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La momia
Un número suficiente aunque invisible -no tienen rostros ni nombres que conciten un instantáneo reconocimiento- de parlamentarios de la NM han presentado un proyecto de ley para posibilitar la reelección presidencial. Nos atrevemos a suponer, si nos permiten la osadía, que es para la reelección de la actual Mandataria. La discreción de la iniciativa, celebrada sin el habitual escándalo mediático pese a la trascendencia de lo que se propone y a la costumbre ya arraigada de vociferarlo todo, en fin, el talante un poco en las sombras del entero asunto, protagonizado por actores de segunda selección como en una película “clase B” de rotativo, habla a gritos que se trata en parte de un sondeo de las aguas públicas y/o de un intento de hacer pagar los eventuales costos sólo a las embarcaciones menores de la flota gubernamental, no al grandioso, anchuroso y sonriente buque-madre ni a sus escoltas principales.
La iniciativa no tiene nada de insólita ni menos de imprevista.Fue anticipada hace rato por Vuestro Servidor -en un programa de radio- debido a que es, una eventual reelección, engranaje constituyente y por tanto esperable e inevitable de la máquina populista-chavista que se ha instalado en gran parte de Latinoamérica y en grados sucesivos y disfrazados se está implementando en Chile para perpetuar a quienes llegaron al poder con doña Bachelet y no podrían seguir llegando a él en su ausencia. Ya es de rigor, en este patético subcontinente, que los mandatarios y/o sus señoras o amigotes se constituyan en una dinastía cooptada una y otra vez por el mismo cuerpo electoral previamente aceitado con donativos estatales, aunque el nombre de ese cuerpo es muy decente y hasta épico, a saber, “movimiento popular”. Previendo que la gran obra a su cargo -obran mucho- posiblemente quede trunca al terminar los cuatro años, la NM necesita que la señora se repita el plato por segunda vez, salvo que en un rapto aun más audaz de lo que fue sacarla de un tanque para ponerla en La Moneda decidan llegar “hasta las últimas consecuencias” con el galán de teleserie de la izquierda chilena, Marcos Enríquez-Ominami. Pero esto ocurrirá sólo en caso de no contarse con la Presidenta para el reestreno. Y podría suceder, si acaso la Mandataria se atiene a su promesa de no estar en esa línea.
Momias
Momias
Volviendo a los promotores y presuntos inventores independientes de la idea de la reelección, ni siquiera es necesario enarbolar una teoría semiconspirativa -dicho sea de paso, lo conspirativo no quita lo verosímil- relativa a un proceso neochavista y/o populista en marcha para entender el ABC de esta premura algo escondida, quizás hasta un poco vergonzante, por hacer posible la reelección de la señora Presidenta; basta recordar que la política nace de la ambición más irresistible de todas, la del poder, sus privilegios y la exquisita sensación que otorga todo eso. Quien llega ahí, ahí desea permanecer hasta el día de su muerte. No hay escándalo, ineptitud colosal, vergüenza pública o desastre que le quite a un político responsable de todo eso las ganas de seguir y lo saque de circulación.
En un plano más banal, el de la supervivencia económica, las hordas innumerables y a menudo incalificables de camaradas ubicados -hoy en día sobre todo las ubicadas- en cargos ‘de confianza’ tienen buenas razones para querer confiar en la llegada perpetua del suculento cheque burocrático mensual. ¿Qué han hecho o qué harían muchos de ellos y ellas en el área privada? Hay, en ese sector o sensibilidad, fuertes intereses por los goces de la eternidad fiscal y para estos efectos siempre se ha usado, usa y usará sin asco ni pudor los ‘assets’ que se tienen”.
Como esto no es monopolio de la historia política de Chile, los anales de la humanidad están repletos de cuerpos a los que se ha mantenido embalsamados para cumplir dicha póstuma función. Estas momias, aunque no tan duraderas como las egipcias, sí duran más que la personificada por Boris Karloff, la cual se hizo polvo en hora y media de película. Lenin, embalsamado dentro de su sarcófago de cristal, al que aun hoy visitan muchos comunistas en conmovida romería, legitimó por más de medio siglo el régimen que él mismo parió en 1917. El Cid, ya fiambre, fue amarrado y enderezado en la silla de montar para asustar a los sarracenos y hacer posible la victoria. La muerte de Franco fue ocultada durante días mientras se buscaba una salida y de ese modo el caudillo, ya relleno de paja, sirvió a la península mejor que nunca. Y jamás se sabrá cuánto rato mantuvieron caliente el cadáver de Chávez mientras se arreglaba el asuntillo de Maduro. Con Bachelet de cuerpo presente y viviente, lo que es una considerable mejora, se busca legitimar el proceso de “transformaciones profundas” por todo el tiempo que sea necesario.
ADN
Por eso es que podría decirse sin exagerar que la momificación es parte inherente y medular de todo régimen político, pero en grado superlativo lo es de uno que pretenda ir más allá de la mera gestión administrativa del aparato e instituciones legadas por sus antecesores. Paradójico, pero real. En efecto, un mínimo de reliquias sagradas, de huesos santos, nombres intocables y figuras elevadas en un pedestal son, al parecer, muy necesarios como argamasa para sostener el edificio del Estado en dichas circunstancias.El poder parece, por definición, “poderoso”, pero en verdad es en su esencia frágil pues depende de la obediencia, que a su vez depende de la legitimidad, la cual a su vez se funda en temblequeantes fundamentos, a saber, el prestigio de personas de débil carne y hueso, la validez dudosa de programas o doctrinas, de instituciones repletas de fallas, de palabras que se las lleva el viento e intereses que son de suyo cambiantes.
La NM no existiría sin Michelle Bachelet; de hecho apenas existe incluso con ella. Sin la Presidenta la NM se limitaría a ser los consabidos exabruptos de Andrade, las pataletas de Walker, los silencios de Teillier y las caritas fragantes y flamantes de media docena de íconos de la ‘bancada juvenil’”.
De ahí que se necesite embalsamarla siquiera por cuatro años más. Una Bachelet-momia que desfile por 30 países al año otorga, pese a los deterioros de su imagen, no poca valía política. Es y sería diariamente necesaria. Ni siquiera la enorme clientela ya conseguida a base de bonos y paquetes de tallarines, amén de la no menor masa de nuevos servidores públicos que entraron a borbotones al aparato público el 2013 y 2014, serían suficientes sin ella.El populismo, aun en su ampliada y mejorada versión moderna, orbita necesariamente alrededor de una persona. Y reemplazar eventualmente a esta persona por ME-O entraña enorme peligros. Con ME-O se aprestaría a encaramarse otra laya de gente. Así como los actuales paladines de la NM suelen motejar de “nostálgicos de la Concertación” a los elementos menos termocéfalos, así podría llegar el día que una nueva y ambiciosa generación hable de los “nostálgicos de la Nueva Mayoría”. Ya se sabe: en estos procesos hay una carrera de postas que conduce desde la unanimidad a la radicalidad con dos o tres estaciones intermedias.
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