Factores de la desaceleración: ¿Internos o externos?
La actividad económica se está desacelerando más de lo esperado y resurge la pregunta si solo responde a factores externos o están comenzando a afectar con más fuerza los factores internos. Los datos indican que entre fines del año pasado y comienzos de este año, las proyecciones de crecimiento para Chile estaban en torno a 4,6%, para Latinoamérica en torno a 3,9% y para Perú y Colombia en torno a 6,1% y 4,5%, respectivamente. Durante esta semana el Banco Mundial revisó sus proyecciones y dejó a Chile en 3,3%, Latinoamérica en 1,9%, Colombia en 4,6% y Perú en 4,0%. Lo que indicaría que el ajuste en las proyecciones de crecimiento a la baja de Chile son similares a las de los países emergentes y, por tanto, respondería más a factores asociados al ciclo económico internacional: menores términos de intercambio por la caída de precio de los commodities y menores flujos de capitales a las economías emergentes.
Sin embargo, para los analistas locales las expectativas de crecimiento de Chile este año y el próximo son aún más bajas. Según la encuestas del Banco Central, el país crecería solo 3% en 2014 y 4% en adelante. Estas bajas expectativas de crecimiento estarían fundadas en el escaso crecimiento de los cuatros primeros meses que alcanzó solo un 2,6% anual, la fuerte caída de la inversión en abril y mayo, tal como lo indica la evolución negativa de las importaciones de bienes de capital, y la caída en la demanda de bienes durables.
Más aún, las expectativas empresariales indican que el escenario de desaceleración se mantendrá los próximos trimestres. En efecto, el IMCE (índice mensual de confianza empresarial) muestra que las expectativas empresariales bajaron fuertemente entre el segundo y tercer trimestre de 2013, y que volvieran a bajar con fuerza en abril y mayo de este año. Tres de los cuatro principales sectores económicos -comercio, construcción y manufacturas- tienen perspectivas pesimistas, lo que adelanta una contracción de esos sectores en los próximos trimestres. El sector minero queda como el único con perspectivas de expansión. Un dato adicional: solo durante la recesión de 2008 hubo menor confianza empresarial que en la actualidad, tanto a nivel agregado como por sectores.
La caída en la confianza empresarial en 2013 y la desaceleración económica de niveles de 5% a 4% son explicadas por la economía internacional. Sin embargo, el nuevo impulso que está tomando la desaceleración económica este año, y especialmente la caída en la confianza empresarial, que anuncia menor inversión, crecimiento y empleo, responden en mayor medida a factores locales. Las reformas económicas en materia tributaria y educacional están generando incertidumbre regulatoria, y está bien fundado que esto afecta la inversión y el crecimiento en el corto plazo.
Con esto, el desafío del equipo económico es lograr aprobar su programa de reformas sin que la economía se venga abajo. Todo pasará por la confianza que entreguen al mercado respecto a que los objetivos y los efectos de la reforma están bien calibrados. Sin duda que la apertura de espacios de discusión y análisis permitirán dar más seguridad a los actores económicos y acotar la desaceleración. El Senado por su parte, debe cumplir el rol de contraparte del Ejecutivo incorporando las mejoras que sean necesarias, y así reafirmar la confianza empresarial en las instituciones del país, en términos de que el Congreso realmente es un contrapeso del Ejecutivo.
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