El hombre que siempre puede desaprovechar una última oportunidad...‏


Diario El Mercurio, Viernes 02 de mayo de 2014

"Soy mucho mejor que voh": Naza, el bárbaro

"En el mundo del director Che Sandoval los afectos y cariños se han desplomado, ya no hay ilusiones y la única moneda de cambio contante y sonante es el sexo, pero no los grandes billetes, sino las monedas, el suelto y el vuelto..."


En torno a la media hora de "Te creís la más linda" (2008) y en la barra de un bar, el joven protagonista Javier (Martín Castillo) conversa con un cuarentón que también deambula y recorre la noche de Santiago.

Toman cervezas, hablan de mujeres, comparan sus penas y como el encuentro es de borrachos, termina en la calle y con un puñetazo.

El joven, por unos pocos miles de pesos, acepta recibir en plena cara el golpe de un desconocido que en "Yo soy mucho mejor que voh" (2013), revelará su identidad: Cristóbal Forlich (Sebastián Brahm), le dicen Naza y es dueño de una pyme de pacotilla.

Es un compatriota sin eufemismos y su madre tierra es la caverna chilena, con el humus de un ABC1 en desgracia y descompuesto: machista, divertido, clasista, desvergonzado, racista, probablemente homobófico y seguramente xenófobo. Maltrata a la mujer negra, destruye a los flaites, abomina de las feas y desprecia a las viejas.

El personaje tiene algo extraordinariamente escaso en el cine nacional, porque respira sincera autenticidad. No hay nada impostado ni inventado y no está basado en nadie en particular, pero se sostiene como alguien real e histórico: un chileno ruin, falso y temeroso, que alguna vez mintió y traicionó, y ya no se pudo detener.

La película es la huida hacia adelante de un protagonista que durante una noche y un día, más o menos, es incapaz de hacer algo distinto a lo que ha sido en su vida: el hombre que siempre puede desaprovechar una última oportunidad.

En el mundo del director Che Sandoval los afectos y cariños se han desplomado, ya no hay ilusiones y la única moneda de cambio contante y sonante es el sexo, pero no los grandes billetes, sino las monedas, el suelto y el vuelto.

Las mujeres controlan la situación y si alguna vez creyeron en algo distinto, ya no lo hacen: es cosa de escuchar cómo hablan. Ahí están sus creencias y su tótem.

Quizás los niños en torno a los 13 años, como Camiloco (Nicolás Alaluf), solo ellos y a lo mejor, tienen salida y esperanza.

Los jóvenes muy poca.

Los cuarentones, ninguna.

Javier en "Te creís la más linda" estaba en formación y nada era definitivo, todo precoz: eyaculación y teorías, análisis y amistades.

En Naza, en cambio, todo está asentado, nada es modificable y eso convierte a "Soy mucho mejor que voh" en una aventura negra y ciega de horizontes.

En Javier, el sexo era una experiencia similar al yoga.

En Naza es lucha grecorromana y él es un gladiador al tres por cuatro con signos de impotencia.

El seguimiento de Naza a una mujer, desde el vagón del Metro, por la calle y hacia un edificio, es una larga secuencia con planos, silencios y recursos cinematográficos.

El traspaso de puertas, la lenta aproximación física y finalmente el miedo y la huida, es una prueba de que no solo de diálogos vive el cine.

Esa mujer desconocida, pero sinuosa, fría y dominante, que es cazadora y no presa, desnuda la condición trágica del protagonista.

Ella es todo lo que un hombre quiere.

Pero Naza ya no es un hombre.


Chile, 2013. Director: Che Sandoval. Con: Sebastián Brahm, Nicolás Alaluf, Catalina Zarhi. 86 min. Mayores de 14.

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