¿Y China, la India-Pakistán?‏



CRISTIÁN LEYTON, DIARIO LA TERCERA, LA MARTES 20 DE MAYO DE 2014HTTP://VOCES.LATERCERA.COM/2014/05/20/CRISTIAN-LEYTON/RUSIA-EE-UU-UNA-NUEVA-GUERRA-FRIA/
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Rusia-EE.UU.: ¿Una nueva Guerra fría?


La Guerra fría poseía dos grandes características. La primera de ellas era que oponía a dos sistemas políticos, sociales y económicos absolutamente contrapuestos. En términos caricaturescos, un sistema de partido único totalitario con una economía colectiva y estatizada, versus un sistema democrático universal sustentado sobre la base de una estructura económica de corte liberal y competitiva.La segunda de ellas, es que ambos Estados mantenían una rivalidad ideológica absoluta, coincidiendo en una voluntad mutua de dominación sobre el conjunto del sistema internacional. Cada una de ellas representaba, para la otra, al menos en términos oficiales, una amenaza para la supervivencia de su propio sistema de creencias.
Ambas superpotencias habían edificado un modus vivendi particular: la confrontación militar. Si estallaba, debía hacerse en determinados espacios, con determinados sistemas de armas y bajo un control relativo de las líneas rojas a no rebasar.
Hoy observamos que algo de similares características tiene lugar en la arena internacional.
Siria se ha transformado en un espacio de rivalidad entre Rusia y Occidente (a los que se le ha asociado algunas monarquías petroleras). Dentro de la complejidad del escenario de guerra civil siria, lugar donde cohabitan hoy los más variados intereses y agrupaciones, no cabe duda alguna que la potencia eurasiática posee y defiende determinados intereses, entre ellos, el de evitar que otras fuentes de aprovisionamiento de gas logren alcanzar Europa: Un camino es Siria. El mantenimiento del control político sobre dicho espacio es vital, prueba de ello es el apoyo que brinda al régimen de Al Assad.
No obstante lo anterior, el ejemplo sirio no hacía primavera, dentro de la lógica de este posible renacer de la lógica de fricciones ideológicas de tipo Este-Oeste.
El escenario ucraniano viene, sin embargo, a trasformar lo que parecía ser solo un hecho aislado. La crisis ucraniana representa, hoy, una confrontación que no es ideológica, en el sentido que los actores políticos locales creen –al menos eso señalan- en la democracia y el sistema económico liberal, ninguno adhiere a un sistema de partido único ni a un sistema de económica centralizado. No hay confrontación ideológica del tipo Guerra fría, sino que más bien un conflicto geopolítico “importado” asociado a un reequilibraje del orden geopolítico europeo.
De los dos rasgos típicos de la Guerra Fría, estamos frente a solo uno de ellos: espacios de confrontación de dos potencias mundiales –y un grupo de otros actores internacionales que orbitan en torno a ellos-, en función de intereses políticos generales. La conducta rusa permite presagiar el fin de la fase de transición pos Guerra Fría y el inicio de un nuevo equilibrio de fuerzas mundiales, debutando éste en el Medio Oriente, pero sobre todo en Europa.
Una característica de la caída de la Cortina de Hierro fue que tanto Rusia como los EE.UU. y sus socios y aliados quedaron sin adversarios claros y visibles. En diciembre de 1991 se abrió una larga fase de transición en busca de un nuevo orden mundial. Hoy, todo parece indicar, que esa fase estaría terminando.
Un nuevo tipo de rivalidad geopolítica mundial está cristalizándose en torno a visiones ideológicas similares, pero con ligeros tintes nacionalistas. La crisis económica y financiera europea la ha debilitado social y políticamente;prueba de ello es el aumento de las visiones separatistas y de las políticas anti inmigración. Simultáneamente, la contracción internacional de los EE.UU. ha dejado espacios vacíos, hoy aprovechados por el gigante eurasiático que siente que es el momento de recuperar algo de lo perdido hace ya más de dos décadas.

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