por Lorena Guzmán
Diario El Mercurio, Vida Actual, sábado 1 de marzo de 2014
Desde hace siglos que el hombre
ha auscultado el cosmos para entender sus misterios,
pero nunca había tenido la capacidad de observación
que tiene ahora ni la que tendrá en las próximas décadas
gracias a modernos telescopios.
Chile será el principal polo, pero no el único.
Desde el espacio también
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Quizás por siempre el hombre
ha mirado el cielo y sus estrellas
en busca de señales y respuestas.
En un principio
quería adivinar los deseos de los dioses,
planificar las cosechas o navegar,
pero luego su interés se volcó
hacia descubrir el lugar
que ocupa nuestro mundo
en el universo y qué hay más allá.
Aunque ya los egipcios y los mayas
tuvieron atisbos de la astronomía,
sólo hace poco más de 400 años
el hombre comenzó a construir
telescopios para extender
el poder de observación del ser humano.
Hoy, la necesidad de conocimiento
ha vuelto esa construcción frenética
y tiene al planeta como nunca
con los ojos en la vastedad del universo
y, si todo sale acorde lo planeado,
para la próxima década Chile
tendrá el 70% de la capacidad
de observación desde la Tierra.
En enero pasado,
el Ministerio de Bienes Nacionales
le entregó a Conicyt
la concesión de lo que se convertirá
en el parque astronómico más alto del mundo.
Son más de 36 mil hectáreas
en el llano de Chajnantor,
cerca de San Pedro de Atacama,
en la Región de Antofagasta.
A más de 5 mil metros de altura,
junto a ALMA y los otros instrumentos
que ya están en el lugar,
se emplazará el CCAT
- Cerro Chajnantor Atacama Telescope
-un radiotelescopio de 25 metros de diámetro
de universidades estadounidenses,
alemanas, canadienses
y la IAU International Astronomical Union-
y el Tokyo Atacama Observatory (TAO),
de la Universidad de Tokio,
un telescopio óptico infrarrojo
con un espejo de 6,5 m.
A ellos se suman
otro instrumento estadounidense
y, posiblemente, uno brasilero y uno chino.
Pero sin duda, la joyita seguirá siendo ALMA
el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array.
El observatorio más potente en su tipo
que jamás se haya construido,
explica su director, Pierre Cox.
Además de la complejidad
que significa la altura,
el observatorio cuenta con 66 antenas
que han sido ensambladas desde cero
por tres consorcios -uno norteamericano,
uno europeo y otro asiático-,
las que gradualmente se han
ido conectando para trabajar juntas.
Hoy la mitad de ellas está observando
y para junio se espera que ese número suba a 45.
Si bien, en un principio el principal objetivo
era construir telescopios con mayor alcance,
con el tiempo la tecnología también permitió
diversificar los objetivos de las observaciones.
Por eso ALMA es único.
"Observar las ondas milimétricas
y submilimétricas permite a los astrónomos
ver el universo frío y explorar regiones
en que se forman estrellas", explica su director.
"Estas regiones están ocultas a otros telescopios,
que operan en otras longitudes de onda,
debido a que están cubiertas
por partículas de polvo interestelar.
Así, ALMA puede
proveer información crucial
y complementaria a los datos
aportados por otras infraestructuras".
Así ALMA no solo podrá dar pistas
para que sus instrumentos vecinos
observen de otra forma lo encontrado,
sino también a los que se encontrarán
un poco más al sur.
"El hecho de que Chile
vaya a concentrar pronto
los más potentes telescopios del mundo,
con la construcción del E-ELT
European Extremely Large Telescope
o del LSST - Large Synoptic Survey Telescope,
por ejemplo, representa una oportunidad fantástica
para ALMA ya que proveerá excelentes condiciones
de sinergia y ocasiones para crear
proyectos complementarios
que estudien objetos celestes
a través una gran variedad
de longitudes de onda", dice Pierre Cox.
