Divina Misericordia




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Culto Divina Misericordia

 El mayor atributo de Dios es su Misericordia: “Yahvéh, Yahvéh, Dios misericordioso, lento a la cólera y rico en amor” (Ex.34,6). El salmo 136 nos invita a dar gracias al Señor “porque es bueno, porque es eterna su misericordia”.
Nuestro Señor Jesucristo fue el enviado por “Padre de las Misericordias” (2 Cor. 1,3) para salvar a la humanidad dañada por el pecado. Muriendo en la cruz nos amó hasta el extremo, resucitando nos dio nueva vida y enviando desde al cielo al Espíritu Santo ha derramado en nuestros corazones su amor. El nos pide que seamos misericordiosos “como el Padre de los cielos es misericordioso” (Mt. 5,7) para entrar en su Reino.
La misericordia de Dios es el mensaje central del Evangelio y la Iglesia debe anunciarlo con las palabras y las obras. En el s. XVII fue elegida por el Señor Jesús Santa Margarita María de Alacoque, como discípula muy querida de su Sagrado Corazón, para anunciar a los hombres la abundancia del amor divino. En nuestra época Santa Faustina Kovalska, constituida por el mismo Señor en dispensadora, apóstol y secretaria de su Misericordia, nos comunica el deseo del Corazón de Cristo: “Que el pecador no tenga miedo de acercarse a Mi. Me queman las llamas de la misericordia, deseo derramarlas sobre las almas” (D.50).
El Papa Beato Juan Pablo II dijo en la canonización de Santa Faustina el 30 de Abril de 2000: “Quiero transmitir al nuevo milenio y a todo el mundo, este mensaje de la Divina Misericordia, para que conozcan mejor el verdadero rostro de Dios Misericordioso”.

 PROMESAS DE JESÚS MISERICORDIOSO

- “Yo soy la Misericordia misma para el alma arrepentida” (D. 1521).
- “A las almas que meditan en mi Pasión les concedo el mayor número de gracias” (D. 735).
- “Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos, y sobre todo a la hora de la muerte. Yo mismo la defenderé como Mi gloria” (D. 48).
- “A las almas que recen esta coronilla, mi Misericordia las envolverá en vida y especialmente a la hora de la muerte” (D. 754). “A quienes recen esta coronilla, Me complazco en darles todo lo que me pidan” (D. 1541).
- “A las almas que propaguen la devoción de Mi Misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa [protege] a su hijo recién nacido y a la hora de su muerte no seré para ellas Juez sino Salvador Misericordioso” (D. 1075).
- “A los sacerdotes que proclamen y alaben Mi Misericordia, les daré una fuerza prodigiosa y ungiré sus palabras y sacudiré los corazones a los cuales hablen” (D. 1521).

 IMAGEN DE JESÚS MISERICORDIOSO

El 22 de febrero de 1931 Sor Faustina tuvo esta ésta visión: “Al anochecer, estando en mi celda, vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica sobre el pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido. En silencio, atentamente miraba al Señor, mi alma estaba llena de temor, pero también de una gran alegría. Después de un momento, Jesús me dijo: Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: Jesús, confío en Ti. Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y [luego] en el mundo entero” (D. 47).
Jesús explicó así el significado de la imagen a Santa Faustina: “Los rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas. Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi Misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza” (D. 299). Es alusión directa a los sacramentos, ya que por el Bautismo y la Penitencia se purifican nuestras almas y por la Eucaristía se alimentan.
Ante la desilusión que sintió Santa Faustina al ver la imagen del Señor ya pintada por un artista, escuchó estas palabras del Señor: “No en la belleza del color, ni en la del pincel, esta la grandeza de esta imagen, sino en Mi gracia” (D. 313).
Esta sagrada imagen es un medio querido por el mismo Jesús para alcanzar su misericordia: Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese recipiente es esta imagen con la firma: Jesús, confío en Ti” (D. 327). “El alma que venere esta imagen no perecerá” (D. 48). “A través de esta imagen concederé muchas gracias a las almas” (D. 742).

 FIESTA DE LA MISERICORDIA

El Señor manifestó a Santa Faustina: “Deseo que el primer domingo después de la Pascua de Resurrección sea la Fiesta de la Misericordia” (D. 299). Esta Fiesta ha salido de sus “entrañas de Misericordia”, las que en ese día están abiertas para derramar un mar de gracias; el alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas (Cfr. D. 699).
El Señor, lleno de dolor y compasión, dijo a Santa Faustina: “Las almas mueren a pesar de Mi amarga Pasión. Les ofrezco la última tabla de salvación, es decir, la Fiesta de Mi misericordia. Si no adoran Mi misericordia morirán para siempre” (D. 965).
La Fiesta litúrgica de la Divina Misericordia fue instituida para la Iglesia Universal por el Papa Beato Juan Pablo II en el Año Santo Jubilar 2000. Se celebra, según el deseo expresado por Nuestro Señor a Santa Faustina, el primer Domingo después de Pascua.

