"Al tratarse de posturas políticas, es reacio a participar, 'no está ni ahí'. En su horizonte mental no gravita la ética de los deberes, ni procede según las normas de corrección. Hace lo que le acomoda o es válido según su cambiante parecer..."
"Posmo" es el diminutivo de "posmoderno". Se ha designado así -descriptiva o peyorativamente- a quien se identifica con las expresiones propias de la "posmodernidad" o a quien actúa motivado por ellas. La posmodernidad comenzó en las últimas décadas del siglo XX y en ella estaríamos sumidos. Surgió como contrapunto de la modernidad. Aquella época maciza que se desplegó desde hace 300 años, a partir de teorías formuladas por decenas de pensadores. Se fundó en la certeza de la razón humana para conocer la verdad por medio de métodos estrictos, a través de razonamientos "sólidos". El hombre moderno pudo organizar la sociedad, el mundo, el universo, el saber especulativo, técnico y científico, alcanzar un orden civilizatorio. Se ilusionó con superar el presente confiando en su potencial intelectual. Creyó en el progreso indefinido.
Contrariamente, la posmodernidad no se basa en ninguna doctrina filosófica y es difícil definirla. Se dice que es una "atmósfera", una etapa, un estado mental o del alma, en cuanto inspira o impulsa a actuar de algún modo. Es una reacción desencantada de la modernidad y sus proclamados ideales, los que habrían concluido en la serie de horrorosos acontecimientos que experimentó el siglo XX. El posmoderno, en consecuencia, contradice su contenido, pero sin planteamientos "firmes". Hay quienes la llaman, por eso, "modernidad líquida".
Los estudiosos señalan que al "posmo" no le interesa comprender la realidad y su sentido, negando su valor intrínseco. Sostiene que ni la ciencia ni la moral dan cuenta exacta de ella, porque se basan en principios fijos. Prefiere conformarse con visiones superficiales y solo parciales, percibidas mediante sus sentidos. No existen para él argumentos únicos, universales, convicciones fundamentales provenientes de la cultura cristiano-occidental, desde el punto de vista religioso y ético. Actúa conforme a cada caso, guiado generalmente por el buen sentido, por lo más común o lo que arrojan las encuestas. Niega exista una verdad sobre cualquier asunto, sino tantas como "miradas" individuales se expresen, porque la verdad es relativa y personal.
Al tratarse de posturas políticas, es reacio a participar, "no está ni ahí". En su horizonte mental no gravita la ética de los deberes, ni procede según las normas de corrección. Hace lo que le acomoda o es válido según su cambiante parecer. De ahí que su conducta sea ambigua, ajustándose según el problema, según la situación, según el agrado. La expresión "todo vale" lo caracterizaría, según los entendidos, o "vive y deja vivir". La satisfacción o realización del "Yo" está por sobre todo. En el "posmo" predomina la ética de los derechos en su más amplia gama, extremándola, como sabemos, al derecho a manejar el propio cuerpo.
Son algunos rasgos de una multiplicidad, presentes transversalmente entre jóvenes y adultos. Hoy abundan en países avanzados y pareciera son cada vez más corrientes entre nosotros, aunque en diferente grado e intensidad según el ámbito. Las manifestaciones son variadas. Un botón: ¿ha notado que los partidos políticos han "licuado" las doctrinas que les dieron vida? ¿Que no se habla de militancia, sino de "sensibilidad" por una "tendencia" política? ¿Y el que se busque respuestas existenciales en un espectro amplio de religiones o prácticas esotéricas? ¿Ha constatado que son cada vez más los jóvenes que se resisten a ser adultos, formar familia y desarrollar un proyecto de vida convencional? ¿Sabe que la sexualidad, según sostienen, no es biológica, sino una condición cultural, que puede ser hétero, homo, bi, poli o más, acorde con la "orientación" que se quiera?, etcétera. Vuelvo a preguntar: ¿es usted "posmo"?
Contrariamente, la posmodernidad no se basa en ninguna doctrina filosófica y es difícil definirla. Se dice que es una "atmósfera", una etapa, un estado mental o del alma, en cuanto inspira o impulsa a actuar de algún modo. Es una reacción desencantada de la modernidad y sus proclamados ideales, los que habrían concluido en la serie de horrorosos acontecimientos que experimentó el siglo XX. El posmoderno, en consecuencia, contradice su contenido, pero sin planteamientos "firmes". Hay quienes la llaman, por eso, "modernidad líquida".
Los estudiosos señalan que al "posmo" no le interesa comprender la realidad y su sentido, negando su valor intrínseco. Sostiene que ni la ciencia ni la moral dan cuenta exacta de ella, porque se basan en principios fijos. Prefiere conformarse con visiones superficiales y solo parciales, percibidas mediante sus sentidos. No existen para él argumentos únicos, universales, convicciones fundamentales provenientes de la cultura cristiano-occidental, desde el punto de vista religioso y ético. Actúa conforme a cada caso, guiado generalmente por el buen sentido, por lo más común o lo que arrojan las encuestas. Niega exista una verdad sobre cualquier asunto, sino tantas como "miradas" individuales se expresen, porque la verdad es relativa y personal.
Al tratarse de posturas políticas, es reacio a participar, "no está ni ahí". En su horizonte mental no gravita la ética de los deberes, ni procede según las normas de corrección. Hace lo que le acomoda o es válido según su cambiante parecer. De ahí que su conducta sea ambigua, ajustándose según el problema, según la situación, según el agrado. La expresión "todo vale" lo caracterizaría, según los entendidos, o "vive y deja vivir". La satisfacción o realización del "Yo" está por sobre todo. En el "posmo" predomina la ética de los derechos en su más amplia gama, extremándola, como sabemos, al derecho a manejar el propio cuerpo.
Son algunos rasgos de una multiplicidad, presentes transversalmente entre jóvenes y adultos. Hoy abundan en países avanzados y pareciera son cada vez más corrientes entre nosotros, aunque en diferente grado e intensidad según el ámbito. Las manifestaciones son variadas. Un botón: ¿ha notado que los partidos políticos han "licuado" las doctrinas que les dieron vida? ¿Que no se habla de militancia, sino de "sensibilidad" por una "tendencia" política? ¿Y el que se busque respuestas existenciales en un espectro amplio de religiones o prácticas esotéricas? ¿Ha constatado que son cada vez más los jóvenes que se resisten a ser adultos, formar familia y desarrollar un proyecto de vida convencional? ¿Sabe que la sexualidad, según sostienen, no es biológica, sino una condición cultural, que puede ser hétero, homo, bi, poli o más, acorde con la "orientación" que se quiera?, etcétera. Vuelvo a preguntar: ¿es usted "posmo"?
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