Dos en Uno‏






El hombre de siempre.
Shakespeare en el cine de Woody Allen,
próximo lanzamiento de libro
acerca de este tema
comentado por Leonardo Sanhueza


+ la columna semanal de Roberto Merino
titulada Sacos de Plomo, en donde
se explaya en torno a personajes
como Pepe Cortisona
en la fauna criolla...

Diario Las Últimas Noticias, lunes 24 de febrero de 2014
http://www.lun.com/Pages/NewsDetail.aspx?dt=2014-02-24&NewsID=259721&BodyID=0&PaginaId=50

1 comentario:

  1. En la columna de Leonardo Sanhueza
    aparece mencionado el poema
    de Gonzalo Millán, Apocalipsis Doméstico.

    Aquí va para el que le interese leer
    este memorable y devastador poema:

    "APOCALIPSIS DOMÉSTICO"

    Las sábanas regaladas para la boda
    se gastaron y tienen agujeros.
    Se quebraron los platos
    en escaramuzas domésticas.
    Las tazas están saltadas y sin asas.
    Se perdieron tenedores y oxidaron
    los cuchillos del servicio inoxidable.
    La juguera está descompuesta.
    Y empeñada la sortija de diamantes.
    (En el tablero del calendario
    están todos los días tarjados.
    Al reloj se le acabó la cuerda.
    Se acabaron el té, el café,
    el pan, la mantequilla.
    Quedan sólo unas gotas de aceite.
    Vacíos cascarones, de los huevos.
    En el refrigerador hay solamente
    una mitad de cebolla estreñida
    y una mamadera con leche agria.
    Una laucha oculta en su cueva
    roe los restos de un terrón de azúcar.
    La estufa se apagó anoche
    después de consumir su combustible.
    Cortaron el teléfono
    y pronto cortarán la luz.
    Quedan tres o cuatro ampolletas
    indemnes en toda la casa.
    Las velas se convirtieron en cabos
    Se terminó el papel higiénico
    y el excusado está tapado
    con pedazos de papel de diario.
    Se desvanecerá el jabón
    en la próxima lavada de manos.
    La peineta perdió otro diente.
    La trizadura del espejo es otra arruga.
    No queda ropa limpia.
    Hay pañales sucios en la tina.
    Se le cayó el último botón
    que le quedaba a la camisa.
    En la superficie de la mesa,
    impresiones de pequeñas manos,
    baberos, platos sucios
    con migajas y raspas de pescado.
    Vasos con secas borras moradas.
    En la frutera vacía,
    dormita ovillando el gato.
    El auto viejo estacionado afuera
    no arranca desde hace meses o años.
    Inmóvil descansa con sus ejes,
    sobre pilas de piedras y ladrillos.
    Le robaron los neumáticos, los focos/
    y cada día lo despojan de nuevas piezas
    como un gran insecto muerto
    que devoran invisibles hormigas.
    El jardín está exuberante, lozano.
    Invadido de malezas que asfixian las plantas.
    La manguera serpeante es invisible.
    Se escapó de su jaula el canario.
    Y el pez de color se ahogó
    y quedó flotando panza arriba
    en el agua turbia de su redoma.
    El perro royó su soga
    y se marchó a la siga de una perra.
    El lechero ya no trae leche a casa,
    ni el suplementero reparte periódicos.
    El cartero trae sólo cuentas impagas.
    Sobres con ventana que nadie abre.
    Los acreedores golpean largamente,
    pero nadie abre, nadie responde.
    El basurero pasa dos veces por semana,
    pero lo hace demasiado temprano.
    En el patio los tarros desbordantes hieden.
    El televisor encendido sin sonido
    arroja movedizas sombras
    sobre el suelo encalcado
    por el yeso que llueve desde el cielorraso.
    Un niño en un corral de palo,
    entre juguetes rotos
    se desgañita llorando,
    hambriento y mojado,
    la húmeda boca abierta,
    los ojos vidriosos de lágrimas,
    mirando
    cómo la bestia de las dos espaldas
    gruñendo convulsa se revuelca
    intentando devorarse a sí misma.

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