Mayor nitidez
Fernando Comerón, representante
del Observatorio Europeo Austral
(European Southern Observatory -ESO)
en Chile concuerda absolutamente.
"Es la combinación de las prestaciones
de cada uno de estos observatorios,
actuales y futuros, la que determina
el ritmo de los avances científicos,
más que sus aportaciones individuales,
ya por sí mismas extraordinarias", asegura.
Por eso, además del Very Large Telescope (VLT)
-que tiene cuatro espejos de 8,2 metros cada uno
y que pueden trabajar en conjunto para aumentar su capacidad-,
la ESO está apostando a construir el más grande de todos:
el E-ELT o el Telescopio Europeo Extremadamente Grande.
Su nombre se lo debe a los
798 segmentos hexagonales de 1,4 metros
cada uno que conformarán su espejo.
Será un enorme plato de 39 metros de diámetro.
El proyecto estará emplazado en el Cerro Armazones,
al lado del VLT, donde pronto comenzará
a construirse la carretera de acceso
para luego aplanar la cumbre
para instalar el telescopio y su infraestructura.
"La licitación de la construcción
de la estructura principal del telescopio
y el edificio que lo albergará
está en fase avanzada de preparación.
En estos últimos años,
el diseño del telescopio
y la modelización de su funcionamiento
han avanzado en detalle.
Por lo tanto, el proyecto
se encuentra en un estado de madurez
que nos permite afrontar
con toda confianza la fase de construcción",
asegura Fernando Comerón.
Así como muchos de los otros grandes proyectos,
el E-ELT ha tenido que luchar por fondos
en medio de una economía mundial en problemas.
En este caso en particular,
Brasil puso en algún momento
en jaque al telescopio
ya que no confirmaba su participación
a pesar de ser uno de los principales financistas.
Pero Comerón asegura que ha habido
avances sustanciales en el proceso
de ratificación parlamentaria
de la adhesión de Brasil a ESO,
algo vital para obtener los fondos.
Si todo sale bien,
durante la próxima década el E-ELT
tendrá una capacidad de detección
sin precedentes de la luz visible e infrarroja,
y una nitidez de imagen fuera del alcance
de otros telescopios en esas longitudes de onda.
"Teniendo en cuenta que una gran parte
de nuestro conocimiento del universo
proviene del estudio de objetos
extremadamente distantes,
que por lo tanto aparecen
extraordinariamente débiles y pequeños,
esas dos características son determinantes",
asegura el representante.
Con el E-ELT se podrán
detectar planetas como la Tierra,
la formación de las primeras
estructuras en el universo,
posibles variaciones
de las constantes físicas fundamentales
o, incluso, obtener evidencia indirecta
de actividad biológica en otros planetas.
Un poco más al sur y durante los próximos años,
se construirán en la IV Región
dos gigantes también únicos en su tipo:
el Large Synoptic Survey Telescope (LSST)
y el Giant Magellan Telescope (GMT).
El primero será instalado
en el Cerro Pachón,
cerca de los observatorios
Gemini y Soar, en el Valle de Elqui,
mientras que el segundo
en el Observatorio Las Campanas.
Cada tres noches el LSST
mapeará por completo
el cielo del hemisferio sur.
Con ello los astrónomos
podrán ver cómo cambian en el tiempo
los miles de millones de objetos celestes
que observará el instrumento.
Incluso podría dar pistas
sobre la energía oscura
y detectar asteroides
potencialmente peligrosos
para el planeta.
Tendrá un espejo de 8,4 metros
y trabajará por diez años.
Si bien su espejo no es mayor
que los del VLT,
este telescopio será el único
capaz de mapear con tal velocidad el cielo.
Por su parte, el GMT
tendrá siete espejos de 8,4 metros cada uno,
que en conjunto tendrán 24,5 metros de diámetro,
y podrá obtener imágenes diez veces más nítidas
que el Telescopio Espacial Hubble.
