Rolf Luders: Hablar de una nueva derecha -en los términos que se han planteado- me parece un grave error conceptual y político.‏


MIRADA DE ECONOMISTA

Blog de Rolf Luders, economista




DIARIO LA TERCERA,VIERNES 11 DE OCTUBRE DE 2013
La derecha chilena

En el mes de septiembre se revivió en los medios de comunicación la crisis de 1973 con una intensidad desconocida. Quedó en evidencia la incapacidad de los representantes políticos de izquierda y de derecha para resolver, en el marco democrático, un conflicto que condujo a una violencia que hoy todos lamentan y no desean se vuelva a repetir. Pero -sin que ocurriera algo similar en la izquierda- también reflotó la noción de una nueva derecha, desasociada de los actores involucrados en ese conflicto y sus consecuencias.
Los conceptos de derecha e izquierda  política son relativos y surgen en la época de la revolución francesa, en que los ciudadanos de derecha deseaban preservar los poderes absolutos del rey y los de izquierda los querían limitar.
En democracia y bajo regímenes electorales mayoritarios, los partidos políticos se ven inducidos a atraer al mismo votante mediano y por lo tanto, a proponer políticas similares. Es decir, la derecha de la izquierda tenderá a tener preferencias similares a la izquierda de la derecha. Esto será así, sin perjuicio de que los partidarios medianos de una y otra agrupación tengan características bien diferenciadas.
En Chile, la izquierda y la derecha han sido históricamente partidarias de la democracia y pueden estar orgullosas de ello. Chile es y ha sido reconocidamente uno de los países en desarrollo más democráticos, a pesar de que el socialismo llegó brevemente al poder por primera vez en 1932, como consecuencia de un Golpe de Estado y transitó hacia el totalitarismo a comienzos de los 70. Similarmente, sectores mayoritarios de la derecha y de la Democracia Cristiana apoyaron el Golpe de Estado de 1973. Lo hicieron precisamente para evitar que una minoría violentista hiciera caer al país en el totalitarismo.
En Chile, la izquierda y la derecha se distinguen por otras materias. En el presente lo hacen por la posición de una y otra frente a temas como la familia, el aborto, las drogas, etc., en que la derecha es más conservadora. No obstante, la diferencia más palpable entre ambas posiciones políticas se encuentra en la forma en que una y otra encaran el problema de la desigualdad económica y social, y es el reflejo de sus respectivas posiciones frente a la libertad individual y la igualdad.
La derecha chilena siempre ha privilegiado la libertad individual, prefiriendo políticas de libre mercado y la injerencia limitada del Estado. A pesar de ello -considerando nuestra realidad-, la derecha se ha mostrado partidaria de la igualación de oportunidades, por medio de un importante gasto social, enfocado en los sectores de menores ingresos y cuya entrega sea administrada por empresas privadas competitivas.
En resumen, Chile tiene una derecha cuyo contenido doctrinario ha evolucionado con el desarrollo del país,pero que definitivamente ha sido y es democrática, relativamente conservadora en materia de valores y que privilegia la libertad individual y la igualdad de oportunidades -bases del actual y exitoso sistema económico chileno-, por sobre la igualdad de resultados. En ese contexto, hablar de una nueva derecha -en los términos que se han planteado- me parece un grave error conceptual y político.

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