Donde mis ojos te vean...‏

JOSÉ RAMÓN VALENTE, La Moneda (24804457)

Alguien te mira


Quizás no debiera ser así, pero la realidad indica que las personas son más proclives a hacer cosas heroicas cuando los están observando y cosas que pueden llegar a ser bastante reprochables cuando nadie los ve. Respecto de esto último, el desbande de los escolares en sus viajes de estudio y la nueva moda de hacer las despedidas de soltero en Argentina son sólo un botón de muestra.
Por ejemplo, los gobernantes de hoy, a diferencia de lo que ocurría en los años 60 y 70, saben muy bien que la inflación puede transformarse en su peor pesadilla. El drama de ver cómo el alza de los precios erosiona el poder de compra de sus salarios, ha aumentado notablemente la sensibilidad y el rechazo de la clase media a la inflación. Cuando los precios comienzan a subir muy rápido, la popularidad de los gobiernos comienza a caer igual de rápido. De esta manera, el juicio público disciplina hasta a los políticos más díscolos respecto a la necesidad de mantener las cuentas fiscales ordenadas.
Este año el alza de precios en Chile ha sido muy superior a la de años anteriores. Medida por la variación del IPC, los precios han subido más de 5% en lo que va del año y el alza de los alimentos ha sido aun mayor. Esto sin duda le ha costado unos cuantos puntos de popularidad al actual gobierno y sobre todo a sus autoridades económicas.
Después del aumento de 1% en el IPC de octubre, las alarmas antiinflacionarias deben haber sonado fuerte en La Moneda. De hecho, el ministro de Hacienda se apresuró a cambiar los parámetros de la fórmula que determina el precio de las gasolinas de manera de provocar una baja de precios que ya suma casi $ 80 en lo que va de noviembre. Adicionalmente, el terror a la inflación también le dio piso político al ministro Arenas para negociar un aumento bastante razonable de los salarios del sector público.
Los políticos pueden tener comportamientos poco decorosos cuando se trata de legislar sobre materias que son poco visibles o entendibles para la población. De hecho, la gente no entiende mucho de impuestos o de leyes laborales y menos de reformas constitucionales. Pero cuando les tocan el bolsillo o sus libertades personales los chilenos pasamos rápidamente a ser expertos en cualquier materia. No es coincidencia que tanto la reforma tributaria como la reforma educacional hayan iniciado sus respectivos tránsitos por el Congreso con más de 50% de aprobación. Ojos que no ven, corazón que no siente. Sin embargo, una vez que ambas iniciativas lograron suficiente visibilidad y se comprobó que afectaban negativamente el bolsillo y la libertad de las personas, su popularidad se desplomó a niveles que apenas superan el 30%.
Lo ocurrido recientemente con la inflación y con la popularidad de las reformas emblemáticas de este gobierno, da cuenta de la importancia de subirle el perfil informativo a las políticas públicas. Cuando los políticos y los gobiernos se saben observados, su comportamiento rápidamente deja de ser indecoroso. Si la gente se informara mejor, incluso podríamos hasta presenciar en el futuro actuaciones verdaderamente heroicas.

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