Bueno, porque primero tengo que bajar al otro de los patines



Hernán Büchi 

Diario El Mercurio, Economía y Negocios, domingo 6 de julio de 2014

El Ministro Eyzaguirre se caracteriza por su locuacidad y el uso de frases mordaces o provocadoras. Cuando se desempeñó como Ministro de Hacienda, quizás por la naturaleza del cargo, moderó su temperamento, pero en su cartera actual lo hemos visto expresarse profusamente. No debemos confundirnos al oírlo. Si bien sus expresiones son llamativas o hirientes no deben calificarse como irreales o irrelevantes. Provienen de un profesional capaz y conocedor y, más allá de la forma, reflejan una posición definida.

Cuando debió explicar por qué los primeros proyectos de su ministerio no iban directamente a mejorar la educación municipal, hizo un símil con una cancha enlozada en que unos van descalzos y otros en patines de alta velocidad y concluyó su ejemplo: Bueno, porque primero tengo que bajar al otro de los patines.

Desgraciadamente no es solo una frase. Los proyectos de ley presentados buscan hacer la vida más difícil sino imposible a los actores distintos al Fisco y que hoy cuentan con la confianza de la mayoría de las familias. ¡Probablemente bajen a muchos niños de sus patines! Pero la discusión pública muestra que el daño se está causando antes de que las leyes se aprueben. Los emprendimientos en educación están mayormente paralizados y aunque quisieran seguir adelante no tienen financiamiento por el riesgo de expropiación de facto que implica el cambio en las reglas.

Sin embargo, no debemos creer que esto es fruto de la casualidad. Corresponde a una visión equivocada pero vigente. Ante el diagnóstico de la desigualdad como principal problema, la autoridad estimó que hay que avanzar, sin importar si se hace frenando a los avanzados o mejorando a los retrasados. Bajar de los patines es más fácil que subir a los descalzos de modo que por allí se decidió partir. Aunque sin la forma sincera y llamativa del Ministro Eyzaguirre, esta actitud no es aislada sino que permea gran parte de los planteamientos del Gobierno.

Para una sociedad como la chilena, que en las últimas décadas logró alimentar, vestir, dar techo, cuidar la salud y abrir oportunidades de educación, formación e incluso entretención como nunca lo había hecho en su historia, especialmente para los más postergados, preocupa la velocidad con que vuelven paradigmas que fracasaron antes y que siguen fracasando hoy en la Venezuela de Chávez y Maduro.
Luego de los duros traspiés de nuestro pasado, el consenso logrado fue avanzar en el objetivo de mejorar las oportunidades de los menos favorecidos, pero cuidando que ello no fuera a costa de afectar o interrumpir el ritmo del progreso. Se trataba de subir a los descalzos y no bajar a los que ya tenían patines.

Pero no es solo en educación donde se ha cambiado el foco. Después de un trámite expreso y sin discusión real en la Cámara de Diputados, los aumentos de impuestos han sido analizados con más detención en el Senado. Una consecuencia interesante ha sido constatar que la opinión negativa es mayor a la que el Gobierno intentó plantear originalmente: La minoría rica en contra y el resto de la ciudadanía favorecida aprobándolo.

Las inquietudes se centran en los aspectos operativo y macroeconómico. Los operativos se refieren a las facultades excesivas de Impuestos Internos y a las dificultades, prácticas y legales de "atribuir renta" a los contribuyentes. Hay que considerar que ello requiere un ejercicio simultáneo en que se determina el resultado de cada contribuyente pero donde lo que calcula uno debe incorporarlo el otro en su propio cálculo. No es simple cuando las relaciones económicas no son lineales sino circulares y se quiere precisar la responsabilidad de lo que se declara.
Pero lo más importante es que gran parte de quienes han opinado difieren con lo expresado por Hacienda. Opinan que la propuesta que duplica el impuesto vía empresas sí afectará el crecimiento. En el afán de castigar con tributos a los "privilegiados" por el efecto que se genera en el ahorro y la inversión se estaría nivelando hacia abajo. Más paradójico aún, el menor crecimiento acumulado haría desaparecer parte importante de la mayor recaudación buscada.

De la misma forma que en educación, antes de aprobarse las propuestas tributarias están teniendo efectos negativos y la incertidumbre está impactando para mal el desarrollo económico. El menor crecimiento y la caída abrupta de la inversión no sólo se explica por el ambiente externo menos favorable ya que en Chile es más acentuado que en países que viven el mismo entorno. Aunque no se reconozca, las expectativas han sido afectadas por las propuestas y están teniendo impacto en nuestra economía.

La visión de bajar primero al de los patines, está presente en muchos otros planteamientos del Gobierno. El Intendente de la Araucanía dice que hay algunos que tienen muchas tierras. Olvida que la Reforma Agraria la vivimos y el país fue el perdedor. Pero la estrategia más peligrosa es la que plantea cambios integrales a nuestro orden constitucional. El costo de transformar el proceso político en un juego de suma cero es muy grande. Las sociedades lo evitan respetando a las minorías porque al derribarse esas barreras el resultado es el caudillismo populista y el reflorecimiento de la pobreza.

La franqueza del Ministro puede ser beneficiosa para Chile si logra cambiar el diálogo y recuperar el consenso. Más allá de las legítimas visiones distintas, habíamos aprendido a ser cuidadosos en nivelar hacia arriba y no hacia abajo.

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