Guachacas y huachacas‏


Diario El Mercurio, Jueves 10 de abril de 2014

Guachacas y huachacas

Otro amigo me dice que hay también huachacas, con hache. "Son más refinados. Ellos toman Caldo Gallo en el Bar Nacional y prefieren una copita de vino blanco heladito en vez de una grosera caña de vino tinto"...



El tiempo ha logrado hacer que el término guachaca, que hasta ayer sonaba como un insulto o peyorativo, hoy luzca ribetes de nobleza y casi sea un título nobiliario: destacadas figuras luchan y compiten por ser el rey o la reina de los guachacas. Curioso.

Un amigo me dice: "¿Cómo puede ser rey o reina de los guachacas una doctora o una persona que gana ocho o diez millones de pesos mensuales? ¡Imposible!" Le explico que cambian los tiempos. Ya no se ven esos guachacas que, en la Vega Central, almorzaban en el suelo y comían una ensalada de tomate con cebolla y untaban el ají verde en una sal que estaba sobre un papel de diario o que se comían el famoso "caldo'e pata" en la misma Vega o donde La Laurita, en el barrio Franklin. Y después se iban a tomar una cañita en el bar del frente. Tal vez, pienso yo, el término guachaca venga de "guachacay", aguardiente de baja calidad que se tomaba en Chile, y, me imagino, a sus adictos les dirían "guachacays".

Otro amigo me dice que hay también huachacas, con hache. "Son más refinados. Ellos toman Caldo Gallo en el Bar Nacional y prefieren una copita de vino blanco heladito en vez de una grosera caña de vino tinto".

La palabra final la tiene el poeta Dióscoro Rojas, presidente de la entidad que los celebra y quien ha dicho que lo importante es que los guachacas, con hache o sin hache, lo pasen bien durante todo el año.

MENTESSANA

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