Revista Qué Pasa, miércoles 19 de febrero de 2014
http://www.quepasa.cl/articulo/guia-del-ocio/2014/02/11-13807-9-cazar-o-ser-cazado.shtml
Cazar o ser cazado
¿Qué se hace con House of Cards? O más bien: ¿qué se hace luego de esperar un año para ver una nueva temporada y entonces, en un fin de semana (o menos tiempo), uno se despacha los trece capítulos como si nada? No mucho. O sí: revisitar una vez más la serie del momento. Porque aunque HBO no quiera ceder su reinado (a ver si nos siguen sorprendiendo con True Detective), y AMC prometa que Mad Men tendrá ese esperado grand finale (y así compensa esa floja última temporada), no hay duda de que House of Cards es la mejor ficción que ronda nuestras pantallas (punto a favor para Netflix).
Ya saben: el ex senador demócrata Frank Underwood (un impecable Kevin Spacey) encarna casi todo lo que Maquiavelo escribió en su tratado político El príncipe, empezando por eso de que “si hay que escoger entre ser amado o temido; mejor ser temido”, y ahora peor, ya que es vicepresidente de Estados Unidos y, por lo tanto, tiene más poder. Así, si cada estreno brinda la posibilidad de tomar riesgos, de reforzar características e identidades, de mostrar facetas distintas y de introducir personajes, House of Cards aprueba todas las anteriores en estos nuevos capítulos. Ahí está el riesgo que se toma en el primer episodio de esta segunda temporada (¡la escena del metro!); el poder de manipulación de Underwood que aumenta y se desborda; las leves metamorfosis por las que atraviesa Claire Underwood y la hacen parecerse a su esposo; y la senadora Jacqueline Sharp, uno de los rostros que vienen a refrescar el elenco en este ciclo.
La serie, además, sigue con ese tono oscuro y denso que le debe mucho a David Fincher, quien dirigió el episodio debut de la primera temporada. Porque desde El exorcista que no se veía a Washington DC así: como una ciudad terrorífica donde el poder obnubila a todos y en la que, citando a Underwood, sólo existen dos posibilidades: “cazar o ser cazado”.
“House of Cards”: segunda temporada disponible en Netflix.
Ya saben: el ex senador demócrata Frank Underwood (un impecable Kevin Spacey) encarna casi todo lo que Maquiavelo escribió en su tratado político El príncipe, empezando por eso de que “si hay que escoger entre ser amado o temido; mejor ser temido”, y ahora peor, ya que es vicepresidente de Estados Unidos y, por lo tanto, tiene más poder. Así, si cada estreno brinda la posibilidad de tomar riesgos, de reforzar características e identidades, de mostrar facetas distintas y de introducir personajes, House of Cards aprueba todas las anteriores en estos nuevos capítulos. Ahí está el riesgo que se toma en el primer episodio de esta segunda temporada (¡la escena del metro!); el poder de manipulación de Underwood que aumenta y se desborda; las leves metamorfosis por las que atraviesa Claire Underwood y la hacen parecerse a su esposo; y la senadora Jacqueline Sharp, uno de los rostros que vienen a refrescar el elenco en este ciclo.
La serie, además, sigue con ese tono oscuro y denso que le debe mucho a David Fincher, quien dirigió el episodio debut de la primera temporada. Porque desde El exorcista que no se veía a Washington DC así: como una ciudad terrorífica donde el poder obnubila a todos y en la que, citando a Underwood, sólo existen dos posibilidades: “cazar o ser cazado”.
“House of Cards”: segunda temporada disponible en Netflix.
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