Hallan restos de ocupación humana en sector más árido del Desierto de Atacama‏



América del Sur fue el último continente 
en ser colonizado por los humanos modernos 
desde que emigraron de África hace más de 70 mil  años. 

Existe controversia acerca de las condiciones ambientales 
que permitieron los primeros asentamientos en América del Sur, 
debido a las pocas descripciones robustas de sitios arqueológicos. 

Un estudio recientemente publicado 
en la revista Quaternary Science Reviews, 
bajo el título de “Late Pleistocene human occupation 
of the hyperarid core in the Atacama Desert, northern Chile”, 
muestra que algunos de los primeros sudamericanos 
(los que vinieron a América del Sur hace 14-13.000 años) 
ocuparon un número diverso de hábitats 
cuando llegaron al continente, incluso aquellos 
considerados “extremos” por sus características climáticas.

Este estudio interdisciplinario, liderado 
por los doctores Calogero Santoro de la Universidad de Tarapacá 
y Claudio Latorre de la (Universidad Católica de Chile, 
muestra que el Desierto de Atacama, 
ambiente extremo que suponía una barrera al asentamiento, 
fue un núcleo de poblamiento temprano en Sudamérica.

El sitio de estudio, Quebrada Maní, 

se encuentra en el núcleo más árido del desierto, 
donde las precipitaciones actualmente son casi nulas. 

Estudio interdisciplinario 
entre paleoecólogos, arqueólogos, geólogos y geógrafos, 
reportó asentamiento humano de 12.790 años 
en norte de Chile en Quebrada Maní.

Sin embargo, parte de los hallazgos paleoclimáticos 
muestran que a finales del Pleistoceno, 
el clima regional era mucho más húmedo, 
lo que generaba grandes humedales 
y corredores ribereños en pleno desierto.

El hallazgo de más de 1000 piezas 
consistentes en proyectiles, cuchillos, estólicas, 
conchas marinas, pedazos de maderas, plantas, 
todas datadas entre 12.800 y 11.700 años de antigüedad 
permiten inferir cómo habrían sido las condiciones de vida 
de la gente de El Maní. 

Los restos permiten suponer que la gente del Maní 

eran cazadores recolectores, agrupados en pequeñas familias. 

“Eran personas que se desplazaban de mar a cordillera 
o tenían intercambio con otros humanos de esos lugares” 
afirma el doctor Latorre.

Los "manicenses" habrían abandonado el lugar por cambios climáticos. 


“El humedal y los ríos que corrían por el sector 
se secaron producto de la falta de lluvias 
en la cordillera de los Andes y Sierra Moreno. 

Eso hizo que la napa freática 
(una reservorio de agua subterránea) 
bajara de manera abrupta 
y los oasis desaparecieran”, afirma Latorre.

El asentamiento de Quebrada Maní 
apoya la tesis de que el poblamiento de Sudamérica 
se produjo de norte a sur, por el lado occidental 
de la cordillera de los Andes. 

En la misma dirección 
se han encontrado sitios 
en el norte de Perú, Colombia y Ecuador, 
con edades similares y superiores. 

Pero Monte Verde, en la Región de Los Lagos, 
sigue siendo el asentamiento 
más antiguo de América, con 14.420 años. 

Los autores afirman 
que si los primeros habitantes 
se movieron por la vertiente occidental hacia el sur, 
el desierto de Atacama debería tener 
evidencia anterior a Monte Verde. 

Sumado a  esto, el Desierto de Atacama 
es un ambiente que preserva muy bien 
los restos arqueológicos y paleoecológicos.

“Esta zona tiene un vasto potencial aún por explorar. 

De hecho, en toda la zona 
del sector sur de la Pampa del Tamarugal 
abundaron ecosistemas ribereños 
durante el Pleistoceno tardío 
que tienen potencial de albergar 
sitios arqueológicos tempranos. 

Estos ecosistemas existieron en la zona 
entre 17.000 a 14.000 años atrás, 
y si hay sitios tempranos, 
seguro que los encontraremos”, 
afirmó el doctor Latorre.
 
     

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