Dinámica

Columnistas
Diario El Mercurio, Lunes 28 de julio de 2014


"Los que son ajenos a esa mentalidad no destaquen el hecho de que las reformas siguen siendo perniciosas, puesto que ellas implican un profundo desprecio por la dinámica social que lleva al bienestar para todos..."


El Gobierno ha logrado una meta importantísima, al hacer que la polémica por las reformas se vaya por las ramas. Esto ha significado que todos los interlocutores dan por válida su necesidad, y la discusión se termina centrando solo en detalles operativos: para hacerlas menos malas, dicen los opositores. Pero no agregan ni una salvedad respecto del objetivo básico de ellas, que apunta a desechar los fundamentos que han transformado al país positivamente en las últimas cuatro décadas.

La izquierda desprecia y no puede aceptar ni el concepto ni la tremenda realidad de la dinámica social que ha hecho de Chile un país de clase media. Es estática, además de pasada de moda. Según ella, y con el pretexto de protección, nadie puede moverse sin su autorización: la de sus iluminados conductores o custodios de la conciencia de clase, que se valen de una burocracia inmensa para transformar a las personas en autómatas. También se beneficia del aspecto fantasioso que campea en nuestra mentalidad colectiva, lo que permite concebir que lo irreal sea factible. Nuestro estatismo está moldeado en mayor o menor medida por estos rasgos.

En lo económico, el crecimiento constituye el modo más seguro, rápido y efectivo para incrementar la recaudación tributaria en forma estable. En la educación hay que liberar a los profesores del Estatuto Docente y su control inmovilizador por el Colegio de Profesores tutelado por los comunistas y, a la vez, destacar con fuerza a quienes poseen la capacidad de gestión que permite que los buenos profesores rindan en su labor. El sistema binominal ha aminorado la hegemonía y el monopolio del poder por parte de los políticos, asegurando los grandes equilibrios que le han dado estabilidad al país en estas décadas. La Constitución ha asegurado la manifestación de las personas, que son las que impulsan a las fuerzas sociales; la canalización institucional de estas energías ha permitido que la sociedad florezca, se diversifique y se enriquezca espiritual y materialmente.

Los aspectos señalados han permitido dejar atrás el estancamiento material y el empequeñecimiento espiritual del Chile de mediados del siglo XX. Para una mentalidad de izquierda es natural querer demoler las bases del progreso. Preocupa, en cambio, que los que son ajenos a esa mentalidad no destaquen el hecho de que las reformas siguen siendo perniciosas, puesto que ellas implican un profundo desprecio por la dinámica social que lleva al bienestar para todos.

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