La maldita primavera
"Hay gente que se esmera en darle a septiembre solamente una connotación peleadora, lúgubre. Es que hay gente que todo tiene que verlo desde una perspectiva politiquera..ario
Me encanta que llegue septiembre. Es uno de mis meses favoritos. Es el mes en que se hace presente la primavera, en que se celebran las Fiestas Patrias y los días comienzan a ser más largos.
Pero hay gente que se esmera en darle a septiembre solamente una connotación peleadora, lúgubre. Es que hay gente que todo tiene que verlo desde una perspectiva politiquera.
Pasó esta semana, por ejemplo, con la muerte de Gustavo Cerati. A mí me afectó mucho. Quizás porque su música fue la banda de sonido de mi juventud. Y probablemente por eso no me gustó cuando alguna gente comentó que a Cerati le quitaba un poco de mérito no haber tenido el mismo compromiso político/social que tenían otros artistas de su época, como Los Prisioneros o tantos otros que cultivaron la “canción protesta” como su modelo de éxito. Nunca se me había ocurrido evaluar al gran Cerati desde ese punto de vista. Él fue un grande y punto. Lo mismo me pasó antes con Borges, uno de mis escritores favoritos de todos los tiempos, a quien se le miraba en menos por no ser de izquierda.
Esta semana también me sorprendió gente que lamentó que el índice de crecimiento de la economía, el Imacec, marcara un 0,9 %. Esas personas querían que fuera un porcentaje negativo, porque de ese modo podrían criticar más fuerte al Gobierno. Yo estoy de acuerdo con que la economía anda bastante mal y que las autoridades gubernamentales no pueden echarle la culpa al empedrado, pero francamente sentí alivio cuando supe que la desaceleración no había llegado al punto de entrar en riesgo de recesión. Más allá de la esgrima política, lo que importa es el bienestar del país, ¿o es muy tonto lo que estoy diciendo?
O pensemos un segundo en la reforma educacional. También me parece extraño que a alguna gente le preocupe menos la calidad que otros elementos como la selección o el lucro. De nuevo impera más la mirada política que el sentido común. Igual que las famosas tomas de colegios. ¿Qué debiera ser más importante, el derecho a educarse o el derecho a “manifestarse”?
Por eso no voy a permitir que nadie convierta mi primavera, que ya se acerca, en una “maldita primavera” (parafraseando el libro de Sánchez Bauté y la canción de Yuri). Durante todo este mes voy a elevar volantines, voy a comer un número ilimitado de empanadas, voy a izar la bandera patria, a cantar el himno nacional a todo pulmón, a bailar cueca y competir en carrera de ensacados. Y también voy a escuchar a Soda Stereo hasta emocionarme. Y leer “El Inmortal” de Borges.
Pero hay gente que se esmera en darle a septiembre solamente una connotación peleadora, lúgubre. Es que hay gente que todo tiene que verlo desde una perspectiva politiquera.
Pasó esta semana, por ejemplo, con la muerte de Gustavo Cerati. A mí me afectó mucho. Quizás porque su música fue la banda de sonido de mi juventud. Y probablemente por eso no me gustó cuando alguna gente comentó que a Cerati le quitaba un poco de mérito no haber tenido el mismo compromiso político/social que tenían otros artistas de su época, como Los Prisioneros o tantos otros que cultivaron la “canción protesta” como su modelo de éxito. Nunca se me había ocurrido evaluar al gran Cerati desde ese punto de vista. Él fue un grande y punto. Lo mismo me pasó antes con Borges, uno de mis escritores favoritos de todos los tiempos, a quien se le miraba en menos por no ser de izquierda.
Esta semana también me sorprendió gente que lamentó que el índice de crecimiento de la economía, el Imacec, marcara un 0,9 %. Esas personas querían que fuera un porcentaje negativo, porque de ese modo podrían criticar más fuerte al Gobierno. Yo estoy de acuerdo con que la economía anda bastante mal y que las autoridades gubernamentales no pueden echarle la culpa al empedrado, pero francamente sentí alivio cuando supe que la desaceleración no había llegado al punto de entrar en riesgo de recesión. Más allá de la esgrima política, lo que importa es el bienestar del país, ¿o es muy tonto lo que estoy diciendo?
O pensemos un segundo en la reforma educacional. También me parece extraño que a alguna gente le preocupe menos la calidad que otros elementos como la selección o el lucro. De nuevo impera más la mirada política que el sentido común. Igual que las famosas tomas de colegios. ¿Qué debiera ser más importante, el derecho a educarse o el derecho a “manifestarse”?
Por eso no voy a permitir que nadie convierta mi primavera, que ya se acerca, en una “maldita primavera” (parafraseando el libro de Sánchez Bauté y la canción de Yuri). Durante todo este mes voy a elevar volantines, voy a comer un número ilimitado de empanadas, voy a izar la bandera patria, a cantar el himno nacional a todo pulmón, a bailar cueca y competir en carrera de ensacados. Y también voy a escuchar a Soda Stereo hasta emocionarme. Y leer “El Inmortal” de Borges.
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