La renovación de fondo

Columna del día


Diario El Mercurio, Sábado 23 de noviembre de 2013

Diego Shalper: "Se requiere una renovación de verdad, de políticos que recuperen la sintonía con las mayorías de Chile y que promuevan la solidaridad como principio rector..."

Lo que ocurrió el domingo pasado no puede considerarse solo como una consecuencia de la imagen y popularidad de la candidata Bachelet. ¿Cómo podría concluirse eso, cuando la Nueva Mayoría obtuvo una votación mayor (47,73%) que la de ella (46,67%)? ¿No se supone que debía ser al revés? La realidad exige una autocrítica realmente valiente y profunda, lejos de excusas como el “efecto Bachelet”.

Para eso, hay fenómenos de la realidad que debemos revisar con atención. Por una parte, este Gobierno, que ha hecho de la técnica apolítica su relato, paradójicamente entregará un país mucho más politizado que el que recibió. Por otra, hoy la ciudadanía —en buena hora— se siente más convocada a movilizarse, exigir sus derechos y a expresar su opinión. Y parte del fracaso de la centroderecha tiene que ver con no haberse hecho parte de ese proceso, lo cual se ha traducido en que las consignas predominantes de los llamados “movimientos sociales”, se hayan teñido de posturas del lado izquierdo del espectro. Ahora: ¿cómo podría haberlo hecho, si ha descuidado su presencia en el tejido ciudadano (sindicatos, gremios, centros de estudiantes, juntas de vecinos, etc.), lo cual le merma considerablemente su credibilidad? ¿Cómo poder hacerle peso a esa fuerza ideológica, si la ocupación e inversión por las ideas era simplemente insignificante?

Luego, debemos prestar atención a la gran cantidad de personas que no votó. Esto, sumado al rechazo que reciben los partidos políticos en todas las encuestas, nos habla de una disociación entre la agenda política y las temáticas cotidianas de una enorme mayoría de personas. ¿Cuánta tinta se gastó en el debate de la Asamblea Constituyente para un resultado tan bajo como el de la campaña “Marca tu Voto”? ¿Cuánto nos invitan a tener un tono más “liberal” para captar a un “votante de centro”, el cual contradictoriamente no se debate en su día a día ni sobre el aborto, ni sobre la legalización de la droga? ¿Tendrá algo de razón Manuel José Ossandón cuando critica la distancia de los discursos respecto de los anhelos de ese 80% de compatriotas que viven con menos de $300 mil pesos al mes? Da la impresión de que es preciso hablar menos de “empleos” y más de dignidad del trabajo; menos de ser un país desarrollado y más de ir en apoyo de aquellos que —en sus precarias condiciones— sienten que la libertad es un cuento ajeno; menos de la OCDE y más de otras siglas como el Sapu (Servicio de Atención Primaria de Urgencia), la SEP (Subvención Escolar Preferencial), el Serviu (Servicios de Vivienda y Urbanización), la FPS (Ficha de Protección Social) y el PRL (Programa de Reinserción Laboral).

En síntesis, da la impresión de que los desafíos de cara al futuro tienen que ver con hacerse parte de los movimientos sociales no como analistas, sino como protagonistas, empatizando con las realidades de esas mayorías y ofreciendo nuevas ideas que superen la disputa anacrónica entre Estado y Mercado. Es preciso incorporarse a las organizaciones intermedias, sin aires de superioridad ni con un cúmulo de soluciones “iluminadas”, sino con el oído abierto para escuchar y con ganas de trabajar en comunidad. Se requiere una renovación de verdad, de políticos que recuperen la sintonía con las mayorías de Chile y que promuevan la solidaridad como principio rector, invitando a que la ciudadanía sea no solo reclamos por más derechos, sino más bien un compromiso de todos por el bien común.

Las nuevas generaciones no están marcadas ni por la disputa ideológica de los setenta, ni por ese influjo “liberal” de los noventa, relativo a una búsqueda de autonomía que no se tuvo en la juventud; sino por trabajos voluntarios, por campañas ambientales y por afanes emprendedores. Es decir, por un compromiso social consciente y proactivo, hijo de nuestros tiempos, que podrá aportar claves potentes para el relato de fondo que se necesita. Ojalá esa renovación —la de fondo— no encuentre los tapones de otras generaciones. Y si los encuentra, que su potencia sea capaz de sobreponerse a ellos.

Diego Shalper

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