Rayados vandálicos


La frecuencia de este actuar vandálico es tal, que solo en las primeras cuadras de la Alameda llegan a registrarse hasta 30 rayados por día. La orden del municipio es proceder a su limpieza con máxima celeridad...


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Rasgos de verdadera y constante batalla son los que caracterizan el trabajo de limpieza de las fachadas de la Alameda que actualmente impulsa la Municipalidad de Santiago, que en febrero pasado lanzó un plan para borrar rayados en el tramo Vicuña Mackenna-Matucana de la principal arteria capitalina, fuertemente deteriorada por la acción de los llamados grafiteros y por la constante colocación de carteles de la más diversa índole. Ante ello, en una iniciativa digna de reconocimiento frente a un fenómeno que se arrastra desde hace años, la alcaldesa Tohá ha adoptado un conjunto de medidas. Así, se mandató la contratación -con una inversión de $50 millones- de una empresa privada para que durante 85 días (período que comenzó el 3 de febrero) se haga cargo de la recuperación del mencionado tramo, ejecutando acciones de hidrolavado, hidroarenado, limpieza química y repintado de fachadas, quioscos y mobiliario urbano. También se dictó una nueva ordenanza, que prohíbe la instalación y pegado de carteles en la vía pública, al tiempo que -en cumplimiento de un fallo judicial- se recuperaron los muros del histórico templo San Francisco, que hasta hace unos meses presentaban un estado lamentable. En esa labor, ya concluida, se utilizó un barniz antirrayados, y además se instalaron una caseta de seguridad y una cámara, de modo de poder intervenir con rapidez ante cualquier acción vandálica.

El plan de limpieza de fachadas ya ha sido ejecutado en una tercera parte. El principal problema que enfrenta es el rayado de espacios ya recuperados, que deben ser nuevamente lavados y pintados cada vez. La frecuencia de este actuar vandálico es tal, que solo en las primeras cuadras de la Alameda llegan a registrarse hasta 30 rayados por día. La orden del municipio es proceder a su limpieza con máxima celeridad (no más de 48 horas), en una estrategia que ha probado ser exitosa internacionalmente: al parecer, una de las motivaciones de los grafiteros es lograr algún tipo de trascendencia, objetivo que de este modo se frustra. Se trata, sin embargo, de un esfuerzo que requiere persistencia por parte de la autoridad y que debe ir acompañado por una adecuada fiscalización y sanción.

El plan municipal contempla también un programa piloto de mantención de las fachadas, contratado (a un costo de $25 millones) por los próximos seis meses. Concluido este período, se proyecta establecer un sistema permanente, que se financie en parte con la contribución de vecinos y locatarios. Dicho sistema debiera considerar la experiencia ya recogida en el actual proceso de limpieza, que ha permitido establecer ciertas regularidades en el comportamiento de los grafiteros, conocimiento que puede ser crucial para enfrentarlos.

Una prueba decisiva para este plan tendrá lugar el próximo sábado, día para el cual hay convocada una marcha ciudadana, ocasiones en que tienden a agudizarse las acciones vandálicas. La alcaldesa ha anunciado medidas de prevención y la decisión de aplicar severas multas, de hasta 5 UTM, a quienes realicen rayados durante esa jornada. Si efectivamente se logra evitar que luego de esa movilización la Alameda presente el aspecto lamentable que suele exhibir tras este tipo de actos, se habrá dado un paso fundamental para su necesaria recuperación como espacio público.

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