Con ellos, los astrónomos
podrán estudiar, en 2020,
objetos muy lejanos y de escasa luz
para analizar las primeras etapas del universo.
También se estudiarán
planetas extrasolares y espectros
para buscar posible presencia biológica en ellos.
En el resto
Si bien Chile se está convirtiendo
en el polo astronómico mundial por excelencia,
otras zonas del mundo también tienen
grandes observatorios en carpeta.
Quizás el más impresionante
y que le hará el peso a ALMA
-aunque no va a observar
en las mismas frecuencias-
es el radiotelescopio
SKA (Square Kilometer Array)
proyectado para comenzar
a funcionar a media máquina en 2019
y completamente en 2024.
Aunque ALMA impresiona
porque está a 5 mil metros de altura,
SKA lo hará por su extensión.
Cerca de tres mil antenas,
de 15 metros cada una,
estarán ubicadas
en Australia y en Sudáfrica.
Con 50 veces más sensibilidad
que ningún otro radiotelescopio construido,
SKA podrá estudiar el universo
cuando tenía menos de 500 millones de años
(ahora tiene 13,8 mil millones).
"Al operar en otras longitudes de onda que ALMA,
el SKA será una gran complemento
para nuestros resultados", asegura Pierre Cox.
En tanto que el Telescopio
de Treinta Metros o TMT
(Thirty Meter Telescope),
le hará el peso al E-ELT.
Como su nombre lo indica,
su espejo de 30 metros
tendrá 492 segmentos
y estará emplazado
en Mauna Kea, Hawai.
Podrá tomar imágenes
tres veces más nítidas
de lo que
se ha logrado hasta ahora
e irá aún más atrás
en la historia del universo que SKA.
Algo que la siguiente generación
de gigantes volverá a superar.
Además del VLT y ALMA,
en Chile, hay otros telescopios potentes
estudiando el universo.
En las Islas Canarias (España)
está el GTC de 10,4 m;
en Arecibo (Puerto Rico)
está el radiotelescopio en solitario
más grande construido hasta ahora
con 305 m de diámetro;
el SALT en Sudáfrica,
con 9,2 m de diámetro,
y el LBT, con dos espejos
de 8,4 m en Arizona (EE.UU.).
Recursos
Muchos grandes proyectos,
como el E-ELT, han tenido
que luchar por fondos.
hay "ojos" que observan el cielo
Hasta el momento
no hay forma de superar
un telescopio espacial.
Esto, porque así como
para la vida en el planeta
la atmósfera es una bendición,
para los astrónomos es una maldición.
En términos simples,
"les nubla la vista"
y no pueden ver con claridad.
Por eso, telescopios
como el Hubble, Chandra o Spitzer
han sido tan importantes, ya que,
aunque tienen "ojos" más pequeños,
tienen visión total.
Todos esperan la puesta en operación
del Telescopio Espacial James Webb (JWST),
el instrumento más grande que nunca
ha auscultado el universo desde el espacio.
Con un espejo de 6,5 metros
-el Hubble tiene 2,4-
estará ubicado a 1,5 millones de km de la Tierra.
Sus instrumentos podrán estudiar
las primeras galaxias del universo
y podrán analizar
100 objetos al mismo tiempo.
Se espera que el JWST
esté en pleno trabajo en 2018,
pero unos pocos años después
podría existir un gigante aún mayor.
Se trata del ATLAST,
un telescopio proyectado para 2025,
que tendría un espejo de entre 8 y 16 metros.
Sería de 5 a 10 veces más que el James Webb.
"La tecnología para el ATLAST
aún tiene que ser desarrollada",
dijo a "El Mercurio" Matt Mountain,
del Space Telescope Science Institute
y la Universidad Johns Hopkins,
en la reunión de la American Association
for the Advancement of Science de la semana pasada.
"La ciencia avanza muy rápido
y necesitamos ir revisando su estado
para ver qué tipo de instrumentos necesitamos.
Además, aún no tenemos
la capacidad de lanzar
un telescopio como ése".
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