Eyzaguirre: de mito a tragedia
La asunción en el Ministerio de Educación -desde el 2011 a la fecha- ha adquirido un carácter de sacrificio. Y como señalan los antropólogos, detrás de toda gran creación hay un mito, y en los mitos hay sacrificios. Al concebir a la educación como una categoría axial del ordenamiento social, en el diagnóstico de la Nueva Mayoría se hacía necesario dar forma a una auténtica creación: de la combinación entre fin al lucro, copago y la selección emergería un nuevo sistema educacional que vendría a subsanar gran parte de los males endémicos experimentados como sociedad. “La educación como el gran redentor”, acuñó lúcidamente Carlos Peña.
Pero para redimirnos alguien debía ir al sacrificio. El escogido fue Nicolás Eyzaguirre, quien al igual que Prometeo, se ve encadenado y con sus vísceras expuestas para que el águila las devore como castigo de los dioses por haber llevado el fuego de la reforma a la ciudadanía. Pero como Eyzaguirre encarna el fundamento de existencia de la Nueva Mayoría -sin reforma no existiría la Nueva Mayoría, y sin Eyzaguirre no hay reforma, sostuvieron algunos- , su destino lo fuerza a la inmortalidad entre las cadenas, regenerando sus entrañas, para ser devorado una y otras vez por el águila. Es la eternización del sufrimiento en el cargo.
La fagocitación a Eyzaguirre trasciende el espectro político. Es mordido tanto por la izquierda opositora de la Nueva Mayoría, pero propulsora de la reforma (Gabriel Boric), como por el centro de la Nueva Mayoría (Pérez Yoma y los sectores moderados de la DC). Mientras sus reales opositores en la derecha se disponen en una arriesgada maniobra a interpelarlo en el Congreso. Sólo lo escudarán sus fieles seguidores, quienes al igual que Heracles, intentarán dar muerte al águila por medio de una flecha. Pero a fin de cuentas se trata de una defensa instrumental, porque como han dicho parlamentarios de gobierno, “Eyzaguirre está solo”, ya que tal y como está, la gloriosa reforma se transformó en un penoso embrollo para el gobierno.
Aún así, el destino de la reforma parece más claro que el de Eyzaguirre. Esta será aprobada con matices más o matices menos. En la Nueva Mayoría cuentan con los votos, y como nadie gusta de traicionarse a sí mismo, así lo harán. Sin embargo, y en lo que concierne al ministro, de ser liberado de las cadenas y superar la crisis contingente, ¿será Eyzaguirre, al igual que Prometeo, recordado por la gente como aquel que desafió a los dioses por amor, en este caso, a la educación? Difícil. La reforma es rechazada por más del 50% de los ciudadanos según las últimas encuestas y quienes marchan ya no son sus defensores sino que sus opositores. Por tanto, estando Nicolás Eyzaguirre expuesto a los ataques entre cadenas o liberado, a estas alturas el mito de Eyzaguire, al parecer, devino en una auténtica tragedia.
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