 NOVENA

Nuestro Señor pidió a Santa Faustina que se preparara a la Fiesta de la Misericordia siguiendo una novena que debía comenzar el Viernes Santo: “Deseo que durante esos nueve días lleves a las almas a la Fuente de Mi Misericordia para que saquen fuerzas, alivio y toda gracia que necesiten para afrontar las dificultades de la vida y especialmente en la hora de la muerte. Cada día traerás a Mi Corazón un grupo diferente de almas y las sumergirás en éste mar de Mi Misericordia. Y a todas esas almas yo las introduciré en la casa de Mi Padre. Lo harás en ésta vida y en la vida futura. Y no rehusaré nada a ningún alma que traerás a la Fuente de Mi misericordia. Cada día pedirás a Mi Padre las gracias para estas [almas] por Mi amarga Pasión” (D. 1209).
Cada día de la novena, por indicación de Nuestro Señor, Santa Faustina fue llevando a la Fuente de la Misericordia a las almas en el siguiente orden:
- toda la humanidad, especialmente los pecadores;
- los sacerdotes y los religiosos;
- las almas devotas y fieles;
- los paganos y los que aún no conocen a Cristo;
- los herejes y los cismáticos;
- las almas mansas y humildes y las almas de los niños pequeños;
- las almas de los que veneran la Divina Misericordia;
- las almas de los que están en el purgatorio;
- y las almas tibias.

 LA HORA DE LA MISERICORDIA

En los Evangelios leemos que Nuestro Señor Jesucristo murió clavado en la cruz a las tres de la tarde (cfr. Mt. 27; Mc. 15; Lc. 23). Entregó su vida al Padre Dios por la salvación del mundo entero y nos amó hasta el extremo.
Dijo el Señor a Santa Faustina: “A las tres, ruega por Mi misericordia, en especial para los pecadores y aunque sólo sea por un brevísimo momento, sumérgete en Mi pasión, especialmente en Mi abandono en el momento de Mi agonía. Esta es la hora de la gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré entrar en Mi tristeza mortal. En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de Mi Pasión” (D. 1320).
“Cuantas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en Mi misericordia adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, ya que en ese momento se abrió de par en par para cada alma (…)” (D. 1572).

 LA CORONILLA

El Señor Jesús dictó esta oración a Santa Faustina en Vilna entre el 13 y el 14 de septiembre de 1935 (D. 474-476).
En 1936 dijo el Señor a Santa Faustina: “Reza incesantemente esta coronilla que te he enseñado. Quienquiera que la rece recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la última tabla de salvación. Hasta el pecador más empedernido, si reza esta coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi misericordia infinita” (D. 687). Y en 1938: “Hija mía, anima a las almas a rezar la coronilla que te he dado. A quienes recen esta coronilla, me complazco en darles todo lo que me pidan. Cuando la recen los pecadores empedernidos, colmaré sus almas de paz y la hora de su muerte será feliz…Cuando recen esta coronilla junto los moribundos, me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como juez justo sino como Salvador misericordioso” (D. 1541).
Promesa del Señor:
“A las almas que recen esta coronilla, Mi misericordia las envolverá en vida y especialmente a la hora de la muerte. (Diario n° 754)
Como rezar la Coronilla a la Divina Misericordia:
Para rezarlo con las cuentas del Rosario. Al inicio se reza:
Padre Nuestro, Ave María, Credo.
En las cuentas del Padre Nuestro se reza:
“Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amadísimo Hijo Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.”
En las cuentas del Ave María:
“Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.”
Al finalizar las cinco decenas se reza tres veces
“Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.”
Y se añade:
“Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, confío en Ti.”
“Santa Faustina, Ruega por nosotros”.

 OBRAS DE MISERICORDIA

La devoción a la Divina Misericordia inspira y exige la práctica de la misericordia hacia el prójimo. El Señor dice en el Evangelio: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mt. 5,7), y a través de Santa Faustina nos indica tres formas de vivirla: “Hija Mía, si por medio de ti exijo a los hombres el culto a Mi misericordia, tú debes ser la primera en distinguirte por la confianza en Mi misericordia. Exijo de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia Mí. Debes mostrar misericordia hacia el prójimo siempre y en todas partes. No debes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. Te doy tres formas de ejercer misericordia al prójimo: la primera-la acción, la segunda-la palabra, la tercera-la oración” (D. 742).

 CONDICIONES PARA ALCANZAR LA MISERICORDIA DIVINA

LA CONFIANZA:
- “La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia” (D. 300).
- “El alma que confía en Mi misericordia es la más feliz porque Yo mismo tengo cuidado de ella” (D. 1273).
- “Di a las almas que de esta Fuente de Misericordia las almas sacan gracias exclusivamente con el recipiente de confianza. Si su confianza es grande, Mi misericordia no conocerá límites” (D. 1602).
LA CONVERSIÓN:
- “Soy santo, tres veces santo y siento aversión por el menor pecado. No puedo amar el alma manchada por un pecado, pero cuando se arrepiente, entonces Mi generosidad hacia ella no conoce límites. Mi misericordia la abraza y justifica. Persigo a los pecadores con mi misericordia en todos sus caminos y Mi Corazón se alegra cuando ellos vuelven a Mí” (D. 1728).
LA ESPERANZA:
- “Deseo que Mi misericordia sea venerada; le doy a la humanidad la última tabla de salvación, es decir, el refugio de Mi misericordia. Mi Corazón se regocija en esta Fiesta” (D. 998).

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