Intentando atrapar algo de ese resplandor lejano de la infancia...‏

Textos y Fotografías
Beltrán Mena y el resplandor de la infancia
por Marilú Ortiz de Rozas
Diario El Mercurio, jueves 30 de octubre de 2014

El escritor presenta el libro «El rey de las bolitas»,
una selección de columnas de variados temas
con fotografías en blanco y negro de su autoría.

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«No es la infancia, 
sino la perfección de su promesa 
lo que echamos de menos.  

Porque el único paraíso 
es el que no se tiene», 
escribe Beltrán Mena en uno 
de los sesenta y cuatro textos
de esta compilación editada
por Libros de Laurel.

Con un dejo de melancolía,
acentuado por evocadoras 
fotografías en blanco y negro,
«El rey de las bolitas»
es una columna que alude
a esa época en que quien
ganaba un torneo de bolitas
lideraba el «patio del recreo».

Lo que no fue el caso
de Mena, según confiesa.

Publicadas en su mayor parte
en «El Mercurio» entre 2003 y 2008,
en estas notas hay temas
que vuelven «una y otra vez, como 
si no pudiera resolverlos», precisa.

Algunos de ellos 
son los que Mena llama 
«los desbordes del progreso»;
otros remiten a 
una búsqueda de explicaciones
para la realidad cotidiana,
a una mirada al pasado
o a emociones básicas
«pero desde un ángulo
un poquito desplazado»,
el que entraña también
un particular humor.

- ¿Por qué decide editar
este libro de columnas?

«Por la sensación frustrante
de que estos textos cortos
publicados en el diario
se los lleva el viento,
duran un día y desaparecen.

Es una forma de reunir
todas esas notas dispersas,
que forman un conjunto.

Ninguno de los textos
fue escrito mirando la contigencia,
opinando sobre la polémica de la semana,
y creo que el libro es su lugar natural.

De manera que cuando 
la editorial me propuso hacerlo,
no demoré ni un minuto en aceptar».

- ¿Qué objetivo persigue una columna?

«De alguna forma,
el formato determina los temas.

Una columna, 
con su espacio limitado,
su tiempo breve 
de escritura y de lectura,
es como salir a cazar.

Los días 
previos al plazo
caminas más atento 
a un movimiento 
entre las ramas, 
a un canto.

Se trata,
como dice Cendrars,
de coger impresiones al vuelo
y enjaularlas vivas.

Se parece a la fotografía
en que debes enfocar
y encuadrar bien.

Un libro largo permite 
una escena desenfocada 
por aquí y por allá.

La columna no,
es demasiado chica,
los errores se notan altiro.

La mitad de las veces no resulta,
publicarlas en un libro permite también
eliminar las columnas fallidas».

- ¿De cuándo data su faceta de fotógrafo?

«Fotos he tomado siempre,
el cuarto oscuro fue una pieza más
en mi casa desde el colegio.

Sólo la abandoné 
en ese período de transición 
de la fotografía tradicional 
a la digital, pero cuando la segunda
alcanzó y luego superó a la primera,
me volví a entusiasmar y desde
hace un par de años
la he vuelto a practicar.

Profesores no tuve,
en general se aprende
tomando fotos
y mirando fotos ajenas».

- ¿Y, cómo plantea 
en «El rey de las bolitas»,
cree que su mejor momento
está por llegar?

«Todos creemos que
el mejor momento
está un poco más allá,
ese es el impulso de la vida.

Solo una persona deprimida
piensa lo contrario.

Pero no puedo evitar 
que,cada año que pasa,
la infancia resplandezca
un poco más.

Quien sabe si todos estos intentos
-textos y fotos- no sean más que
gestos para atrapar algo 
de ese resplandor lejano».

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