“Un ferreo respaldo a las reformas impulsadas por Michelle Bachelet entregó hoy la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde”. Así titulaban los principales diarios del país el 1 de julio del año pasado.
La Presidenta y una nutrida comitiva del gobierno se habían trasladado a fines de junio del 2014 a Washington para, entre otras actividades, buscar apoyo del gobierno de Barack Obama y de instituciones de reconocido prestigio internacional, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional a un programa de reformas que ya enfrentaba serias críticas en casa.
El lunes pasado, a menos de un año del espaldarazo de Lagarde al programa de gobierno de Michelle Bachelet, el FMI, en su informe periódico sobre el estado de la economía mundial, emitió un lapidario diagnóstico sobre el presente y futuro de la economía chilena. Más importante aún, sindicó como posible responsable del mal desempeño de la economía chilena al programa de reformas del actual gobierno. El mismo que Lagarde había respaldado en julio pasado.
Los juicios más duros del informe -en lo que a Chile respecta- son los siguiente: 1) Chile crecerá menos de 3% (2,7%) este año, 2) en los próximos cinco años Chile crecerá, en promedio, menos que la economía mundial, 3) el actual período de la Presidenta Bachelet será el de menor crecimiento de los últimos 30 años; 4) el gobierno no cumplirá su promesa de retornar a un equilibrio estructural de las cuentas fiscales, y 5) el mal desempeño de la economía chilena se debe -en parte- al negativo efecto que las reformas del actual gobierno está teniendo sobre la inversión y las expectativas.
Consultado el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, sobre el informe en cuestión, éste señaló que las instituciones como el FMI a veces van un poco atrasadas en sus proyecciones. No queda claro si el ministro se refería a que su propia estimación de crecimiento para Chile es mejor que la del FMI, o a que mientras diversos analistas en Chile anticiparon hace ya más de un año los efectos negativos de las reformas que está impulsando el gobierno, el FMI recién ahora vino a caer en cuenta.
El mal desempeño de la economía chilena, pronosticado por el FMI, se da en un contexto internacional relativamente benévolo para el país: la economía mundial crece más de un 3% al año; las tasas de interés internacionales están en niveles históricamente bajos y los mercados financieros permanecen abiertos y con amplia liquidez para países como Chile; el precio del petróleo se ubica un 50% por debajo de los niveles observados hace un año; el precio del cobre cae, pero menos que otros commodities; y China crece menos que antes, pero igualmente lo hace a un ritmo vigoroso de 7% al año.
Dios nos libre de los efectos que un eventual empeoramiento de las condiciones internacionales pudiera tener sobre una ya debilitada economía chilena.
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