No hay peor sordo que el que no quiere entender‏


Diario El Mercurio, Viernes 29 de noviembre de 2013

Análisis del programa de Bachelet

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Señor Director:

Las reacciones a la publicación en “El Mercurio” de extractos de un análisis más extenso del programa de gobierno de Michelle Bachelet que realicé recientemente en una reunión privada, muestran al menos dos aspectos muy negativos de nuestro país: uno, que la comprensión lectora es efectivamente muy deficiente, incluso entre nuestros representantes en el parlamento. La frase “el programa de Michelle Bachelet es el primer escalón en la construcción del socialismo”, como les debería haber quedado claro en una lectura atenta, es simplemente una cita de lo expresado hace unos días en un programa de televisión por la diputada electa de la Nueva Mayoría, Karol Cariola. Llama la atención que cuando lo dice ella no produce efecto, pero si lo dice alguien ajeno a esa coalición es “campaña del terror”.

El segundo rasgo muy empobrecedor de cualquier debate o intercambio de ideas, es que el único recurso utilizado sea la descalificación personal de quien emite los juicios, en vez de rebatir los argumentos expresados. Así, se me acusa de “destemplada”, de ser víctima de “mis propios fantasmas”, de “incitar al terror”, de ignorar el fin de la Guerra Fría, etcétera. Mucho más democrática y republicana habría sido una respuesta a los argumentos expresados.

La verdad es que habiéndome dedicado una parte importante de mi vida al estudio de la historia de las ideas, no puedo sino concordar en lo más profundo con Isaiah Berlin, quien decía que las ideas tienen consecuencias y por ello, la primera, y más importante tarea de un intelectual es analizar en forma crítica las ideas y propuestas que circulan en la sociedad, porque de lo contrario alcanzan una magnitud incontrolable, avasallan, se transforman en eslóganes y pueden tener consecuencias muy indeseables. Es una lástima que, por ejercer este derecho, que es además una obligación, deba pagarse un costo tan penoso en términos de descalificaciones personales tan hirientes.

La verdad es que en toda esta discusión la única que ha sido realmente honesta es la propia Michelle Bachelet, quien no ha dejado de insistir que estamos frente al fin de un ciclo económico y político; que hay dos visiones de país en pugna; que la igualdad es el eje rector de su proyecto, y que su propósito no es replicar su gobierno anterior, sino llevar a cabo reformas estructurales radicales.

Lucía Santa Cruz

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