RODRIGO CASTRO, DIARIO LA TERCERA, MARTES 3 DE JUNIO DE 2014HTTP://VOCES.LATERCERA.COM/2014/06/03/RODRIGO-CASTRO/FALTA-DE-COHERENCIA/
Falta de coherencia
El gobierno ha asegurado que la Reforma Tributaria no dañaría a las Pymes ni a los emprendedores; de hecho, ha sido más enfático señalando que disponen de evidencia que asegura que la reforma sería pro Pymes. Sin embargo, el aumento en la tasa del impuesto de primera categoría de 20% a 25%, el cambio de la base tributable de retirada a devengada y la eliminación del FUT, versus la implementación de una depreciación instantánea de los activos fijos, además del término de la exención impositiva a los fondos de inversión privados (FIP), son una modificación mayor para el ecosistema emprendedor e innovador.
El establecimiento de un sistema en el que hay que pagar de inmediato los impuestos sobre la utilidad tiene un impacto relevante sobre liquidez e inversión. En efecto, la reforma tiene un impacto sobre la liquidez, dado que cada vez que la empresa genere utilidad, el socio estará obligado a pagar impuestos por ella, lo que implicará que la propia empresa deberá proveer dichos fondos. De la misma manera, la obligación del pago de impuestos implica un mayor retiro de las utilidades desde la empresa, disminuyendo la capacidad para asumir el flujo de inversión.
Si se elimina el FUT a las Pymes, el impacto es básicamente que el emprendedor tiene que pagar ahora por el total de utilidades, aunque no las reciba. Se crean fuertes incentivos a la elusión, el efecto contrario a lo que se busca con la reforma. Luego, todo lo avanzado durante los últimos cuatro años en la creación de nuevas empresas -muchas de ellas innovadoras- quedará en nada.
La depreciación instantánea pierde sentido, en especial en el caso de emprendimientos, donde muchas veces las empresas no cuentan con activos fijos relevantes. Un incremento en la tasa de primera categoría impactaría con fuerza a este segmento, y en particular, a empresas de servicios o tecnológicas, ya que no tendrían la deducción del gasto por depreciación, pero se verían igualmente obligadas al pago del impuesto a una mayor tasa. Esto, sumado a la disminución de la liquidez de la empresa, genera una pérdida de crecimiento y competitividad en el mercado. Un mecanismo de compensación como la depreciación instantánea no privilegia la economía basada en el conocimiento y la innovación, aquella que permite superar la barrera del desarrollo.
Por otro lado, los FIP deberán pagar un impuesto de retención de 35%, con lo que se termina gran parte de su atractivo como vehículo inversor. Esto implica que los emprendedores dispondrán de menos mecanismos a los que recurrir para financiar sus proyectos. En los lugares donde se ha desarrollado la industria de capital de riesgo, de fondos creados para ser un vehículo de creación de riqueza, es indispensable que esta creación de riqueza no pague impuestos a las ganancias de capital. Las utilidades futuras están gravadas y, por lo tanto, gravar las ganancias de capital es gravar doblemente el emprendimiento. Esto genera falta de coherencia con lo que ha sido la propuesta de fomentar el emprendimiento y la innovación.
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