Un universo de referencias conocido, aunque no agotado (aprender a exhibir el brillo de lo clásico)‏

Yo no veo teleseries.
De hecho (casi) no veo televisión.
Pero leo algunos comentarios
y suelo sacarlos de su contexto,
extractarlos y reordenarlos,
alterándolos levemente
para ver cómo funcionan
como textos sin su soporte referencial.

Aquí hay un ejemplo
de una reseña escrita
recientemente
para el diario La Tercera
por Álvaro Bisama:


Desde la descripción ambigua
de las ambiciones de ascenso social,
de los mapas de un Santiago ficticio
retratado desde los espacios
de la especulación inmobiliaria,
y de la tensión urbana
entre centro y periferia de la misma.

No hay voluntad crítica (…)
pero el tránsito del personaje
compone un mapa eficaz
del Santiago presente.

Un equilibrio no forzado
entre la comedia y el drama.
Una metáfora compleja
de los deseos y tensiones del relato.

Una indagación sobre cómo
la mirada del otro funciona
a partir del deseo y la repulsión,
del miedo y la atracción,
del reflejo y la sospecha.

Un casting armado
de un modo casi matemático,
sin fisuras.
Engranajes que funcionan
en la máquina de ficción
y que están probados
en varios planos,
permiten que el espectador
se encuentre con un universo
de referencias conocido, 
pero no agotado,
haciendo que el relato
irradie un aura clásica inesperada.
La novedad descansa
en exhibir ese brillo de lo clásico…

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