Más que una presidenta, un sentimiento (pero el cariño tiene sus límites)‏

ANDRÉS BENÍTEZ, DIARIO LA TERCERA, SÁBADO 16 DE AGOSTO DE 2014HTTP://VOCES.LATERCERA.COM/2014/08/16/ANDRES-BENITEZ/POR-QUE-LA-QUIEREN/
bachelet

¿Por qué la quieren?


Más que un presidente, un sentimiento. Eso es Bachelet. Lo suyo no es apoyo político; es cariño. La gente, por sobre todo, la quiere. Por eso, lo de ella no pasa por lo que dice o hace. Se trata de algo más profundo. Un sentimiento.
La encuesta CEP de esta semana deja claro aquello. Bachelet obtiene un 50 por ciento de aprobación, cifra que es mayor con la que comenzó su primer mandato. En principio, no se trata de algo raro, porque siempre ha sido popular. Pero resulta bastante inédito si se considera que la misma gente que dice apoyarla, es bastante crítica de sus reformas, de la situación económica, incluso del mismo gobierno. La distancia que hay entre ella y lo que sucede es abismante.
Y esto se advierte en dos planos. El primero es cómo se aleja de los problemas. Por ejemplo, las personas dicen que el país está estancado y que no creen que esto cambie en los próximos 12 meses. Pero no relacionan aquello con la figura de la Presidenta. Lo mismo sucede cuando la gran mayoría indica no estar de acuerdo con el clima político actual, porque hay muchas peleas y conflictos. En esto, una vez más, cuando se le pregunta por Bachelet, casi todos dicen que ella tiene disposición a escuchar y llegar a acuerdos.
Pero hay un segundo plano donde este sentimiento de cariño sobre la Presidenta adquiere más peso. Se trata específicamente cuando se pregunta sobre la reforma educacional. Aquí la cosa es bien impresionante, porque la gente cree exactamente lo contrario a lo que piensa Bachelet. Apoya el lucro, el copago y la selección en los colegios emblemáticos y religiosos. Además, casi todos prefieren enviar a sus hijos a los colegios particulares subvencionados y nadie cree en la gratuidad universal universitaria. En suma, el mundo al revés.
¿Por qué la quieren? Bueno, la respuesta está en la misma encuesta. Cuando se pregunta por qué la eligieron, sólo una minoría señala que fue por su programa o por la coalición política que representa. La gran mayoría es clara en decir que, si está donde está, es simplemente por la confianza que le tienen como persona. En definitiva, un sentimiento.
Probablemente ni ella misma sabe cómo logró esto. Se trata, sin duda, de un poder enorme. A primera vista ella podría hacer lo que quiera. Pero sabemos que no es así. La historia está llena de grandes amores que terminaron en tragedias, las que han sido inspiración de poetas, músicos y dramaturgos. Por eso, si la base del cariño es la confianza que inspira, no el programa ni sus socios políticos, entonces debe actuar en consecuencia. Aferrarse a ideas que no representan a la gente, como es claro sucede en el caso de educación, terminará tarde o temprano pasándole la cuenta. Lo mismo si no es capaz de forjar acuerdos, que es lo que se le está pidiendo. Porque el cariño tiene un límite. Incluso las madres, que cuentan con el apoyo incondicional de los hijos, saben que los deben dejar crecer y ser independientes. Es decir, no sólo deben educar, sino también respetar sus ideas. Esa es la base que hace que los cariños perduren.

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