A sentarse

por Roberto Merino
Diario El Mercurio, domingo 25 de enero de 2015
http://diario.elmercurio.com/2015/01/25/al_revista_de_libros/revista_de_libros/noticias/0E87DA43-54B1-4E92-8BE1-FCBC1800057A.htm?id={0E87DA43-54B1-4E92-8BE1-FCBC1800057A}
 

Joaquín Edwards Bello creía que "El pensador" de Rodin representaba a un individuo sentado en el escusado. Suponía, el escritor chileno, que la intimidad del baño, o de las "casitas", era una ocasión ideal para deslizarse por las pendientes del pensamiento. Sugería además poner pequeños pizarrones en los baños públicos para que los usuarios dejaran testimonio de su actividad mental. Todo esto lo decía un poco en chunga, pero de alguna forma uno lo recupera al leer Elogio de la sombra , el ensayo de Tanizaki, específicamente la parte en que caracteriza a los baños japoneses, aislados de la casa y de preferencia ubicados en rincones cubiertos de vegetación húmeda.

Para Nietzsche solo contaban los pensamientos caminados, como dejó escrito en su famosa refutación de Flaubert, partidario de los pensamientos sentados. Stevenson, que no hubiera tomado partido por alguna postura utilizando exclamativos, avanzó bastante en la indagación del vínculo existente entre las caminatas y el despliegue de la conciencia. Involucraba en esa dinámica el ritmo proporcionado por la respiración, el aliento del caminante sereno.
En las representaciones dieciochescas los pensadores solían aparecer tumbados de costado sobre la hierba, apoyados en un codo, con una ramita entre los dientes.

En la modalidad de meditación llamada zazen lo primero de lo primero es sentarse. De la posición del loto, que obliga a mantener la columna equilibrada, surgen aquellos contenidos que la mente -sea lo que fuese que ello signifique- no debería incorporar ni rechazar: imágenes, recuerdos, palabras, cualquier entidad que se asome en ese espacio tendría que ser liberada a su arbitrio. Hasta donde puedo entender, se trataría de propiciar el opuesto al funcionamiento del inconsciente como lo entendemos nosotros: borrar las huellas en vez de registrarlas.
Se supone, por otra parte, que cantar sentado es muy difícil. Algunos cantantes de décadas pasadas solían incorporar en el escenario un taburete alto, que les permitía ejecutar la pose teatral del que descansa sin dejar de estar de pie. Pero el sueco Freddy Wadling hace sentado una muy buena versión de "Karma Police", la canción de Radiohead. Y B.B. King daba recitales estático en una poltrona. A ninguno de estos artistas la dificultad de mantener la postura erecta les impidió sacar la voz. Como tampoco a Robert Wyatt, baterista de Soft Machine, impedido, por las secuelas de un accidente, a usar sus piernas.

Todos hemos visto alguna vez a los cantantes de ópera lanzar -sin salirse de la armonía- prolongados gritos líricos al tiempo que se revuelcan en el piso atravesados por una espada o un puñal. Esto demuestra que no solo se puede cantar sentado sino además en trances -como la agonía- poco favorables a los trinos.

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