Quien conoce la melodía, sabe a qué paso debe avanzar y cómo se despliega el paisaje...‏


En Los trazos de la canción, 
Bruce Chatwin narra 
un excepcional viaje a Australia, 
destinado a averiguar 
el secreto musical de los nómadas. 

Para los aborígenes australes, 
las canciones son un mapa muy preciso. 

Quien conoce la melodía, 
sabe a qué paso debe avanzar 
y cómo se despliega el paisaje. 

Cada sitio de importancia 
ha sido cantado para que 
la memoria colectiva lo recuerde.

Chatwin conjetura 
que la mitología fue en su origen 
un canto para explicar el territorio. 

Su viaje a Australia 
lo lleva a los antecedentes 
culturales de la especie; 
la civilización comienza 
con el antropoide que camina 
y se perfecciona con expresiones artísticas 
que lo ayudan a sobrellevar el tedio, 
como el silbido y la canción.

La gente que avanza oyendo un iPod 
representa una vanguardia y un atavismo: 
la tecnología permite 
un comportamiento parecido 
al de los primeros nómadas, 
que usaban canciones 
para orientarse en el terreno.

El nomadismo contemporáneo es transitorio, 
pero recuerda los primeros desplazamientos de la especie, 
cuando el peregrino no iba por una ruta sino por una melodía.

El iPod es un GPS sentimental: 
asociamos la música con los lugares donde la oímos. 

Acaso en unos años 
solo entenderemos los lugares 
a través de la música.
_______
Extracto de la columna de Juan Villoro
Diario El Mercurio, Revista de Libros
Domingo 25 de mayo de 2014

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