,Cartas
Diario El Mercurio, Domingo 29 de septiembre de 2013
Píldora del día después
Señor Director:
Uno de los grandes avances de la medicina moderna para evaluar los efectos de un fármaco han sido los estudios clínicos controlados aleatorios (ECA), con asignación al azar de los individuos a los grupos de estudio. Éstos consisten en que una población con un determinado problema se distribuye aleatoriamente en dos o más grupos para evaluar la utilidad de un nuevo fármaco, sometiendo a éstos a distintas intervenciones.
Cuando no hay un tratamiento probado, se compara el nuevo fármaco con un placebo. Esto es, los dos grupos reciben un comprimido indiferenciado en su aspecto, pero diferente en cuanto uno tiene el componente que se quiere evaluar y el otro no. Con esto se evita el componente psicológico denominado efecto placebo. La condición fundamental para la validez de los ensayos clínicos controlados es que los grupos estudiados sean similares en todo, excepto en la intervención en estudio, lo que se obtiene con la asignación al azar o aleatoria de los sujetos a los dos grupos de estudio.
En el caso de los estudios que evalúan la efectividad de la Píldora del día después (PDD), nunca se han efectuado ECA con placebo para precisar su efectividad en disminuir la probabilidad de embarazos. Esto es especialmente relevante para evaluar su efecto cuando es ingerida en los días de la ovulación o después para sacar conclusiones respecto de su efecto sobre la implantación. Estos análisis han usado como grupo comparativo un estudio histórico realizado con mujeres de características muy diferentes a las que buscan tomar la PDD para evitar el embarazo. Es cierto que los resultados de estos estudios muestran que el efecto antiimplantatorio era muy escaso o nulo; sin embargo, al no ser ECA queda un grado de incertidumbre que debe ser claramente señalado.
Por las razones planteadas, la aseveración apodíctica formulada por el Dr. Horacio Croxatto, en carta reciente a este diario, de que en el caso de la PDD “la ciencia ha demostrado más allá de toda duda que no es abortiva”, no se condice con las exigencias que la evidencia científica requiere.
Distinto es el caso de los estudios que han evaluado el efecto de la distribución facilitada o anticipada de la PDD a nivel de población con el objetivo de evaluar si ésta disminuye las tasas de abortos y embarazos. Aquí todos los estudios, varios de los cuales son ECA, han demostrado que el efecto es nulo.
La realidad del aborto y del embarazo de adolescentes debe abordarse en forma más integral y humana. Estudios nacionales e internacionales han demostrado la importancia de incluir a la familia en toda política pública sobre este tema, por el rol clave que juega en su prevención.
Dr. Patricio Ventura-Juncá
Director Instituto de Bioética Universidad Finis Terrae
Uno de los grandes avances de la medicina moderna para evaluar los efectos de un fármaco han sido los estudios clínicos controlados aleatorios (ECA), con asignación al azar de los individuos a los grupos de estudio. Éstos consisten en que una población con un determinado problema se distribuye aleatoriamente en dos o más grupos para evaluar la utilidad de un nuevo fármaco, sometiendo a éstos a distintas intervenciones.
Cuando no hay un tratamiento probado, se compara el nuevo fármaco con un placebo. Esto es, los dos grupos reciben un comprimido indiferenciado en su aspecto, pero diferente en cuanto uno tiene el componente que se quiere evaluar y el otro no. Con esto se evita el componente psicológico denominado efecto placebo. La condición fundamental para la validez de los ensayos clínicos controlados es que los grupos estudiados sean similares en todo, excepto en la intervención en estudio, lo que se obtiene con la asignación al azar o aleatoria de los sujetos a los dos grupos de estudio.
En el caso de los estudios que evalúan la efectividad de la Píldora del día después (PDD), nunca se han efectuado ECA con placebo para precisar su efectividad en disminuir la probabilidad de embarazos. Esto es especialmente relevante para evaluar su efecto cuando es ingerida en los días de la ovulación o después para sacar conclusiones respecto de su efecto sobre la implantación. Estos análisis han usado como grupo comparativo un estudio histórico realizado con mujeres de características muy diferentes a las que buscan tomar la PDD para evitar el embarazo. Es cierto que los resultados de estos estudios muestran que el efecto antiimplantatorio era muy escaso o nulo; sin embargo, al no ser ECA queda un grado de incertidumbre que debe ser claramente señalado.
Por las razones planteadas, la aseveración apodíctica formulada por el Dr. Horacio Croxatto, en carta reciente a este diario, de que en el caso de la PDD “la ciencia ha demostrado más allá de toda duda que no es abortiva”, no se condice con las exigencias que la evidencia científica requiere.
Distinto es el caso de los estudios que han evaluado el efecto de la distribución facilitada o anticipada de la PDD a nivel de población con el objetivo de evaluar si ésta disminuye las tasas de abortos y embarazos. Aquí todos los estudios, varios de los cuales son ECA, han demostrado que el efecto es nulo.
La realidad del aborto y del embarazo de adolescentes debe abordarse en forma más integral y humana. Estudios nacionales e internacionales han demostrado la importancia de incluir a la familia en toda política pública sobre este tema, por el rol clave que juega en su prevención.
Dr. Patricio Ventura-Juncá
Director Instituto de Bioética Universidad Finis Terrae
No hay comentarios:
Publicar un comentario
COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS