carece de un centro unificador,
aunque hay obsesiones y compulsiones que se reiteran:
la televisión, la infancia, el cine, las revistas y diarios antiguos,
los libros, la historia.
De un sonsonete popular, Merino pasa
a La Bruyère, Tácito, Marco Aurelio,
Pound, Benjamin, Hofmannsthal,
Joyce, Raymond Roussel,
sin contar con los novelistas
y toda clase de autores chilenos citados por doquier.
Uno tiene derecho a preguntarse
si los lectores de estos breves ensayos
quedarán en la luna ante tamaña erudición,
desplegada página por medio.
Ese peligro es inexistente,
porque si bien la mayoría
de los consumidores de rotativos
desconoce quién es T. S. Eliot,
Merino habla de él
a propósito de los límites que deben existir
cuando se investiga
la vida privada de los creadores famosos.
En busca... parece concebido
como fruto de la inspiración fugaz,
pero ésa es una impresión superficial.
Detrás de la aparente fluidez
y naturalidad, de la frase cautivante,
hay horas, días, semanas
de trabajo con el lenguaje; de alguna manera,
Merino da cuenta de este arduo proceso
en numerosos trabajos de este volumen.
El problema de él reside en la dispersión
y, de modo inevitable, en los límites impuestos
a esta clase de comentarios,
que no pueden sobrepasar el espacio asignado.
Así, cuando una nota comienza a interesarnos,
se corta bruscamente o termina como una interrogante.
Merino se debe sentir mucho más a sus anchas
en el relato de mayor extensión y por eso,
En busca..., pese a sus innegables méritos, deja gusto a poco.
Roberto Merino
Nació en Santiago en 1961 y ha trabajado
en diversos medios de comunicación
fundamentalmente como cronista.
Estos textos han sido recopilados
en los volúmenes Santiago de memoria
y Horas perdidas en las calles de Santiago.
Además, ha publicado los libros de poesía
Transmigración y Melancolía artifical
y la Antología del humor literario chileno.
En busca del loro atrofiado
Roberto Merino.
J. C. Sáez Editor.
Santiago, 2005, 188 páginas.
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