* De las memorias de un sargento primero de Carabineros

ENCONTRADA
 
Un señor de cuarenta y seis años,
criado por su abuelita en el sur,
por cosas del destino se vino a Santiago
e instaló un negocito de puestos varios.
 
Conversó conmigo para saber de su mamá.
Lo único que tenía era el nombre.
 
Empecé de a poquito, hasta que se la encontré.
Lo increíble es que vivían en la misma población,
como a dos pasajes de distancia.
La señora llevaba años comprando
en el negocio de su hijo, ¡hasta le fiaba!
 
Cuando los presento, ninguno creyó el cuento.
-Él me dijo: 'No, pues. Esta señora vive cerca, es mi clienta'.
'Clienta será, pero es su mamá', le contesté.
Les pedí sus cédulas de identidad y tuvieron que creerme...
 
Guillermo Bravo, Sargento Primero de Carabineros

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