Junto con defender las convicciones propias y hacer ver con toda claridad los errores que cometen las autoridades, estar dispuestos a colaborar con ellas a rectificar el rumbo...‏

Columnistas
Diario El Mercurio, Domingo 24 de agosto de 2014

Oposición constructiva

"La Alianza ha optado por defender sus convicciones y hacer ver los errores que cometen las autoridades, junto con estar dispuesta a colaborar con ellas a rectificar el rumbo..."


Al abrirse el Gobierno a acordar con la oposición una rectificación de fondo a su controvertido proyecto de reforma tributaria, podría estar intentando un nuevo comienzo, el giro hacia una estrategia de diálogo, búsqueda de acuerdos transversales, propuestas sensatas. Pero también cabe temer lo contrario: que ello haya sido tan solo un repliegue táctico, ante las gruesas fallas técnicas y políticas que evidenciaba el proyecto original. El futuro dirá.

Llena de significado ha sido, en mi opinión, la opción estratégica adoptada por la oposición al avenirse a pactar un proyecto mejorado, pero aún muy distante de sus ideales. La decisión no era en absoluto obvia. El Gobierno ha errado en su diagnóstico sobre la robustez de la economía y el malestar de la ciudadanía. Sus economistas dieron por segura nuestra acelerada marcha al desarrollo y concluyeron que bien podíamos dar prioridad al objetivo redistributivo, aunque ello implicara desactivar incentivos que favorecen el crecimiento. Sus sociólogos interpretaron que las bulladas protestas estudiantiles auguraban el derrumbe del modelo de economía libre. En tan solo cinco meses de gobierno, el diagnóstico oficial se ha estrellado contra la realidad: mientras la economía sufre un abrupto frenazo, las encuestas revelan que las reformas estelares del programa -la tributaria y la educacional- despiertan inesperada desaprobación ciudadana.

En las circunstancias indicadas, una alternativa válida para la Alianza -que carece de mayorías parlamentarias- podría ser encastillarse en una oposición intransigente y testimonial. Tal vez el deterioro de la economía y la probable pérdida de popularidad del Gobierno jugarían a favor de un futuro retorno de la coalición opositora a La Moneda. Pero también ese escenario podría exacerbar el clima anti economía de mercado, favorecer una expansión fiscal desmedida y promover el populismo.

Por ello celebro que la Alianza haya optado por hacer oposición constructiva. No se trata, desde luego, de abrazar los planes del Gobierno. Junto con defender sus convicciones y hacer ver con toda claridad los errores que cometen las autoridades, estar dispuesta a colaborar con ellas a rectificar el rumbo. Así, contribuyendo al bien de Chile por sobre los intereses partidistas, mostrando flexibilidad y creatividad para aliviar los aspectos más críticos de las propuestas oficiales, procurando interpretar la sensatez del electorado, defendiendo inteligentemente sus valores e ideas, creo que puede la Alianza labrarse una opción política con futuro. 

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