El despropósito de impugnar a los emprendedores, aunque sean honestos, es dispararse en el pie porque hay una que otra piedrecita en el zapato...así no se avanza ni se logra un país más justo e inclusivo como tanto se cacarea...‏




JOSÉ MIGUEL SERRANO, MARTES 27 DE MAYO DE 2014HTTP://VOCES.LATERCERA.COM/2014/05/27/JOSE-MIGUEL-SERRANO/SOBRE-EL-EMPRENDIMIENTO-Y-LOS-EMPRESARIOS-2/

Sobre el emprendimiento y los empresarios


El emprendimiento es uno de los principales motores de la economía, impulsando significativamente el desarrollo productivo. Esta afirmación está respaldada por innumerables ejemplos, en países tan diversos como Australia, Sudáfrica, Finlandia, Colombia o Chile. El tema del emprendimiento está presente en todas aquellas naciones que buscan progresar y desarrollarse, apostando a fomentar esta característica entre sus ciudadanos; es decir, que incentivan emprendimientos en el ámbito privado, de la empresa privada.
Estamos hablando acá de la capacidad  de identificar y coordinar los recursos productivos y ponerlos al servicio de una idea o innovación, con el fin de materializar un negocio. La simple estadística de muchos individuos emprendiendo en un país, habla de la salud social y económica del mismo. Y resulta que en Chile existen 950.000 micro y pequeñas empresas formales (y una cantidad similar de informales), más otras 26.000 empresas medianas. Estas cifras incluyen una cantidad superior al millón de empresarios privados, quienes mediante un gran esfuerzo y sacrificio personal, sacan adelante sus negocios y contribuyen a generar el 80% del empleo nacional. Por otra parte, las 12.000 grandes empresas que existen en Chile representan el 1,2% del total de las compañías del país, pero generan el 84% de las ventas nacionales.
Todos estos emprendimientos, pequeños y grandes, contribuyen de un modo extraordinario al bienestar y riqueza de nuestra sociedad.   Algunas consecuencias y energías constructivas que generan los empresarios que están tras estas múltiples iniciativas son: empleo, competencia, variedad de productos y servicios, cooperación, innovación, avance científico y del conocimiento, educación, aporte a las artes y la cultura, entre otras. Estos beneficios se alcanzan incluso de manera mucho más eficiente y diversificada que las alternativas estatales, como lo sería el gasto público en infraestructura, salud, transporte, etc.
Sin embargo, vemos como en el último tiempo se ha instalado en Chile un debate que no solo minimiza el rol de los empresarios privados, sino que con demasiada frecuencia los impugna y pone en una situación desmedrada frente a la opinión pública. El mero hecho de que unos pocos individuos inescrupulosos – muy pocos, por cierto -, se hayan aprovechado de su situación de poder económico para sacar ventajas personales, no significa que los millares de emprendedores chilenos deban ser incluidos en la misma categoría. Muy por el contrario, nuestros empresarios son personas honestas y esforzadas; no en vano Chile ocupa el lugar número 20 entre los países menos corruptos del mundo, en una medición de 177 naciones.
No tiene mucho sentido entonces, centrar la discusión pública solamente en la “desigualdad” y en una supuesta falta de sensibilidad social de los que tienen más, pues ello puede conducir a situaciones extremas que son sumamente perjudiciales para una nación emprendedora y dinámica como Chile. El actual debate sobre de la Reforma Tributaria es un buen ejemplo de lo anterior. En vez de consignas anti-empresariales y anti capital, lo que se debe privilegiar acá es recaudar más promoviendo mecanismos pro inversión, maximizando el empleo, el crecimiento, la simplicidad y la equidad.

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