Schola, Skhole, tiempo libre, tranquilidad...ocio‏

Abrir escuelas

"Era una actividad a la que entonces solo podían aspirar aquellos que disponían de aquella 'tranquilidad' y 'tiempo libre', las selectas minorías que dominaban la vida económica y social de la época..."


Y no cerrarlas ni contribuir a ello. La reciente inauguración de la Escuela Musical Toki, en Isla de Pascua, con un edificio y cultura autosustentables, una iniciativa en que convergieron tantos, guiados por el entusiasmo de Mahani Teave, es un motivo de celebración. Pienso, entonces, que así como los polinésicos llevaron a cabo una larguísima navegación hasta llegar a esa remota y maravillosa isla, también las palabras, como la misma palabra "escuela", la efectúan.

Así, vuelvo a recordar su origen en el latín "schola" y cómo este término, a su vez, proviene del griego antiguo "skhole", que, según el infalible diccionario de Pierre Chantraine, quería decir, en sus inicios, "tiempo libre", "tranquilidad" y, a veces, a veces, repite este distinguido filólogo, significaba "pereza", esto es, en apariencia, lo perfectamente contrapuesto a lo que vendría a connotar después.

En efecto, en un lento fluir, su uso se concentró -sin abandonar la idea de un tiempo libre de afanes y tareas - para indicar el "estudio" y los lugares en los cuales los discípulos se reunían a "escolar", por así decirlo, con sus maestros, es decir, a pasar el tiempo libre no en juegos, habladurías o durmiendo, sino en discutir con otro, a quien se le reconoce autoridad, acerca de temas de interés común. Era una actividad a la que entonces solo podían aspirar aquellos que disponían de aquella "tranquilidad" y "tiempo libre", las selectas minorías que dominaban la vida económica y social de la época, pero también, en tiempos sobre todo de Platón y Aristóteles, era la expresión del impresionante saber que esa pequeña cultura había acumulado en poco plazo.

Y, desde que la palabra aparece en esos primeros registros -señalando esa magnífica invención griega para aristócratas ociosos- hasta que, recorriendo dos mil años de textos, discursos y especulaciones, llega, entre tantos otros, a este humilde escrito para celebrar el florecimiento de una nueva escuela, lo hace ya convertida, ante todo, en un vocablo que, desprovisto de su antigua prosapia, apunta a una preocupación cotidiana y masiva.

Pero, quizás como contrapartida, su identidad de origen se encuentra casi oculta por completo por las decenas de nuevas acepciones que la revisten hoy. "Escuela" se vincula ya a una institución recargada de responsabilidades gigantes -no solo en cuanto al conocimiento se refiere-, tales como mejorar las desigualdades, ayudar a construir una sociedad más inclusiva, integrada y tolerante, transmitir valores cívicos, formar personas íntegras y plenas y tantas otras "misiones" -todas legítimas, por cierto- sumadas en su largo itinerario, pesos que ejercen una presión tal que parece que la palabra estuviese a punto de reventar porque no cabe tanto contenido de diverso tipo en ella.

En esta escuela, la Escuela Toki de Isla de Pascua, en cambio, cuya inauguración celebramos, se hizo visible, por la alegría, pureza y entusiasmo, la ociosa y, a la vez, fértil agitación de las antiguas escuelas. Felicitaciones a todos
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