La máquina del tiempo‏

Con tanta obstinada convicción sesentera,

tal vez se podría proponer una vuelta

atrás en el tiempo, recurriendo a la modalidad

de hacer que los que participen en la próxima

marcha estudiantil, caminan de espaldas o hacia atrás.

Así dándole la espalda al futuro

y alterando levemente,

aunque no en espíritu

el venerado «avanzar sin transar»

por el «retroceder sin ceder»,

nos aseguraríamos al mismo tiempo

-al tener siempre el pasado delante-

el nunca bien ponderado 'ni perdón ni olvido'.

Cerrando los ojos 

y haciendo harta fuerza

-juntos podemos-

en una de esas logramos

que, en nombre de la igualdad,

todos tengan acceso gratuito

y sin necesidad de estudios

a los MBA y PhD que se les antoje,

además de sueldo asegurado de por vida.

Como el 80% de los ingresos 

los generan las grandes empresas,

las Pymes se dedicarían a emprendimientos

entretenidos de gran contenido social y cultural,

por lo que no sería necesario que sean rentables

económicamente, en el espíritu de los Fondart.

En una de esas, hacemos

que de verdad funcione 

esta máquina del tiempo,

logrando, por ejemplo, 

que al caminar en reversa,

aparezca en ese espacio vacío cedido,

lo que se necesita para que se abran

de una vez por todas las anchas alamedas 

a fin de que pueda caminar el pueblo soberano

recuperando los perdidos espacios 

de paz, libertad y alegría,

sin preocuparse de eventuales desmanes

y revirtiendo la acción de las bombas molotov, 

las que esta vez volverían al encapuchado;

de las llamas esparcidas por el suelo,

convertida nuevamente en líquido inflamable,  

a la botella, volviendo el genio de carácter agrio 

y en movilización permanente, a su encierro

voluntario: el de su porfiada borrachera ideológica.