La batalla recién comienza
Señor Director:
Hoy enfrentamos como padres y apoderados cambios nefastos que se traducen en una reforma educacional rechazada por la mayoría del país, pero que el Gobierno insiste en aprobar de manera exprés durante enero.
No es posible que se quiera arrebatar a las familias de clase media y vulnerables nuestro derecho a elegir la educación que queremos para nuestros hijos bajo consignas políticas o eslóganes que lo único que han demostrado es un arraigado resentimiento.
Vemos cómo los parlamentarios envían a sus hijos a colegios particulares pagando altos valores con los fondos públicos del sueldo que reciben con impuestos de todos. Y ellos les arrebatan el derecho a nuestros hijos a seguir recibiendo subvención en los establecimientos que sus padres han elegido. Los fuerzan a adaptarse o a cerrar.
Según su ideología, nosotros no podemos elegir, pero ellos sí. No podemos aportar un poco a la educación de nuestros hijos, pero ellos sí, ¡y mucho!
Y ni siquiera han sido capaces de cumplir la promesa de una educación pública de calidad, porque empezaron por la privada, que funciona mejor y no está en crisis. Pero quienes movemos al país y trabajamos con esfuerzo para sacar adelante a nuestras familias somos los que advertimos que "con nuestros hijos no se experimenta", pues el ministerio no tiene ni siquiera un estudio experimental del real impacto que esta reforma tendrá sobre la educación de nuestros hijos.
Es por ello que como movimiento social de padres y apoderados no nos quedaremos con los brazos caídos si se aprueba la reforma. Al contrario, seguimos adelante y no olvidaremos cómo han votado los parlamentarios que hemos elegido. En 2014 comenzó la batalla, pero durante el 2015 nuestra fuerza y representación se verá en todo el país, y en marzo haremos la más grande marcha jamás realizada por la educación de nuestros hijos.
Erika Muñoz
Presidenta de Confepa
Hoy enfrentamos como padres y apoderados cambios nefastos que se traducen en una reforma educacional rechazada por la mayoría del país, pero que el Gobierno insiste en aprobar de manera exprés durante enero.
No es posible que se quiera arrebatar a las familias de clase media y vulnerables nuestro derecho a elegir la educación que queremos para nuestros hijos bajo consignas políticas o eslóganes que lo único que han demostrado es un arraigado resentimiento.
Vemos cómo los parlamentarios envían a sus hijos a colegios particulares pagando altos valores con los fondos públicos del sueldo que reciben con impuestos de todos. Y ellos les arrebatan el derecho a nuestros hijos a seguir recibiendo subvención en los establecimientos que sus padres han elegido. Los fuerzan a adaptarse o a cerrar.
Según su ideología, nosotros no podemos elegir, pero ellos sí. No podemos aportar un poco a la educación de nuestros hijos, pero ellos sí, ¡y mucho!
Y ni siquiera han sido capaces de cumplir la promesa de una educación pública de calidad, porque empezaron por la privada, que funciona mejor y no está en crisis. Pero quienes movemos al país y trabajamos con esfuerzo para sacar adelante a nuestras familias somos los que advertimos que "con nuestros hijos no se experimenta", pues el ministerio no tiene ni siquiera un estudio experimental del real impacto que esta reforma tendrá sobre la educación de nuestros hijos.
Es por ello que como movimiento social de padres y apoderados no nos quedaremos con los brazos caídos si se aprueba la reforma. Al contrario, seguimos adelante y no olvidaremos cómo han votado los parlamentarios que hemos elegido. En 2014 comenzó la batalla, pero durante el 2015 nuestra fuerza y representación se verá en todo el país, y en marzo haremos la más grande marcha jamás realizada por la educación de nuestros hijos.
Erika Muñoz
Presidenta de Confepa
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