Columnistas Cerrado por vacaciones


por Francisco José Covarrubias, Diario El Mercurio, Sábado 22 de febrero de 2014

"Durante la campaña fue evidente: nadie quería hablar sin el permiso de la candidata. Durante la instalación ello se ha repetido. Nadie habla si no está la presidenta. Y como la jefa está de vacaciones, hay que esperar que vuelva..."


Siempre se ha dicho que febrero es un mes muerto en Chile. Que nunca pasa nada. Que las decisiones importantes necesariamente se postergan para marzo. Esa tradición, que existe con mayor o menor fuerza en todos los países del mundo, se ha instalado en Chile desde hace ya muchos años. Y es solo la llegada del Festival de Viña -esa especie de carnaval en uno de los pocos países que no tiene carnaval- el que nos anuncia que el verano ha quedado atrás.

El próximo gobierno de la "Nueva Mayoría" se prepara para debutar. Durante la campaña, y una vez electos, auguraron cambios sustanciales. Sugirieron la llegada de "un nuevo ciclo político". Advirtieron que en Chile las cosas no podían seguir como estaban. Y frente a la inminente magnanimidad de estos cambios, se fueron todos de vacaciones...

Peor aún, la implementación ha estado en entredicho y se han avizorado una serie de problemas. Dos subsecretarios y un intendente severamente cuestionados, esperando en una especie de limbo que alguien decida si podrán asumir o no. Faltan además cientos de cargos por llenar. Y frente a esta multiplicidad de decisiones que hay que tomar, se fueron todos de vacaciones...

Los problemas de instalación han sido reconocidos por los propios dirigentes de la ex Concertación. Andrade señaló que el "diseño no resultó bien y en eso tenemos responsabilidad todos". Bitar, un político de fuste, dijo ayer que "me asalta la duda de si la Nueva Mayoría tiene la madurez para saber medir la magnitud del desafío que hay por delante".

La Presidenta electa, por su parte, ha disfrutado de las bondades del lago Caburgua. Pasó -de acuerdo a lo que no consigna la prensa- gran parte del tiempo leyendo y tomando sol. Sus ministros hicieron lo propio. De hecho, muchos ministros salientes han tenido que "perseguir" a los nuevos ministros para hacer la "reunión bilateral" (una instancia que se ha institucionalizado y que marca una de las grandes diferencias con el resto de países latinoamericanos).

El problema no es irse de vacaciones. Por el contrario, a lo mejor es una rúbrica de que las cosas seguirán más o menos igual y de que Chile no está para aventuras raras.

El problema es la señal política que se dio o que se quiso dar. Y ellas son a lo menos dos.

Por una parte, el gobierno de la Nueva Mayoría quiere alejarse lo más posible del 24/7 de Piñera. Esa búsqueda de la eficiencia que no solo terminó fracasando sino que tenía demasiado olor economicista. Hay que recordar que el 2010 de la Alianza fue muy distinto. Piñera nominó a su gabinete el 9 de febrero (tres semanas después de haber obtenido su triunfo en segunda vuelta) y a partir de ahí comenzó todo el despliegue de carpetas y pendrives para mostrar que el nuevo perfil del gobierno sería la eficiencia. El gobierno de Bachelet no solo demoró mucho más en nombrar a sus colaboradores, sino que una vez nombrados partieron todos. Consciente o inconsciente se están alejando del "eficientismo".

La segunda razón es más de fondo y puede augurar más complejidades. Da cuenta de cómo la institucionalización de su grupo de confianza en los ministerios -cuyo emblema es Peñailillo- tiene el peligro de transformarlos simplemente en voceros personales. Ministros con poca autonomía y poca opinión propia. Durante la campaña fue evidente: nadie quería hablar sin el permiso de la candidata. Durante la instalación se ha repetido. Nadie habla si no está la Presidenta. Y como la jefa está de vacaciones, hay que esperar que vuelva.

Lo anterior puede ser muy complicado para adelante. Porque en el momento en que las aguas se pongan turbulentas, es necesario tener ministros con más autonomía para que puedan amortiguar adecuadamente los golpes. El esquema de Piñera con Hinzpeter fracasó rotundamente. El problema es que Bachelet tiene a varios Hinzpeter con ella.

Mañana a mediodía retorna Bachelet. Es de esperar que, junto con sacar el letrero "cerrado por vacaciones", la Presidenta pueda corregir a tiempo un problema que -recordando al Transantiago- parece ser no solo de diseño sino que también de implementación.

Francisco José Covarrubias

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