Se me aparecen los amigos desaparecidos...‏

...en un sueño en mitad de la noche
que parece un llamado a la vigilia.

Vislumbro a lo lejos un lugar muy animado:

En torno a una mesa
se encuentran reunidos conversando:
Tito Contreras, Popeye Edwards, Andrés Elton
junto al Guatón Johnson el Flaco Mardones, ...

Con un grupo así, 
pareciera que la cosa 
está armada para siempre...

Pero no. 

Como si fuesen necesario refuerzos
aparecen con una gran sonrisa 
el Negro Pizarro y Lucho Barrios,  
acompañados de otra dupla notable: 
el Potro Fernández y Chirulo Rioseco.
 
Más atrás, algo 
le está comentando 
Pinocho a Ricky Villaseca 
quien lo mira tras sus anteojos 
con una sonrisa irónica 
y un cierto aire de perplejidad.

Finalmente se incorporan 
entusiastas a la conversa 
Juan Pablo Etcheberry, 
el Quique Lira Matte y Jaime Vial.

De repente, llega Rogelio Tapia...

Recuerdo la última
conversa que tuve
con él, primera mitad
de la década del setenta
cuando nos encontramos
en el centro en la galería Imperio.

Ahora se me caen las lágrimas
cuando lo diviso aparecer nuevamente
después de todo lo ocurrido...

Pero no se ha completado el lote:
Lucho Ruiz con Poblete y Toño Salamé; 
José Miguel García viene con Juan Carlos Herrera;
a los que se agregan para completar el festejo:
el chico Fuentes,  Arturo Mackenna, 
Méndez y Gregorio Amunátegui...

¡Qué emocionante verlos nuevamente!
Pero ellos no me ven ni me escuchan.

Los contemplo 
casi con envidia,
de no poder estar con
estos queridos amigos,
absolutamente inolvidables
y tan entrañables.

El Bavaria, el Club de Polo, el Colegio
o cualquier Viña se querría tener
a un grupo así, como no hay otro.

Pero aún hay patria ciudadanos:
tenemos al Negrito y su grupo de fieles.
La simpatía de un Chico Sanz,
o de Pedrito Hurtado... 
y las personalidades
únicas y admirables de cada uno
que conforman esta patria chica
el corazón mismo y la estrella oculta
de nuestra bandera...

Me pongo a orar 
por estos amigos,
y sobre todo por nosotros
para que algún día, 
más allá del tiempo
nos encontremos, 
después de una estadía purificadora
para algunos de nosotros, 
en torno a una mesa 
que nos congregue a todos
en el banquete celestial..

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