Los desafíos en salud
La última encuesta CEP entregó varios resultados sorprendentes. Cabe destacar aquel que señala que el 51% de los encuestados ve a salud como el área en que el gobierno debería destinar mayores esfuerzos, por sobre educación (44%) y delincuencia (43%). Asimismo, un 56% considera que los recursos de la reforma tributaria deberían invertirse en salud. Este nuevo panorama político dejó en evidencia una agenda gubernamental para el sector poco ambiciosa, acotada a la construcción de hospitales y la creación de un fondo nacional de medicamentos.
En una comparación internacional, Chile podría reducir su gasto per cápita en salud en un 31%, sin alterar los principales indicadores biomédicos, o se podrían mejorar los resultados sanitarios en un 44% manteniendo constante el uso de recursos. Más aún, los espacios de mejora a nivel hospitalario son significativos. De acuerdo a la evidencia reciente, los hospitales públicos usan -en promedio- entre un 27% y 45% más recursos de los que se requiere para un nivel de gestión eficiente.
Aunque los desafíos en salud pública son diversos y complejos, cabe definir ciertas prioridades a nivel primario y hospitalario.
A nivel de atención primaria se requiere implementar al 100% el modelo de atención familiar, con médicos y equipos de cabecera y la aplicación efectiva de programas de promoción y prevención con base en la comunidad. Asimismo, se deben disponer de nuevos indicadores de desempeño para una evaluación de la red integrada, pagos asociados a indicadores de desempeño, encuestas a usuarios y mayor participación comunitaria a través de presupuestos participativos. Dado que los tiempos de espera siguen siendo muy altos y la asignación de recursos entre zonas es desigual, se necesitan recursos para incorporar servicios de especialización tales como oftalmología, dermatología, traumatología y otorrinolaringología, usando convenios o licitaciones con equipos de especialistas públicos o privados. Además, se debería modificar el financiamiento per cápita, con el fin de incluir pagos por desempeño para ciertos problemas crónicos y prestaciones o acciones preventivas y promocionales.
El sector público no sólo necesita más y mejor infraestructura y equipamiento, sino que también mejor gestión. Luego, a nivel hospitalario se requiere flexibilizar las normas que rigen a los hospitales autogestionados. Estos establecimientos se deberían organizar con un estatuto similar al de empresas públicas, con autonomía de gestión, con un régimen laboral moderno y disponer de consejos directivos responsables de la dirección de estas nuevas instituciones.
Asimismo, se debería aumentar la proporción de prestaciones valoradas en el financiamiento total. Esto aumentaría la eficiencia hospitalaria, pues incrementa el monto de financiamiento asignado por actividad. En definitiva, se busca optimizar la gestión hospitalaria, toda vez que una mayor eficiencia elimina capacidades ociosas y aumenta el acceso de la población a este nivel de atención.
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