Aborto y universidad



Señor Director:

¿Puede el rector de una universidad católica exigir que los médicos que allí trabajan se abstengan de practicar el aborto? ¿Puede una universidad católica que defiende el derecho a la vida no someterse a una norma que califica de injusta y que contraviene su Declaración de Principios?

El proyecto de ley sobre aborto que ingresó al Congreso servirá para testear la calidad de nuestra democracia. Aunque la mayoría vote por la despenalización del aborto, no por ello obligará a la minoría a practicarlo. Porque el poder político no puede hacer oídos sordos a las pautas de conciencia de los ciudadanos como si nada existiese por encima de la ley.

En consonancia con lo anterior, no vulnera la ley el médico que se niega, por objeción de conciencia, a realizar un aborto y también se extiende esta premisa al derecho que tiene una institución a exigir que sus empleados, del momento que adhieren a su ideario fundacional, honren su compromiso y guarden celoso respeto a dichos principios y valores. En ambas situaciones, negarse al aborto como decisión personal o someterse a un canon institucional que declara que el aborto es un agravio al derecho a la vida, no solo es legítimo para un debate democrático sano, sino también, supone ejercer con valentía la máxima socrática según la cual "es mejor ser víctima de injusticia que cometerla".

Carlos Williamson B.
Profesor Titular
Universidad Católica de Chile

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