¿Cómo dice que dijo?
"No seamos tan inmisericordes. El que esté libre de pecado en términos de eufemismos y de "embolinar la perdiz", que lance la primera piedra.
Una de las características más curiosas de nuestra patria es la habilidad que tenemos los chilenos para no decir las cosas directamente. Como si tuviésemos temor de decirle pan al pan y vino al vino.
Por alguna razón somos una cultura "caracoleada", tangencial, eufemística.
Somos los reyes de cambiarles el nombre a las cosas; especialmente a aquellas que nos producen vergüenza o pudor.
Así es como en nuestro léxico abundan voces como "cacú", "pilín", "popó" o "pechugas".
Otra versión de lo mismo es utilizar términos que existen pero que son rebuscados, y los usamos porque nos permiten eludir la palabra común que detestamos. Por eso se habla tanto de "colitis" en vez de diarrea. O de "siniestro" en vez de choque. Para no referirnos a una persona como millonaria preferimos decir que tiene "hartas lucas". Asimismo, los alcohólicos son personas que solo se "caen al frasco". Durante años el cáncer era una "larga y penosa enfermedad". Las mujeres "se mejoraban" en vez de parir y a la corrupción se le llamaba "irregularidades".
Hay giros lingüísticos que son simplemente fantásticos y que sirven para maquillar cuestiones que no queremos ver. Piensen en la "gente en situación de calle", en las "asesoras del hogar", en el "pronunciamiento militar" o en aquellos a los que "se les da vuelta el paraguas".
Es que así somos los chilenos.
Por eso me produce un poco de sorpresa que tanta gente critique a la Presidenta Bachelet por la falta de claridad que tuvo en su discurso del 21 de mayo con respecto del mecanismo que impulsará para escribir una nueva Constitución Política de la Nación. Eso es lo que durante su campaña dijo que iba a ser y se supone que no ha cambiado de posición.
Para este 21 de mayo la gente quería plazos, metodologías, "desdes" y "hastas" con respecto de la Nueva Constitución. Pero en cambio, la ciudadanía recibió esto: "Anuncié que en septiembre iniciaremos un 'proceso constituyente abierto a la ciudadanía', porque la legitimidad de la Nueva Constitución es tan importante como sus contenidos. La Constitución es para todos y por eso todos deben participar en su diseño y aprobación. Por eso llevaremos a cabo un proceso constituyente que garantice un equilibrio adecuado entre una participación ciudadana realmente incidente y un momento institucional legítimo y confiable. Y ello debe ocurrir en el contexto de un Acuerdo Político Amplio, transparente y de cara al país, que sostenga este proceso".
Francamente se trata de un párrafo del que Cantinflas se sentiría orgulloso. Porque ¿qué significa exactamente un "proceso constituyente"? ¿Qué implica que "todos" participen en el diseño de una nueva constitución? ¿"Todos" viene a ser "todos-todos" o "todos-algunos" o "todos-los nuestros" o "todos-los que piensan como nosotros"? Confuso.
Pero la mejor frase de todas es esta: "un equilibrio adecuado entre una participación ciudadana realmente incidente y un momento institucional legítimo y confiable". Ahí creo que la gobernante se "precipitó al porcino" (para no decir que "se fue al chancho" o que "se excedió"). Estoy seguro que un "pepito paga doble", como el que se juega en el paseo Ahumada, es más prístino que esa frase, que solo logra dejarnos más extraviados que antes.
Pero insisto, no seamos tan inmisericordes con la Mandataria. El chileno que esté libre de pecado en términos de eufemismos y de "embolinar la perdiz", que lance la primera piedra.
Por alguna razón somos una cultura "caracoleada", tangencial, eufemística.
Somos los reyes de cambiarles el nombre a las cosas; especialmente a aquellas que nos producen vergüenza o pudor.
Así es como en nuestro léxico abundan voces como "cacú", "pilín", "popó" o "pechugas".
Otra versión de lo mismo es utilizar términos que existen pero que son rebuscados, y los usamos porque nos permiten eludir la palabra común que detestamos. Por eso se habla tanto de "colitis" en vez de diarrea. O de "siniestro" en vez de choque. Para no referirnos a una persona como millonaria preferimos decir que tiene "hartas lucas". Asimismo, los alcohólicos son personas que solo se "caen al frasco". Durante años el cáncer era una "larga y penosa enfermedad". Las mujeres "se mejoraban" en vez de parir y a la corrupción se le llamaba "irregularidades".
Hay giros lingüísticos que son simplemente fantásticos y que sirven para maquillar cuestiones que no queremos ver. Piensen en la "gente en situación de calle", en las "asesoras del hogar", en el "pronunciamiento militar" o en aquellos a los que "se les da vuelta el paraguas".
Es que así somos los chilenos.
Por eso me produce un poco de sorpresa que tanta gente critique a la Presidenta Bachelet por la falta de claridad que tuvo en su discurso del 21 de mayo con respecto del mecanismo que impulsará para escribir una nueva Constitución Política de la Nación. Eso es lo que durante su campaña dijo que iba a ser y se supone que no ha cambiado de posición.
Para este 21 de mayo la gente quería plazos, metodologías, "desdes" y "hastas" con respecto de la Nueva Constitución. Pero en cambio, la ciudadanía recibió esto: "Anuncié que en septiembre iniciaremos un 'proceso constituyente abierto a la ciudadanía', porque la legitimidad de la Nueva Constitución es tan importante como sus contenidos. La Constitución es para todos y por eso todos deben participar en su diseño y aprobación. Por eso llevaremos a cabo un proceso constituyente que garantice un equilibrio adecuado entre una participación ciudadana realmente incidente y un momento institucional legítimo y confiable. Y ello debe ocurrir en el contexto de un Acuerdo Político Amplio, transparente y de cara al país, que sostenga este proceso".
Francamente se trata de un párrafo del que Cantinflas se sentiría orgulloso. Porque ¿qué significa exactamente un "proceso constituyente"? ¿Qué implica que "todos" participen en el diseño de una nueva constitución? ¿"Todos" viene a ser "todos-todos" o "todos-algunos" o "todos-los nuestros" o "todos-los que piensan como nosotros"? Confuso.
Pero la mejor frase de todas es esta: "un equilibrio adecuado entre una participación ciudadana realmente incidente y un momento institucional legítimo y confiable". Ahí creo que la gobernante se "precipitó al porcino" (para no decir que "se fue al chancho" o que "se excedió"). Estoy seguro que un "pepito paga doble", como el que se juega en el paseo Ahumada, es más prístino que esa frase, que solo logra dejarnos más extraviados que antes.
Pero insisto, no seamos tan inmisericordes con la Mandataria. El chileno que esté libre de pecado en términos de eufemismos y de "embolinar la perdiz", que lance la primera piedra.
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