Una docena de «huevos»...‏



El "Huevito": el auto urbano de los años 60
por Fernanda Villalobos
Diario El Mercurio, sábado 14 de diciembre de 2013
 
¿Ha visto un "Huevito" o Isetta transitando por la calle? Probablemente no, salvo si acude a la estación de servicio de Bilbao con Tobalaba, en Santiago, un segundo domingo del mes. Es que ese día se hace la "junta" de los doce miembros del Club de Isettas que hay en Chile (no cualquiera puede entrar) y que se han encargado de mantener en buen estado estos microautos que se calcula no superan los 50 en Chile.

Este modelo surgió en la posguerra, cuando en Europa era necesario dejar los lujos de los grandes o costosos automóviles y ofrecer a la empobrecida sociedad una opción más económica. Iso Motor Italia S.A. creó este auto en 1953, pero al poco tiempo la BMW, que se encontraba en una difícil situación, ya que ofrecía solo autos lujosos, puso su interés en el pequeño huevo de Iso y compró la licencia para fabricarlo. Fue así como, en abril de 1955, apareció el primer Isetta alemán, una versión modificada del modelo italiano original.

El auto se hizo popular rápidamente y comenzó a exportarse a todo el mundo. Ismael Irarrázaval Rosas fue el chileno que puso sus ojos en este peculiar auto y fue su principal importador. Se calcula que entre 1958 y 1964 llegaron a Chile cerca de mil Isettas 300.

Llamaban la atención no solo por su reducido tamaño. También porque su única puerta de acceso era frontal, es decir, donde la mayoría de los autos llevan el motor. No solo eso: al abrirse, la puerta se llevaba consigo el manubrio, el que tenía además la palanca de cambio a su lado izquierdo. Debía estacionarse en forma perpendicular a la vereda, cuando el resto de los autos lo hacía en forma paralela, haciendo que los pasajeros descendieran directo a la vereda, algo que era especialmente incómodo para las mujeres, que debían evitar que sus vestidos dejaran ver más de lo conveniente. También lo era para los más altos que frecuentemente se pegaban cabezazos en el techo, a pesar de que la mayor parte de este era una lona removible. Su motor era de solo un cilindro, y constaba de una sola y gran pieza montada sobre el chasís. La BMW utilizaba el eslogan "por dentro más grande que por fuera", razonable para muchos, ya que a pesar de sus 1,18 m de ancho, entraban cómodamente, o eso se decía, dos adultos y un niño.
Desde su llegada a Chile se le apodó popularmente como "Huevito", pero no fue el único país que le dio un cariñoso sobrenombre: en Alemania se conocía como "Huevo con ruedas"; en Francia lo llamaban "Tarro de yogur", en Brasil, "Pelota de fútbol de camión", y en Argentina, "Ratón Alemán".

Lamentablemente para los seguidores de este modelo y tal como ocurrió con la mayoría de los autos creados en la posguerra, su vida tenía fecha de vencimiento. La producción se detuvo en 1962 debido a la mejoría del estándar de vida europeo. El mercado quería tener autos más grandes.

Sin embargo, no todos los "Huevitos" han ido a dar a los cementerios de autos. Sus fanáticos en Chile y afuera se encargan no solo de mantener vivo su recuerdo, sino que, con cierto orgullo, comentan que el famoso "city car" de hoy no es un invento tan nuevo.

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