Los caminos que valen la pena...‏

OSCAR CONTARDO, DIARIO LA TERCER, DOMINGO 1 DE DICIEMBRE DE 2013HTTP://VOCES.LATERCERA.COM/2013/12/01/OSCAR-CONTARDO/DICIEMBRE-CAPITAL/Banksy-NYC-2013

Diciembre capital

Un poco de pop, otro poco de arte y mucho de publicidad. El paso del artista callejero británico Banksy por Nueva York durante octubre alcanzó la categoría de fenómeno de curiosas dimensiones. En su figura incógnita refugiada en un seudónimo que es casi una marca, se mezcla mucho del hambre publicitaria de Dalí -quien por dinero hasta actuó en anuncios de antiácidos- con ese aire contracultural encapuchado de figuras como el subcomandante Marcos o el Zorro. Todo eso, alcance mayor realce vertido en las calles de una ciudad que es la cuna del arte callejero, una que en lugar de buscar el resplandor creativo en los monumentos o grandes piezas lustrosas, se vuelca a rastrear la huella de alguna pintura o instalación que atestiguara el paso del grafitero británico en modestos muros.
Sobre la estadía de Banksy en Nueva York, el revuelo provocado y las decenas de notas periodísticas escritas sobre él y sus obras, se puede hacer una lectura de dos aspectos: del estado del arte contemporáneo tensionado por los recursos publicitarios y las burbujas especulativas que revientan sólo para volver a crecer, y de la relación de los habitantes de la ciudad y el arte. Ya no se trata de piezas que se encargan y se inauguran; tampoco de obras con rango monumental o celebratorio. Hay en lugar de eso un desdén por lo oficial y un atractivo por lo efímero que concite la atención.
Compartir el momento y la obra entre vecinos de una misma ciudad, registrarlo en sus propios artilugios -smartphones, tablets- y difundir la experiencia de haber sido testigo de una obra por las redes sociales, es la forma en que hoy se extiende la acción del artista, así como los círculos concéntricos de una piedra rebotando en agua quieta de una laguna. Un momento sutilmente efímero.
En Santiago se acaba de inaugurar la segunda versión del festival “Hecho en Casa” que explora el mismo fenómeno que provoca Banksy. Echando mano de la tradición callejera local encarnada en artistas como Alejandro “Mono” González y el colectivo Nueva Gráfica Chilena, se ha intervenido una ciudad que de un tiempo a esta parte despierta en primavera para volcarse a la calle.
Si en épocas pretéritas la máxima experiencia callejera comunitaria en diciembre era hacer la cola del banco para depositar dinero para la Teletón, el cambio de siglo mutó la costumbre y sobre todo en la capital. Desde 2000 en adelante ésta empieza a estrenar en verano un calendario a cielo abierto que se inaugura en diciembre afiebrado por el consumo de las fiestas y que finaliza aletargado con la ciudad desocupada y amable de febrero.
En ese escenario es que han surgido hitos tan disímiles como la performance conocida como la Casa de Vidrio, la inquietante convocatoria de la Muñeca Gigante y un desfile de globos gigantes auspiciado por una multitienda y copiado del Thanksgiving Parade de Nueva York. “Hecho en casa” apuesta, sin embargo, por algo más reducido, más íntimo, y la posibilidad de una reflexión que sobrepase el mero golpe de efecto.
La primera intervención de este año fue algo sencillo en apariencia: un paso de cebra con motivos de la simbología mapuche. El artista encargado fue el canadiense Peter Gibson, quien usa el nombre de Roadsworth un juego de palabras con doble significación: es la contracción entre Road (camino) y Wordsworth el apellido del poeta romántico inglés. El resultado es una palabra que el artista resume como poesía callejera, pero que también podría significar algo así como “los caminos que valen la pena”. Una invitación a salir y mirar la ciudad con un nuevo ánimo bajo el sol de un mes intenso que no se agota en los adornos navideños y su nostalgia de un invierno lejano con nieve de plumavit y escarcha de celofán.

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