"Abuna di bishemaya..." o padre nuestro que estás en el cielo" dicen las letras esculpidas en arameo en un antiguo altar de mármol del siglo IV. Este está hoy ubicado en Maaloula.Poblado situado en lo alto de un desfiladero rocoso ubicado en medio de la carretera entre Homs y Damasco. De esta ciudad, Maaloula , se encuentra a 56 kilómetros al noreste. Se considera a este poblado el último rincón cristiano en la Siria actual donde incluso aún se habla el arameo, antigua lengua usada por Jesucristo. También sus localidades vecinas las de Bakha y Yuhadin, musulmanas, la hablan.Considerando que éste idioma se ha mantenido puro y sin ser contaminado por el árabe. Los sirios que hoy dominan el arameo no supera a los 18.000 de ellos.
Maaloula fue arrebatada en septiembre del 2013 a sus pobladores ;invadidos y masacrados muchos católicos en una batalla librada entre yihadistas del Frente Al Nusra, relacionados con Al Qaeda y el ejército sirio. Ya ahí hubo mártires- unos, en pleno siglo XXI- iguales a otros conocidos como "los mártires de Otranto", unos 800, que en el siglo XV fueron decapitados al negar convertirse al islam. y fueron santificados por Francisco, a menos de dos meses de haber asumido el trono de Pedro en Roma.
Antes y hoy unos que la iglesia considera que " murieron como consecuencia de su fe".Una llevada al extremo. Tanto que los declara como santos por lo mismo aún cuando no se comprueben milagros obrados por ellos necesariamente. su sola muerte es prueba suficiente.
Asunto que hoy nos espanta e impacta los habitantes del mundo de hoy.
No solo las soterrradas fuerzas del hombre.Unas que podrán producir muchos horrores y todas sus consecuencias. pero a la vez como contrapartida vemos también como esa misma fuerza, la de las convicciones y de la fe pueden llevar a unos a morir por esa misma creencia y convicciones. Sorprendente.
Unos mismos hechos admiten por una parte una condena absoluta pues provienen de odios irracionales y de lo más abyecto del hombre. Y a la vez quienes son masacrados y m,uertos en esos mismos actos a manos de sus verdugos también por su consecuencia y fidelidad merecen ser llevados por su muerte a los altares.
Maaloula podrá hacer honor a su nombre y significado que quiere decir "entrada" traducido del arameo.
No hay dudas. El horror de la muerte cruenta podrá ser la entrada de esos muchos fallecidos injustamente en la tierra a los cielos y a la vez podrá ser motivo de condena y entrada de todo lo que el odio y su irracional vorágine es capaz de producir: muerte ,violencia, descalabro y desgracia, literalmente.
Maaloula: una moneda territorial de dos caras.Una profundamente humana y esperanzadora para aquellos que entregaron hasta la vida y también signo de inequidad y derrota mirando solo la cruel matanza que produce el fanatismo abyecto y odioso del hombre hacia otros iguales a él; incluso connacionales. Unos que solo habían cometido el "pecado" de creer en algo diferente. Y por eso se les ajusticia. Se les asesina. Unido todo además con consignas políticas enervadas por visiones extremas. Unas que terminan produciendo luchas fraticidas incluso entre hombres de una misma nación. Otrora una misma lengua y también muy otrora una misma fe. (en el origen)
Hoy, Maaloula luego de sufrir un 2013 y 2014 de escaramuzas y matanzas entre las facciones yihadistas y el ejército sirio, dentro del marco de la guerra civil , ha sido recuperada finalmente el 15 de abril de 2014 por las fuerzas del gobierno , quienes lanzaron una ofensiva en la región de Ghuta.
Lamentablemente junto a las cruentas muertes de cristianos en esta ciudadela también hay una pérdida de la riqueza cultural del lugar . el que también fue destruído y averiado por los grupos extremistas que ocuparon el escarpado enclave.
Por su parte el patriarca de Antioquía y todo oriente para greco ortodoxos, Gregorio III , denunció que unos 450.000 mil cristianos han abandonado el país desde el estallido de la crisis en Siria.
Sin embargo , aún hoy, muchos de sus habitantes dicen" No. No nos vamos, somos de Maaloula y volveremos...".
Todo parece indicar entonces que aún cuando las fuerzas oscuras y soterradas del odio fraticida puedan desenvolverse causando muerte y anarquía, división en una misma tierra también habrá igualmente la fuerza y fidelidad a las convicciones, a la patria a la que se pèrtenece por sobre los fundamentalismos y sectarismos del tipo que sean. De este modo curiosamente vuelve a aparecer la consigna de Juan Pablo II,quien será canonizado mañana junto a Juan XXIII, y coinciden ambos en forma sorprendente respecto de estos hechos. Uno por una parte siempre sostuvo: el amor es más fuerte y el segundo, fue un mensajero de la paz. Un hombre considerado el Papa bueno.
Resumen ambos en forma patente las dimensiones posibles y justamente mañana en que se conmemora la festividad de la misericordia divina. Una en la que se celebra la función de la iglesia como mediadora en la administración de la redención. Distribuidora y como tal aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos" Una, depósito de la gracia aportada también por todos los inocentes fallecidos - especialísimamente- todos estos actuales mártires del siglo XXI. Unos que beneficiarán con su muerte a todos los creyentes del mundo.
Una verdadera "Maaloula" - "entrada" posible a una nueva vida . La de la gracia renovada en sí misma ,la personal y también de una convivencia más fraterna.Una en paz. También para Siria; para sus zonas limítrofes.
En definitiva para el mundo entero. Asolado hoy no solo por guerras y guerrillas sino también por muchísimas formas solapadas de hegemonías, frente a las cuales solo cabe hacer frente con un mayor diálogo humano por medio de las culturas basadas en genuinos valores.Entre ellos el de la paz y su defensa. El de la profunda humanidad como asimismo unas en las que el desarrollo esté al servicio del hombre y su promoción integral. Algo que bien preconizó y sostuvo con valentía ya entonces Juan XXIII en el concilio vaticano II.
Principios que hoy cobran nuevamente una urgencia y vigencia indispensables. Como nunca antes.
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