Arcis y las convicciones del PC


Las mismas prácticas que realizadas por otros resultaban inaceptables, cuando ellas eran realizadas por dirigentes de su propio partido, en posiciones de importancia en la universidad, no merecieron crítica alguna desde el PC y formaban parte de la rutina con que se la administraba...


La crisis financiera y académica en la que se encuentra la Universidad Arcis -con un importante período (2004-2013) estrechamente ligada al Partido Comunista, a través de Ediciones ICAL (Instituto Científico Alejandro Lipschutz)-, cuyos detalles han sido revelados en el reportaje de investigación de Ciper Chile, ilustra cómo los intereses comerciales y la obtención de retornos a sus inversiones resultaron más importantes para el PC que las convicciones ideológicas que proclama sostener, y con las que denunciaba acremente al sistema de universidades privadas del país. Las mismas prácticas que realizadas por otros resultaban inaceptables, cuando ellas eran realizadas por dirigentes de su propio partido, en posiciones de importancia en la universidad, no merecieron crítica alguna desde el PC y formaban parte de la rutina con que se la administraba. Solo la embarazosa situación que ese hecho supondría, una vez que el partido se incorporara a la Nueva Mayoría, lo instó a salir de su propiedad a fines de 2013.

Una de las acciones "neoliberales" en las que se involucró el PC fue la creación de una empresa inmobiliaria (Inversiones e Inmobiliaria La Libertad S.A.), dueña de los inmuebles donde funcionaba la universidad, la que recibía arriendo por ellos y repartió dividendos a sus accionistas, incluida Ediciones ICAL, lo que ocurrió hasta diciembre de 2012; asimismo, la fallida expansión de Arcis a provincias -Cabrero, Curanilahue, Castro, Portezuelo, Lota y Cañete-, cuyo dudoso objetivo académico, y aún más dudoso sentido comercial, siembra un manto de dudas respecto de los reales beneficiarios de los recursos allí invertidos; la recepción de casi 13 millones de dólares, en 2008 y 2009, desde el Banco Nacional de Desarrollo Económico de Venezuela (Bandes), por instrucciones del propio ex Presidente Chávez, para un convenio de asistencia económica no reembolsable, cuyo destino permitió la sobrevivencia de la universidad por algunos años más, dado que su situación económica ya se había tornado crítica, parecen el equivalente, de signo contrario, a las operaciones que el PC le adjudicaba a la CIA en distintos países de Latinoamérica.

Cuando la Universidad del Mar se transformó en el símbolo de lo malo que había en el sistema universitario chileno, y el PC, a través de Camila Vallejo como dirigente universitaria, encabezaba las críticas al respecto, una similar situación en Arcis solo mereció del partido y de la actual diputada un riguroso y disciplinado silencio. Ninguno de los hechos denunciados por Ciper parece desvirtuado en la respuesta difundida por ICAL a la prensa. Al parecer, las convicciones ideológicas del PC fueron reemplazadas, en este caso, por un inconfesable "afán de lucro", denotando con ello un doble estándar imposible de disimular.

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